Zander todavía se encontraba en el pequeño palacio del príncipe Drystan. Después de su arranque de ira, él se apartó del resto saliendo del palacio, sentándose en la mecedora donde le gustaba estar Esther mientras se dedicaba a tejer todo el guardarropas de su hijo Arthur. El rey estaba en completo silencio, solo estaba sentado ahí con su rostro serio y su mirada pensativa; dando a entender que él estaba planeando su próximo movimiento. Drystan conocía mejor que nadie cuando Zander se encontraba así: extrañamente callado y con una actitud distante. Eso significaba que él se encontraba más furioso que nunca, y por muy paradójico que fuera, esos eran los momentos cuando se veía más tranquilo. En el salón principal, lord Calen se encontraba devastado. Se sentía engañado, burlado, esa mujer le
