4.ADOLFO

2130 Words
CAPÍTULO 4: MIA POR PRIMERA VEZ – Toda tu me encanta – beso, mordisqueo, halo y chupo sus hermosos pechos hasta dejarle marcas que la hacen ver aún más sexy, en este punto sus caderas se contonean contra mi entrepierna buscando alivio, demonios, me encanta verla así desesperada de excitación. Agarro su trasero y empujo mis caderas contra las de ellas haciéndonos gemir alto, la levanto y giro tirándola en la mitad de la cama, me levanto para quitarme los calcetines y zapatos, me arrodillo en la cama y le quito los tacones acariciando sus pies poniéndola nerviosa. - Hasta tus pies son hermosos – le digo besándole el empeine, se sonroja tanto que brilla, no le gustan sus pies, me confesó hace poco que siempre ha tenido un complejo por su tamaño. - Son enormes – susurra con un puchero - Eres casi tan alta como yo, si fueran pequeños, vivirías en el suelo, tienen el tamaño perfecto para ti, a la mierda las críticas bebé, eres perfecta como eres – Acaricio sus pies y piernas deleitándome como se le pone la piel de gallina, subo mis manos hasta sus caderas llevándome su vestido en el camino, bajo la cremallera que está a un lado y se lo quito totalmente, mierda estoy ante una diosa en un diminuto tanga de encaje, soy un maldito suertudo definitivamente. - ¿Porque estoy casi desnuda y tu aún estas casi vestido? – pregunta un poco avergonzada - ¿Quieres hacer algo al respecto? – la reto - No – ella suspira armándose de valor – tu sí, quiero que te desnudes para mi – Mierda, mi reina nunca me decepciona, me pongo más duro de lo que estoy, en este punto ya estoy mojando la cinturilla de mi ropa interior. - ¿Ponemos música? – pregunto divertido - ¿Para? - - El striptease que te haré – Ella se ríe de mi ocurrencia, pero niega con la cabeza. - Sin música, solo quítate la ropa, quiero verte – - Lo que mi reina quiere – empiezo a desnudarme lentamente para ella – lo obtiene – Me quito pieza a pieza de ropa, hasta quedar desnudo, ella me come con la mirada, la lujuria es más que evidente en su rostro, al mirar mi erección se sonroja y sus ojos se abren considerablemente. - Wao – noto algo de miedo en su voz Si bueno, soy un Latham, nuestros muchachos son grandes, es genético y nunca he tenido un problema con ello, también tuve una sesión incómoda con mi hermano mayor para que me aconsejara sobre cómo usarlo mejor, así que, estoy cubierto en la parte teórica, espero no arruinarlo en la práctica. - No te asustes, lo haremos funcionar, lo prometo – lo digo también para mí - Vas a tener que ser muy creativo Latham – - Lo sé – - ¿A si? – - Sabes que investigue, sé que hacer, lo disfrutaras, lo prometo – - Ven aquí entonces y cúmplelo – - Si mi reina – Regreso a sus brazos y la beso con pasión, mi erección descansa ahora sobre su vientre, sus manos curiosas no pueden evitar agarrarla y tentativamente, bombearla, sacándome un gruñido. - Si sigues tocándome así, esta fiesta acabará antes de empezar - cubro su mano con la mia y detengo sus picaras acciones, ella hace un mohín precioso. - ¿Quieres que me venga en tus pechos? Porque eso es lo que pasara si me sigues tocando así – - ¿Y si quisiera? – - Chica sucia - Me rio rebosante de emoción mientras guío su mano con la mía, enseñándole como complacerme mientras nos besamos entre jadeos. Mis caderas empiezan a moverse contra su mano y gimo en su boca. - Loren, estoy cerca – susurra contra mis labios - Hazlo, quiero que te vengas sobre mí, márcame – - Mierda nena, harás que me corra – - Córrete Fito, córrete sobre mi - El gemido gutural que sale de mi garganta nos eriza la piel, derramo mi semen caliente sobre sus pechos y vientre, la vista es indescriptiblemente erótica. Sus ojos buscan los míos, antes de mirar su cuerpo, su vientre se contrae, ella