En los aposentos del rey, la pareja continuó con lo que habían dejado por la mitad hace menos de un par de horas atrás. En ese instante, aunque Esther estaba muy cansada, la excitación que sentía no la dejaba pensar con claridad, ya que, el rey Zander la tenía acostada en la cama, con sus piernas alrededor de la cintura del alfa quien, de rodillas en la cama la penetraba con fervor moviéndose de adentro hacia afuera tan rápido, que Esther se movía al compás de las fuertes embestidas que estaba recibiendo del rey, el cual en ese momento tenía el completo control del acto carnal. El rey Zander estaba cara a cara a Esther, con su cuerpo unido al de ella mientras le estiraba los brazos a la pelirroja en ambos extremos de la cama, para que se le hiciera imposible moverse mientras él la penetra