Loky
Katrina estaba a mi lado, no se había ido en ningún momento, acaricie su mano que estaba sobre la mía y le sonreí. Se acercó a mí y me dio un fugaz besó en los labios, acarició mi mejilla y entonces vi ese amor que ella me tiene, esto es parte del matrimonio.
— Esposo o mejor amigo, siempre estaré contigo – susurró.
— Te quiero enana – le sonreí. – Ve a casa, quiero que duermas y me traigas ropa limpia, ya me quiero ir.
— ¿Seguro?
— No voy a morirme preciosa.
— Bien – se levantó y tomó su chamarra. – Regreso en un par de horas.
Volvió a besarme y se fue. Magnus y Viktoria se fueron ayer en la tarde, cuando le dieron la custodia de Lorenzo, el portafolio sigue con Morgan y mi plan es irme a Italia. Le daré la cara a Esposito, puedo joderle su negocio de nuevo o podemos llegar a un acuerdo, sino esto será solo la declaración de una guerra. Me acomodo en la cama y veo que Samuel entra en la habitación, lo que me faltaba.
— Genial, ahora vienes a decirme que me aleje de tu novia.
Samuel suspira y sonríe negando con la cabeza.
— Vengo a revisar tu pierna.
— Ah… está bien.
El silencio es incómodo, Samuel revisa la herida y hace un par de anotaciones, mira mi suero y mis signos vitales y hace anotaciones. No lo creo tan bueno, este no se va a quedar callado.
— Pero ya que has tocado el tema.
Sonrió y suspiró mirándolo.
— Claramente no podías quedarte callado.
Samuel deja todo de lado y se pone a los pies de mi cama, mirándome fijamente.
— Tú no sabes lo que Katherine sufrió cuando supo que jamás regresarías, le rompiste el corazón, ella te espero meses. Le rompiste el corazón y yo siempre estuve a su lado para levantar sus pedazos y volverla a unir…
— ¿Crees que no lo sabía? – lo miró sonriendo. – Ese era mi propósito, romperle el corazón y que me odiara tanto, que le repugnara verme y así las cosas serían más fáciles. Qué ella no me haya sacado de su cabeza o de su corazón, y me siga amando a pesar de todo, no es mi problema, ella está loca.
— Alejate de ella, no le volverás a joder la vida.
— Ay Samuel – me río y lo miró. – Puedo mantenerme lejos de ella, pero ¿tú la mantendrás lejos de mí? Porque está claro que ella no quiere estar lejos de mí.
— Metete esto en la cabeza Loky, ella ya no te ama, está conmigo, se casara conmigo, le voy a dar un futuro mucho mejor que el qué tú pudiste darle.
— Adelante, haz lo que quieras, yo no vine aquí por Katherine – me cruzo de brazos. – Vine a hacer negocios, vine a hacer más grande lo que yo cree, vine a iniciar un negocio con mi esposa – él me mira. – Y sí tienes que acudir a este tipo de conversaciones conmigo, es mejor que veas tu propia relación, yo regresó y de inmediato dudas de Katherine, eso no es confiar en ella ni amarla como dices hacerlo – está por decir algo pero lo detengo. – Sí realmente la amaras, no estarías haciendo esto Samuel – aprieta la mandíbula y se queda callado. – Mejor vete, planea tu boda perfecta con la mujer perfecta, y mantente al margen conmigo, no quiero nada con tu mujer así que no te metas conmigo.
La tensión era palpable, por suerte en ese momento Katherine entró y sabía que algo ocurría.
— ¿Todo está bien? – dijo al vernos.
— Sí, todo bien amor – dijo Samuel, miró a Katherine y la besó.
Quiere hacerme sentir mal este idiota, porque en cuanto termina de besarla me mira y yo le doy un guiño solo para joderlo más. No sabe con quién diablos se mete.
— ¿Estás bien? – se acerca a revisar la herida y no le digo nada. – Loky, siento la tensión aquí y conozco cuando no estás cómodo.
— Estoy bien, tu novio es agradable – sonrió forzado. – En fin ¿me darás el alta? Tengo cosas que hacer.
— ¿Qué cosas?
— Cosas, Katherine, muchas cosas – la miró. – Oye ¿qué le pasó a mi collar? Maia dijo que no estaba ahí.
— Es mi anillo – lo saca de su bata. – Debería quedarmelo – se lo arrebató de sus manos y se ríe. – Realmente lo aprecias.
— Es mi amuleto de la buena suerte – digo poniéndome el anillo en el dedo mequiñe. – En fin, necesito el alta, tengo cosas que hacer.
— Loky recibiste un tiro y perdiste mucha sangre.
— Sí pero las drogas hacen maravillas – ella pone los ojos en blanco y le sonrió.
Katherine suspiró y me miró, me era imposible no admirar su belleza. Su piel bronceada siempre brillaba, sus ojos marrones brillantes, su cabello amarrado, esa sonrisa que siempre tenía cuando me miraba. El ángel que quería tomar de la mano al diablo.
— ¿Irás a Italia?
— Tal vez – suspire y me acomode en la cama, ella se acercó y acomodo mi almohada, estaba cerca de mí, lo suficiente para oler las rosas en su cabello.
— Te van a asesinar si vas Loky.
— No he distribuido la droga aún, así que no tiene que matarme aún – Katheroine toma mi mano esa suave y fina mano acariciando cada cicatriz de mi mano. – Yo inicie está guerra, es a mí a quien quiere.
— Es peligroso.
— No tanto como estar con una doctora – le sonrió y ella vuelve a poner los ojos en blanco.
— Te daré el alta – acaricia mi mano y se aleja. – Pero está vez avisa que si te iras, idiota.
— Perra.
Katherine me dio un guiño y se fue. Tomé mi teléfono y comencé a revisar mensajes, tengo que ir está tarde con Elliot, también tengo que ver a Morgan, ir a Italia ahora es un peligro y tengo cosas que resolver aquí, así que le diré a Morgan que dé el mensaje.
Katrina llegó un par de horas después, me cambié de ropa y no volví a ver a Katherine, tomé la mano de Katrina y nos fuimos a nuestro bar para ver cómo iban los planos y los cambios.
— Castle – digo mirándola. – Se llamará Castle.
— ¿Por algo en especial?
— Era el seudónimo de mi hermana cuando compraba droga – digo mirando el enorme lugar. – Se llamará Castle y el sótano lo usaremos para guardar armas, drogas y ese tipo de cosas.
— Se podría hacer un bar ahí abajo.
— ¿Otro bar? – la miró. – ¿Para qué?
— Loky Nygard es un hombre de negocios, tienes que tener el bar dónde seas el rostro de lo legal, policías, políticos, doctores, vendrán a beber aquí, pero Eric necesita un lugar para hablar con los suyos y eso tiene que ser otro bar.
Tiene razón. Miró los planos del lugar y realmente quedaría bien como otro bar, se puede hacer una división y tendríamos bar y bodega.
— Me gusta, pero quiero concentrarme en está parte – la miró. – Mesa de billar, futbolito.
— Una rockola – dice rodeándome con sus brazos.
— Le daremos la pinta de un bar de motocicletas – la atraigo a mí. – ¿Qué dices?
— Que puedo verte como sexy barman y a mí como tu sexy mano derecha.
— Nena, eres mi mano derecha en todo – tomó su mentón y la besó.
Katrina no se compara a Katherine, pero mi cabeza siempre hará comparaciones entre las dos mujeres que quiero. Besó su frente y la rodeó de la cintura.
— Tengo que salir de la ciudad, debo ver como van nuestras acciones – dijo mirándome.
— Bien, no te quiero desarmada.
— Siempre tengo mi automática conmigo – me sonríe y salimos de lo que será nuestro bar. – ¿Qué harás tú?
— Me reuniré con Morgan y Elliot más tarde, además de que tengo que ir a ver a Jackson y Jones.
— Está bien, yo regresaré mañana en la noche – vuelve a acercarse a mí y me besa. – Te amo.
— Vete con cuidado.
Katrina me sonríe y sube a su motocicleta. Relamo mis labios y suspiró, debo meterme en la cabeza que mi esposa y única mujer es Katrina, no Katherine. Tomó mi teléfono y llamó a Morgan. Nos reunimos en la casa de Katrina, bueno, mi casa también.