moja sus labios con esa lengüita rosada que me vuelve loco y mi pene caliente aun por la liberación se sacude en su mano. - Me pediste que te marcara – susurro - Lo hice – - No me dijiste que eso también me marcaria a mi – - ¿Lo hizo? – - Si, ya no hay vuelta atrás preciosa, soy todo tuyo mi reina - - Eres mío Adolfo Latham – - Y tu mía, Loren y juro que un día, te daré mi apellido - Sus pupilas se dilatan, gime y me atrae para un tórrido beso que correspondo con mucho placer. Tener a Loren desnuda debajo de mí, con mi semen sobre su cuerpo, me hace sentir primitivo. Desde que la conocí me obsesioné con ella, su belleza me iluminó el alma, su obstinada manera de ser, que compite con la mía, me hace querer empujar sus límites, me hace querer poseerla una y otra vez. Me dejo caer a su lado y esparzo mi esperma por todo su abdomen y sus hermosos pechos, su piel esta sonrojada, sus mejillas aún más, me encanta verla así, tan vulnerable, tan sexy, tan mia. - Hora de un baño – Le digo antes de levantarme para quedar arrodillado sobre la cama y tomarla entre mis brazos, ella da varios chillidos de alegría mientras la llevo hasta el baño, donde a mi pesar, la limpio de toda prueba de nuestras travesuras, aprovecho para seguir tocándola por todas partes, quiero tenerla lo más excitada posible, quiero que baje los muros que construye a su alrededor cada día, quiero que se desinhiba y me entregue todo. Su mirada lujuriosa me hace sacarla de la ducha, secarla y llevarla a la cama nuevamente, no puedo parar de besarla y acariciarla, ella tampoco deja de tocarme y eso me encanta, sus manos en mi piel me excitan cada vez más. Bajo mi boca a su garganta y me aventuro a morderla suavemente, haciéndola jadear, sigo besándola y mordiéndola hasta llegar a sus pechos y sus gemidos van en crescendo, por supuesto, a mi reina le gusta su juego previo duro, así que la complazco, agarro un pezón y lo halo entre mis dientes, ella se retuerce bajo mío, sus caderas rozan las mías, a la mierda todo, dejo de perder el tiempo y me meto de cara entre sus piernas. Saborearla por primera vez me hace sentir aún más posesivo de lo que ya me siento con ella, sus manos vuelan a mi cabeza y sus uñas me aruñan el cuero cabelludo, muerdo su intimidad y ella grita mientras su placer aumenta, mierda, no puedo contenerme más, necesito estar dentro de ella, pero necesito hacerla venirse antes de eso, me tomo muy enserio lo me dijo mi hermano, si quiero que disfrute su primera vez, debo ponerla muy mojada para que el dolor que pueda sentir solo sea una incomodidad pasajera. Paso mi lengua de extremo a extremo por su intimidad y un leve temblor delata que está alcanzando el orgasmo, así que cierro mis labios en su clítoris y ella tiembla más, se vuelve una gelatina temblorosa en mis manos y boca hasta que grita su clímax. No puedo esperar más, necesito estar dentro de ella, así que la dejo bajar de su placer mientras me cernió sobre ella besando todo mi camino hacia su boca y froto mi duro m*****o en la entrada de su v****a, abre los ojos y su mirada hambrienta me quita todas las dudas, empiezo a empujar suavemente dentro de ella, estirándola poco a poco, entrando y saliendo en pequeños empujones, beso su cuello y la alabo al oído, mordiéndole el lóbulo de la oreja, acaricio su sensible clítoris con mis dedos, trato de ponerla más húmeda para evitar lastimarla de más, siento que está en el límite y apenas estoy a la mitad del camino. - Estas tan apretada Loren – sus sensuales gemidos están haciendo estragos en mis sentidos – se siente delicioso nena - - Mucho – jadea en mi boca mientras acaricia mi espalda y mi rostro – quiero más, entra ya – me ordena - No – para declarar mi punto, saco casi todo mi pene – si no voy despacio voy a lastimarte – vuelvo a entrar suave, pero un poco más profundo, sacándonos un gemido a ambos – déjame cuidarte bebé, quiero que lo disfrutes – - Lo hago Adolfo, créeme que lo hago, te quiero dentro de mí ya, todo - ¿Qué puedo decir y hacer ante esa declaración? Lo que mi reina quiere, lo obtiene, así que entro más profundo en ella y un siseo de dolor hace que me tense todo, mierda. - Lo siento amor, esta parte dolerá – - Lo sé, pero no pares, sigue y bésame – Obedezco su orden, entregándome a sus besos, saliendo y entrando suavemente, un poco más cada vez, sus muecas de molestia me hacen sentir mal, pero no hay otra manera de hacerlo, así que me meto por completo en su interior, su grito es amortiguado por mi boca, las lágrimas le bajan por sus sienes apretando mi corazón. - Perdón cariño – beso sus lágrimas – lo siento mi amor – - Estoy bien, te juro que estoy bien, sigue – - Dale a tu cuerpo un minuto más amor, luego seguiré, solo un minuto amor – Ella asiente y nos quedamos quietos un rato, solo besándonos, poco a poco nuestros besos se van tornando más apasionados, ella levanta sus piernas a mis caderas y gemimos cuando entro más profundo en ella, su piel se eriza completamente, sus pezones se endurecen más y me los meto a la boca uno a uno. - Más – susurra – quiero más – Aumento la velocidad de mis embestidas, subo una de sus piernas a mi hombro y la penetro con más fuerza. - No pares Fito – sus gemidos se hacen gritos - Nunca bebé – Poco a poco perdemos el control y nos entregamos de lleno a nuestra pasión compartida, olvidando que es nuestra primea vez, nos volvemos salvajes, desencadenándonos un orgasmo de magnitudes épicas, nos quedamos abrazados, acariciándonos el uno al otro, suavemente bajo su temblorosa pierna y me apoyo en mis codos y rodillas, aun estando dentro de ella, estamos agitados, pero sonriéndonos satisfechos. - Si que sabias que hacer – susurra en mi boca - Sólo la teoría, todo lo demás, es lo que tú me inspiras mi reina – Bajo mi mirada a donde estamos unidos y ella sigue mi ejemplo, horrorizada grita al ver nuestras entrepiernas manchadas de sangre. - ¿Eso es normal? – - Creo que si – - ¿Crees? ¡Apuñalaste mi v****a Adolfo! – La miro por un segundo y luego nos reímos ambos a carcajadas, sin salir de ella, enrollo sus piernas en mi cintura y la cargo para llevarla al baño nuevamente donde nos limpiamos y empiezo a llenar la tina para mimarla con agua tibia, nos quedamos en el agua un rato hasta que la veo cabecearse, así que, la saco de la tina, la envuelvo en una bata y la dejo sentada en un sillón de la habitación mientras me encargo de cambiar las sábanas que tienen algunas manchas de sangre. - Quien diría que un nene rico sabría hacer la cama como un profesional – - Oh tesoro, mi madre nos enseñó a valernos por nosotros mismos, odiaba la idea de que sus hijos fueran un lastre para la hija de otra mujer – - ¿Así que sabes hacer la cama, barrer, planchar, cocinar? – - Lavar la ropa también – - Eres todo un partidazo – - Y mi fideicomiso esta trabado hasta los 25, así que todo el dinero que uso, es el que gano trabajando siendo el chico de los recados de mi padre y de mi hermano mayor – - Ahora eso sí que me impresiona señorito Latham, un hombre trabajador de sol a sol y encima hogareño, el hombre perfecto – Me acercó a ella, la besó, la cargo nuevamente y me la llevo a la cama, nos meto a ambos bajo las cobijas, haciendo cucharita, besando su cuello y su hombro. - Quiero ser el hombre perfecto para ti Loren, solo para ti – susurro en su oreja - Vas por buen camino Fito, sigue así – Poco a poco el cansancio se apodera de nosotros y sintiéndome más feliz y completo que nunca teniéndola en mis brazos, nos quedamos dormidos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD