Esa noche negr@ y nublada también había traído dolorosos recuerdos al corazón de Mercedes, y no precisamente de sus desamores, sino más bien de Esther. Había sacado un álbum con fotos, y contemplado cada imagen, rememorando cada instante, como cuando se graduó del kínder, o cuando le entregaron su primer diploma por ser excelente estudiante. Todas las veces que Mercedes sintió que trabajar día y noche valían la pena, sin embargo, parecía que para su hija nada había sido suficiente. —Quizás le hizo falta la figura paterna, tal vez si ese infeliz no me hubiera engañado o yo no me habría fijado en él, las cosas serían diferentes. ¿Qué habrá sido de la vida de ese miserable? Mercedes soltó un gruñido, por ese sujeto no sentía nada, ni amor, ni odio, ni resentimiento, pero tampoco le des