Narrador omnisciente
Maia no podía dejar de ver lo cambiado que estaba Loky, el hombre de casi uno ochenta que a veces hacía ejercicio, que se la pasaba la mayor parte del tiempo drogado y encerrado en su casa, había desaparecido. Ahora era un hombre más fornido al que se le marcaba la ropa, tenía más tatuajes, su cabello llegaba por hombros, estaba jodidamente sexy.
Pero era Katherine que aunque estaba demasiado sorprendida por su cambio físico podía ver en sus ojos que no había cambiado, era el mismo de antes, estaba sólo en una oscuridad de la que nadie podía salvarlo. Samuel miraba a su prometida a cada tanto, y era la misma reacción, Katherine detallando a Loky con la mirada mientras todos lo abrazaban y le daban la bienvenida, hasta que fue su turno.
— Bienvenido a casa viejo – sonrió Samuel.
— Gracias – dijo con una pequeña sonrisa y entonces miró a Katherine.
Katrina pudo verlo, ese brillo que solo iba a tener cuando miraba a Katherine y que ni siquiera pudo ver cuando se casaron. Su azulada mirada brilló con intensidad al ver los ojos avellana de la morena. Samuel tampoco pasó por alto ese gesto por parte de Loky y de Katherine, a quien su pupila se le dilató cuando estuvo frente a él.
— Doctora Hyde – sonrió Loky mirándola. – Un gusto verla de nuevo.
— Señor Nygard – sonrió Katherine y esa sonrisa hizo que los ojos de Loky brillarán más. Ella solo sonrió y se acercó a darle un abrazo.
Sentían como sus cuerpos se reconocían, como sus corazones se sincronizaban, como si no hubieran pasado casi dos años. Loky fue el primer que se separó y la miró a los ojos antes de volver a lado de su esposa. Tomaron asiento en la gran mesa, Katrina estaba a su izquierda y Katherine a su derecha, trataba de no mirarla tanto pero parecía un imán atraído a ella.
— Cuéntanos dónde estuviste – dijo Raúl.
— California por seis meses, entrenamiento especializado con el FBI y Katri mejoró también ahí – dijo mirando a su esposa. – De ahí entré al SWAT como Teniente, ahí perfeccione el asesinar y cuando me dieron luz verde, asesiné a mi equipo y me fui a Italia.
— ¿Mataste a tu equipo? – dijo Samuel. – Vaya, eso no es tener corazón.
— En este trabajo no debes tener amor por nadie, solo te hace débil – dijo Loky mirándolo. – De hecho, asesiné a mi novia, estaba saliendo con alguien del SWAT y la mate sin pensarlo.
Katherine relamió sus labios y bajó la mirada, sí ese era el Loky que ella recordaba.
— ¿Liberaste el mercado de órganos? – dijo Katherine mirándolo. – ¿Es cierto?
— No solo el de órganos, la droga adulterada de los italianos estaba jodiendo muchos negocios, me llevó meses llegar a Marlene D’angelo pero lo hice y el resto fue pan comido.
— No excluyas nada – dijo Katrina. – Loky fue con el mejor bioquímico de Italia.
— No mames, conociste a Cáceres – dijo Elena creerlo.
— No solo lo conoció, fue su mejor alumno, estuvo día y noche con él y ahora sabe crear muchas armas químicas – dijo Katrina.
— No me gusta presumir – sonrió Loky. – Cuando tire abajo el negocio de Esposito, hice varias cosas y Katrina y yo nos fuimos a Grecia antes de abrirnos pasó aquí, pero su padre murió y tuvimos que acelerar algunas cosas, como casarnos, de hecho casi nos morimos ese día, Esposito envió sicarios a nuestra boda.
— Fue una boda inolvidable – sonrió Katrina. – Casi morir por italianos.
Katherine vio el anillo de bodas de Loky, sintió un vuelco en su estómago y cuando sintió el escozor de sus lágrimas fue por un trago.
— Hablemos de negocios, quieren los socios de D’angelo, yo conozco a la mayoría, de hecho está semana recibiré a una amiga y ella reunió a todos los demás – miró a Elena. – Hiciste buen trabajo, pero esto sigue pequeño, necesitamos más gente, tomare el mando al menos un tiempo.
— No hay problema.
— Raúl, te quiero a ti conmigo, necesito conectar con todos de nuevo y lo haremos desde hoy.
— Amor tienes que aclarar lo que verán pronto – dijo Katrina y a Katherine casi se le cae el vaso de las manos cuando vio que Loky sonrió cuando le dijo amor.
— Eso será para otra noche Katrina – dijo Loky. – Me gustaría quedarme pero tengo negocios que atender, Katrina les puede dar detalles de todo lo que hice, siempre estuvo a mi lado esa enana – se acercó y le dio un fugaz beso en los labios. – Raúl, tú y yo vamonos.
Katherine decidió salir, necesitaba aire y poder relajarse. Loky había vuelto y no era el mismo, le dolía demasiado ver que nunca había sido ella su amor en su vida, siempre había sido Katrina. Quería enfrentarlo, pero sabe que si lo hace se va a desmoronar ante sus pies y no quiere eso.
Escuchó que estaba saliendo así que se ocultó en la oscuridad y vio como se quitaba su anillo de bodas y lo aguardaba en su pantalón. Bueno, tal vez estaba equivocada, tal vez no solo era Katrina, vio como Raúl subía a la motocicleta con él y se iban del lugar.
— Está mal – susurró para ella.
Pero su corazón la estaba arrastrando, subió a su camioneta y se fue sin decirle a nadie, se fue a seguir el auto de Loky. Necesitaba verlo, necesitaba saber que ocultaba, necesitaba… no necesitaba nada, pero ella se convenció de que si necesitaba seguir a Loky.
Loky llegaba al lugar de la fiesta, le había explicado a Raúl cuál era su nuevo lugar de asentamiento y quería a su mejor amigo con él, aunque realmente era un chivo expiatorio, si algo pasaba no le importaba si moría o no. Elliot los recibió con gusto, los unió a su mesa, les dio la mejor droga y las mejores mujeres, Loky estaba fascinado con el lugar y no sentía ningún tipo de remordimiento teniendo a una rubia en sus piernas y una pelirroja a su lado.
Katherine había logrado colarse a dicha fiesta, se mezcló entre las personas y logró ver ese lugar exclusivo, pudo reconocer quienes eran las personas que estaban ahí, pues las había visto en televisión. Políticos y Loky estaba con ellos, actuando como si fueran sus amigos, pero lo que le hirvió la sangre es verlo con mujeres, no le importo Katrina ni nada por el estilo, le importaba que Loky estuviera con otras mujeres.
Algo la cegó por completo qué camino directo a esa mesa y se puso de pie frente a él, Loky no podía dar detalle de si lo que estaba viendo era real o producto de su cabeza. Pero cuando sintió la bofetada en su cara lo supo.
— Eres un hijo de puta.
— Oh mierda amigo – dijo Elliot.
— Señorita salga de aquí – un hombre trató de tocarla y fue cuando Loky se interpuso.
— Tócala y te mato – el hombre se alejó, tomó del brazo a Katherine y la sacó por la parte trasera.
— Suéltame imbécil.
— ¿Yo soy el imbécil? – la soltó. – ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me seguiste?
— ¿Qué haces con ellos?
— No me respondas con otra pregunta – la tomó del cuello y la puso contra la pared. – Katherine, estás jodiendo mis putos negocios, por algo no meti a Katrina en esto para que vengas tú a joder.
— ¿A esto te dedicas ahora? Follar con mujeres y mezclarte con políticos.
— Sí ¿y qué? Eso ya no te concierne – la miró con furia. – Tú estás de puta madre con tu prometido, lárgate con ese estupendo doctor.
La soltó del cuello y se alejó de ella. Estaba furioso, estaba feliz, era una combinación rara de sentimientos. Katherine fue contra él y comenzó a golpearlo, pero él tomó sus muñecas con fuerza y la detuvo.
— ¿Por qué Katrina? ¿Por qué me dejaste? – estaba furiosa con él. – Sabes que te amaba hijo de perra.
— Katrina es la mujer que necesito, entiéndelo de una puta vez, tú y yo no somos lo mismo. Katrina está sumergida en mi puta oscuridad tú no y no pienso dejarte estar en ella.