— Todo está intacto – pone el portafolio en la mesa. – Aún no entiendo porque dejaste que nosotros hiciéramos el trabajo de ir por Esposito.
— No iba a ir a mi muerte segura, ustedes son peones y yo el Rey, tenía que tener una estrategia que nos libraría de esto – la miró. – No puedo ir a Italia hasta que pasen las elecciones, debo mantenerme aquí.
— ¿Quieres que haga contacto? ¿Estás loco?
Sacó una bolsita de polvo blanco, la veo tragar saliva, hago a un lado el portafolio y pongo dos líneas de polvo blanco. Inhalo una en su cara y la veo con una sonrisa.
— No debes fingir conmigo – la miró. – Has manejado bien tu adicción.
— Tuve qué – inhala la línea y sonrió. – Cuando vayas a Italia te mostraré muchas cosas – suspiró.
— Mi italiana favorita siempre serás tú – la atraigo a mí. – ¿Rememoramos esa noche? Extasiados, llenos de drogas, calientes y sádicos.
— No me tientes Loky.
— ¿Por qué no? – acaricio su culo. – Te vas está noche y tengo cosas que hacer en un rato.
— Estás casado – susurró sobre mis labios.
— No me importa, solo quiero follarte como esa noche en Italia.
La subí sobre la mesa y comencé a besarla. Esa noche en Italia, drogado y extasiado, fue la primera mujer que folle y con la que no pensé en Katherine, ella es mi desintoxicación de Hyde y necesito follarla para sacarla de mi sistema. Abriendo su blusa bajandole el sostén liberó sus pechos, sus manos se meten en mi pantalón y acarician mi v***a. La lujuria entre nosotros es como una dosis de adrenalina dura muy poco y te consume muy rápido.
Bajo sus pantalones, le quitó las bragas y ella abre sus piernas, no tengo tiempo para juegos previos, sacó mi v***a y la pasó pos su sexo, está mojada lo suficiente para recibirme. Entró por completo en ella, me rodea con sus piernas y brazos y comienzo a follar con fuerza, cada vez más profundo, escucho sus gemidos, el sonido de mi v***a salir de ella, el morbo exquisito, me besa, araña mis brazos, muerdo y lamo su cuello, cubiertos por sudor sentimos cómo el orgasmo nos avasalla a ambos y nos dejamos llevar por ese glorioso momento.
— Deliciosa como siempre – la vuelvo a besar.
Nos acomodamos la ropa y bebimos una cerveza mientras le explico que hará cuando llegue a Italia.
— No te matara, tenlo por seguro – digo mirándola.
— Está bien, yo te estaré esperando cuando acabes tus negocios aquí.
— Bien – ella se acerca y me besa. – Hasta luego agente.
— Nygard – me sonríe y se va.
Me di una ducha y me cambié de ropa, tomó una dosis de adrenalina, mis anillos, mi cuchilla y mi arma, subo a mi motocicleta y voy a la dirección que Elliot me envía. La campaña oficial ha empezado poco antes de que me aceptara, así qué el trabajo bueno comenzará ahora. Elliot es el rostro amable que todos quieren de Alcalde, refugio de animales abandonados, guarderías y todo lo necesario para lavarle el coco a los ciudadanos. Mientras que detrás de todo eso, hay un baño de sangre para llegar al puesto.
La bodega abandonada no me impresiona, Elliot y tres de sus hombres están aquí, entonces veo a un hombre amarrado y amordazado, lo reconozco del hospital, es un médico qué trabaja con Katherine y si no mal recuerdo, él estaba tras ella, no recuerdo bien su maldito nombre.
— Buenas noches caballeros – saludo mientras me pongo mis guantes.
— Nygard – dijo Elliot con una sonrisa. – Te presento a nuestro amigo, Collins. Parece qué le ha dado miedo y quiere echarse para atrás, pero tú le darás un incentivo, de qué no puede echarse para atrás.
— ¿Cómo lo quiere?
— Es útil, así qué no lo dañes tanto.
Asiento con la cabeza. Collins me mira con terror, sabe quien soy, y joder, siempre quise partiler la cara a quien estuvo detrás de mi Katherine. Solo quiere una reprimenda, así qué no lo lastimaré tanto.