Episodio 1. La trampa del rey del norte

1670 Words
—Regresemos al castillo, llévenla en una carreta y cúbranla para que nadie la pueda ver ¡Apresúrense! —ordena el rey con voz de mando. Sus guardias no se hacen esperar, llevando a la joven a rastras rumbo a una carreta, la suben con violencia y luego le colocan una manta encima para ocultarla. —Debemos irnos cuanto antes, el rey Zander llegará a la zona acordada en menos de dos días —agrega el rey Dorian mientras sale junto con su esposa y su hija para montarse en su pomposo carruaje. La princesa Hella ve como a la chica ya se la llevan en esa carreta como si fuese un equipaje. Por un instante ella siente una pizca de pena, porque lo que le esperaba a esa joven humana sería horrible, ya que el hombre con quien la casarían sin dudarlo la haría trizas, pero a final de cuentas eso no importaba porque la vida de ella no tenía ningún tipo de valor si la comparaban con la suya. «De todas formas, ibas a morir en manos de mi gente, no hará mucha diferencia que mueras en manos de lobos salvajes» piensa Hella montándose en el carruaje para ir al castillo. El rey había escogido a Esther porque la encontró perfecta ante sus ojos: su piel era pálida como porcelana, sus ojos verdes, su cabello rojizo, contextura delgada y de baja estatura, era la mujer ideal porque era el polo puesto de su hija, Hella. La princesa de los vampiros de ese reino tenía el cabello oscuro como el abenuz, sus ojos negros como la noche eran tan enigmáticos como su personalidad; su contextura era curvilínea, y su piel era pálida porque como todos los de su especie, los rayos del sol eran su peor enemigo. Es por ese motivo, que el rey Dorian quería encontrar una humana que no tuviera ningún tipo de semejanza con su hija, para no tener ni siquiera que imaginarse que le entregaría una “copia” a esa bestia llamada: Zander de Orson, actual rey del reino sureño de Gavril. Horas mas tarde, cuando llegaron al castillo, llevaron a Esther a otro calabozo en lo mas profundo de aquella fortaleza. A la chica la tiraron ahí, y fue en ese instante que ella comenzó a llorar porque todavía nadie le explicaba que era lo que ocurría. —¿El rey Zander? Tengo entendido que ese es el nombre del rey de los licántropos del sur —murmura Esther acercándose a los barrotes de su celda, para preguntarle eso al guardia que la custodiaba. —Estas en lo correcto, humana. —¿Qué tengo que ver con ese hombre lobo, señor guardia?, escuché a su majestad, el rey Dorian hablar sobre que me llevarían con él—pregunta Esther con un evidente tono de voz preocupado. El guardia lo que hace es sonreír acercándose a ella, solamente para meter su mano en la celda y así empujarla hacia el suelo lleno de paja. —Ya luego lo sabrás, ahora guarda silencio que no quiero escuchar tu vocecita estúpida —dice el guardia pensando que, si esa chica no fuese el “sacrificio” de los reyes, se chuparía toda su sangre sin dejar una sola gota, porque lucía muy apetitosa. En ese mundo existían un total de cuatro reinos: el reino de Gavril, estaba ubicado en el sur, el reino de Kaan, se encontraba en el este. Estos dos reinos les pertenecían a los licántropos, tanto el sureste como el noroeste de dichos reinos, eran dominados por hombres lobo tan salvajes, que los vampiros los consideraban animales con cuerpos humanos. Los licántropos eran enormes en estatura, todos medían mas de dos metros, con cuerpos robustos y fornidos, por el contrario de los vampiros, que contaban con anatomías estilizadas parecidas a las de los humanos, sin embargo, ellos se consideraban físicamente más hermosos; el vampiro más alto podía medir un metro noventa de estatura al igual que sus mujeres. A dichos seres les pertenecía el norte liderado por el reino de Alistair, y el oeste por el reino de Vitra. Entonces bien, los cuatro reinos habían estado en guerras durante siglos, sin embargo, el rey Dorian del reino Alistair del norte, deseaba ponerle fin a esa guerra con su eterno enemigo: el reino del sur Gavril, es por ese motivo que él decidió hacer una tregua con el rey actual entregándole a su hija en matrimonio. Ese tipo de trato uniría supuestamente ambos reinos de forma superficial dando cese a la guerra. No obstante, todo era una trampa. La realidad era que el reino del norte ya estaba prácticamente desecho, los nobles vampiros del reino de Alistair se habían dado al exilio, y ahora todos estaban reunidos en el reino del oeste, que era el lugar donde el rey y la reina del norte huirían luego del trato, ya que lo único que ellos deseaban, era salvar sus vidas y parte de sus riquezas que se llevarían consigo después que aquel fraude se hiciera