— Loky…
— De lo único que me arrepiento en la vida es de haberte conocido, de haberte seguido al puto baño – soltó sus muñecas cuando vio el dolor en sus ojos. – Nosotros nunca debió pasar. Yo estoy casado entiende eso, te supere, seguimos adelante, te vas a casar y bien por ti.
— No puedes ser tan frío, Loky – tomó su rostro. – Veo esa luz que tienes solo conmigo, sé que me amas y qué…
— ¿Y que si lo hago? ¿Crees que dejaré a Katrina por ti? Estás muy equivocada preciosa.
Katherine limpio sus lágrimas y lo miró como si no lo conociera.
— Te odio Loky Nygard.
— El sentimiento es mutuo, preciosa – le dio la espalda y volvió a entrar al club.
Era justo eso lo que evitó cuando la dejó ir ese día en Dublín. Ver como se le rompía el corazón con sus palabras, era justo eso. Sentía como si se clavara él mismo un puñal al corazón, pero era necesario, romperle el corazón para seguir adelante.
O al menos eso creía él.
Volvía a su mesa, necesitaba sacarla de su cabeza, tomó una liga y se apretó el brazo y se inyectó la heroína, necesitaba sacarla. Pero cuando creí que eso resolvería algo, Elliot se acercó a él dándole un tequila que se bebió con él.
— Tu chica está loca – sonrió totalmente drogado.
— No es mi chica – dijo molesto.
— Es su ex.
Loky ahora contenía sus ganas de matar a Raúl que debía meterse donde nadie lo llamaba.
— Tu ex – sonrió divertido. – Bueno amigo debes mantenerla contenta porque es la mejor traficante de órganos.
— ¿Cómo sabes qué trafica órganos?
— Salvo a mi hermana hace un año – lo miró. – Es linda chica, mantenla cerca, me gustaría que trabajáramos juntos.
Loky maldijo, porque si sabían de ella, es porque la estaban vigilando de cerca. Estaba tan molesto que ni la droga le hacía efecto, necesitaba un puta sobredosis, sabía que su regresó tendría muchas cosas pero nunca pensó que fuera eso.
Katherine se encerró en su casa, ignoró llamadas y a todo el mundo, quería asesinar a alguien quería sacar su furia en algo y no sabía cómo. Necesitaba algo, así que solo hizo una llamada y en una hora estaba en medio del bosque con siete personas, no les importaba si eran hombres, mujeres, sus edades o de donde eran, le dio el p**o a su contacto y tomó su arma. Necesitaba sangre.
Mientras Loky estaba en la habitación de la casa del futuro Alcalde follando con dos mujeres y tres chicos, Katherine estaba asesinando y masacrando a siete personas. Cada uno sacaba su enojo y frustración de diferente manera.
Sin embargo al día siguiente, Loky ya estaba esperando a Katrina fuera de su casa, no le importaba que haría necesitaba hablar con ella. En cuanto ella salió de su casa, Loky se acercó, los dos seguían con cierta furia pero no la necesaria para matarse.
— ¿Qué quieres, Loky?
— Hablar, como personas civilizadas – la miró y Katherine le dio las llaves de su camioneta.
— Que sea rápido, tengo turno doble hoy.
Loky subió a su camioneta, sintiendo que no habían pasado dos años de que se había subido a ella. Katherine lo miró y no dijo nada, solo dejó que él condujera y reconoció el camino. Estaba conduciendo a su casa.
Cuando llegaron, Katherine se dio cuenta de que cambió las cerraduras y casi se ríe, pues fue ella quien forzó la cerradura para entrar. Entraron a la casa y los dos suspiraron, teniendo tantos recuerdos juntos en esa casa.
— Lamento lo de ayer – dijo Loky pasando una mano por su cabello.
— Yo también, no debí seguirte y lo siento.
— Te han estado siguiendo – la miró. – Saben de tus negocios y de casi todo ¿lo mantienes público?
— Solo con mis clientes ¿porque? ¿Quién me ha estado siguiendo?
— Eres objetivo de la política y gracias a tu visita de ayer supieron quien eras y la gran bocota de Raúl dijo que eras mi ex – Katherine lo miró. Sentía su corazón como caballo desbocado. – Quieren que te mantenga cerca, quieren trabajar contigo. Mira Kath, el problema de la política es mío, por algo me convertí en Eric para llegar al máximo poder.