Zander se confió demasiado por haberle dado la espalda a su hermano, puesto que él no esperó ni un segundo yendo con disimulo hacia la habitación donde la muchacha dormía. Sin demasiada prisa, y afán, el príncipe heredero caminaba rumbo a esa área donde había pocas habitaciones, ya que esa zona era exclusiva para los reyes. Entonces, cuando llegó se dio cuenta que la puerta no estaba sellada ya que con empujarla se abrió ante él. Drystan sonrió sin mostrar sus dientes entrando a la habitación, no sin antes verificar que nadie estuviera afuera para que pudiera ir con el “recado” de lo que veían al rey. Para su suerte, el lugar estaba desierto de sirvientes, nobles o doncellas, es por eso que él entró con lentitud viendo de reojos a la chica durmiendo en la cama, arropada hasta el cuello, si