efecto. En pocas palabras, ese matrimonio, aquella supuesta tregua, solo fue un intento desesperado de la familia real para poder huir sanos y salvos al oeste, y si contaban con suerte, conseguirían ayuda en el reino de Vitra porque el rey Zander de Gavril, ya tenía la victoria asegurada por haber ganado tantas guerras al reino de Alistair; lo único que le faltaba era entrar al castillo y matarlos a todos para apoderarse del norte, era cuestión de tiempo, no obstante el rey Dorian no lo iba a permitir. A la mañana siguiente: El chillido que hizo la reja de su celda abriéndose despertaron a Esther quien ahora abría sus ojos lentamente. Sin nada de ánimos, la chica se levantó del rincón donde dormía viendo con asombro como en su celda se encontraba la princesa Hella, y otra anciana que lo más seguro también era una vampira. —Es ella… —dice la princesa señalando con desdén a Esther. La anciana se acerca a la pelirroja inspeccionándola mientras dibujaba una sonrisa en sus delgados labios. Con desagrado, Esther veía como los dientes de esa mujer anciana estaban podridos, eran oscuros y su mal aliento parecido a animal muerto, lo podía sentir a metros de distancia, pero a pesar de eso ella guardaba silencio aguantando su respiración, sintiendo como esa anciana la tocaba con sus pálidas manos frías como si hubiese estado varios minutos tocando nieve. —Ya veo, así que es ella… el rey Zander quizás sospeche, su estatura es muy pequeña y su cuerpo está demasiado delgado, no parece una vampira. —No importa, ya mi padre y rey tiene pensada una cuartada perfecta: si él pregunta algo sobre su altura y peso, dirá que es una vampira especial que nació más frágil que el resto —explica la princesa Hella alternando su mirada entre Esther y la anciana. La chica al oír eso, hace una mueca en su rostro porque por lo que entendía, ¿Querían hacerla pasar por una vampira?, no podía ser cierto, pero, aunque deseaba preguntar, ella sabía que no podía porque estaba frente a la princesa del reino. —Escucha, muchacha, en tu rostro puedo ver que tienes muchas preguntas, te lo resumiré rápido: te casarás con el rey Zander del reino sureño de Gavril, tú serás nuestro boleto a la salvación, te entregaremos a ti, y luego huiremos al reino de Vitra. Ya todo está preparado —explica la princesa Hella sujetándole el mentón a Esther para que la mirara. —Pero, su majestad… cuando el rey Zander se entere que no soy una vampira… me matará —murmura Esther con una expresión de completo terror en su rostro. Hella sonríe a medias respondiéndole: —Tu muerte es irrelevante, sin embargo, para eso ella está aquí —deja en claro la princesa señalando a la anciana de terrible aspecto —, su nombre es Cora, y es la mejor bruja de este reino. Ella ya tiene todo preparado, te pondrá una ilusión para que el rey Zander crea que eres una vampira. La bruja no espera mucho tiempo, sacando de la manga de su ancha capa un collar hecho de plata que tenía como dije un cristal color violeta. La mujer se lo coloca en el cuello a Esther, y ella al instante puede sentir como su cuerpo de repente se siente mas pesado de lo normal. La debilidad en la pelirroja radicaba en que no había probado alimento ni bebida en más de veinticuatro horas, es por ese motivo que ella cae al suelo sintiéndose mareada. —Ya te acostumbrarás, el hechizo es fuerte. Con este collar ante los ojos del rey Zander tendrás la esencia de una vampira promedio, él te verá como luces actualmente, sin embargo, tu aroma de humana él no lo sentirá, porque será suplantado por el de un vampiro. Ahora levántate, no seas tonta —exclama la bruja sujetándole el brazo a la pelirroja con una fuerza que ella no se esperaba en una mujer mayor y encorvada. —¿Pero… tendré que beber sangre?, además, los colmillos… la fuerza, ¿Cómo podré fingir todo eso? —cuestiona Esther viendo con temor a la princesa Hella. —Eso ya dependerá de ti. Tendrás que fingir que bebes sangre, y con respecto a los colmillos y fuerza se cubrirá con la excusa que eres débil, ahora vámonos, tenemos que enseñarte lo básico… además darte un baño y conseguirte ropa de princesa, porque por el momento con esos harapos y todo ese lodo, no engañarás a nadie —explica la princesa Hella viendo a Esther de pies a cabeza. » ¡Guardias, llévenla a mis aposentos, y busquen a una costurera lo mas pronto posible! Debemos confeccionar varios vestidos en menos de veinticuatro horas ¡Apresúrense! —exclama Hella, al instante que dos guardias entran a la celda para llevarse a la pelirroja a rastras pensando que su futuro se veía cada vez mas oscuro conforme las horas pasaban.
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