5. ADOLFO

1891 Words
CAPÍTULO 5: FICHAS EN SU LUGAR - ¿Por qué no quieres que nadie sepa que estamos juntos? – No puedo evitar preguntarle mientras dejo besos por su espalda desnuda, hace varias semanas estuvimos juntos por primera vez y no me canso de adorar su cuerpo cada vez que puedo. - Es complicado de explicar Fito – - Trata, tenemos toda la tarde – Me acuesto junto a ella, de medio lado, esperando, acaricio su espalda suavemente hasta que ella gira su cabeza y me mira a los ojos. - No te quiero perder – declara - No me perderás – le aseguro Tras un largo suspiro, se desliza más cerca mío y la recibo con mucho gusto en mis brazos. - Sabes que hace unos años perdí a mis padres – asiento – desde entonces no he podido dejar que nadie se acerque a mí, excepto tu y Laila – sin evitar no tocarla reanudo mis caricias en su espalda desnuda - no quiero que nadie nos separe, no quiero que nadie opine de nosotros, no quiero que nadie se meta en nuestros asuntos, hacerlo público, sería como desprotegernos, no quiero eso – - ¿No podemos decírselo ni siquiera a nuestros hermanos? – ella niega - No se explicártelo Adolfo – ella suspira y me abraza más fuerte, así que correspondo su abrazo – tengo pánico a perderte, esto es lo más real que he sentido en mucho tiempo, pero a la vez no quiero que sea así de real – Tiene razón, no la entiendo, pero soy paciente, algún día lograre quitarle los miedos que tiene y podré gritar a los cuatro vientos que esta mujer me pertenece y yo a ella. - Esta bien – - ¿Lo está? – me pregunta encarándome, la tristeza enmarca sus ojitos - Si mi amor – acaricio su mejilla – yo tampoco quiero perderte, sólo prométeme que seremos tú y yo y nadie más, no me interesa ninguna otra mujer y no quiero compartirte con nadie – Loren se sube sobre mí, su mirada de entrega me abruma, hace buen rato que volví a ponerme duro, y ella lo siente, me toma en sus manos y me alinea en su entrada, baja suavemente y cuando me tiene completo dentro de ella, desciende hasta mi boca, me besa con dulzura, acaricia mi rostro y luego me mira a los ojos, directamente a mi alma. - Solo tú y yo mi amor, te lo prometo – Es la primera vez que me llama así y lo siento en cada hueso de mi ser, la beso y le hago el amor, porque eso es lo que siento por ella, amor, puro e infinito amor. - - - - - - - - ¿Listas? – pregunto al trío de mujeres que voy a acompañar de compras - Si – contestan las mellizas - No – croa la pobre Laila Las mellizas se ríen y la abrazan mientras la arrastran hasta mi auto, por la ventana nos ve sonriendo la abuela de ellas, a pesar de su sonrisa, el cansancio es evidente en su rostro, últimamente no se ha sentido bien y eso tiene preocupada a las chicas. - Odio ir de compras – susurra Laila al entrar a mi auto - Pero amas el helado – declara Luisa - Y en el centro comercial hay una enorme heladería – completa Loren - Solo voy por el helado – dice Laila completamente resignada - Tendrás tiempo de comer mucho helado mientras yo me arreglo el cabello, ya la raíz se me está notando – dice Luisa - Deberías dejarte tu color natural – comento, veo por el retrovisor y Luisa me alza una ceja – solo digo, que eres hermosa como eres, no importa que dejes de ser igual a tu hermana - - Yo opino lo mismo, pero ella insiste en decolorarlo, prefiere quedarse calva – - No voy a quedarme calva – - Loren debería teñirse de vez en cuando para que tú te dejes tu color natural – dice Laila - No – contestamos a la vez Loren y yo - Como sea – Laila se encoge de hombros – quiero un helado doble de pistachos – Me río de la interacción de las hermanas y sigo manejando, las chicas obtuvieron becas en la universidad de Chicago, mi novia secreta en arquitectura y construcción, Luisa en ingeniería y Laila en computación y tecnologías, todas se mudarán a mediados del verano para iniciar el primer semestre finalizando agosto. Le dije a Loren que también solicitaría el ingreso a la universidad de Chicago y me mudaría con ellas, pero no me dejó, así que este semestre me quedaré en Nueva York, a casi tres horas en avión de mi mujer, va a ser un semestre muy difícil, pero hare todo para complacerla. Al menos la convencí para que nos encontráramos si o si una vez cada quince días, es lo máximo que puedo estar separado de ella. Las chicas recorren el centro comercial midiéndose ropa en cada local al que entran, Laila caída vez que ve a Luisa traer varios vestidos hacia ella palidece, en una de esas, aprovecho que las dos están distraídas en un tira y hale para que Laila se pruebe la pila de vestidos que Luisa a escogido para ella y me deslizo al probador en el que esta Loren. Al verme entrar, sus ojos se abren de par en par y se cubre los pechos, esta de espaldas a mí, pero veo el reflejo de su cuerpo en el espejo, le sonrió y me pego a su espalda y bajo mis labios a su cuello, beso y mordisqueo mientras libero el agarre de sus manos en el vestido que tapa sus hermosos pechos, el reflejo de ella en solo su tanga, absolutamente sonrojada por vernos en esta situación es afrodisiaco. - Mírate – susurro en su oído, sus ojos se encuentran con los míos en el espejo – eres una diosa, eres preciosa Loren – Desabrocho mi cinturón y mis pantalones dejándolos caer a mis tobillos, bajando mi bóxer y liberando mi erección, bajo su tanga reuniéndola con mi ropa a nuestros pies. Empujo suavemente a Loren hasta estar más cerca en el espejo, tomo sus manos y las apoyo en él, cierro mis manos en sus pechos y aprieto sus pezones, desciendo mis manos por su abdomen hasta su intimidad, palmeo sus muslos haciéndola abrirse a mí, con una mano guio desde atrás mi erección hasta su v****a, con la otra, acaricio su clítoris haciéndola gemir, mi m*****o se desliza dentro de ella sin resistencia. - ¿Te gusta la idea de ser descubiertos que te mojas tanto para mí? – Loren asiente y deja caer su cabeza sobre mi hombro, aprovecho la apertura y regreso mi boca a su cuello, ella jadea en cuanto aumento mis embestidas, miro al espejo y la veo mordiéndose el labio, está tratando de contener sus gemidos, palmeo su trasero y subo mi mano acariciando su cuerpo y rodeo su boca, la penetro con más fuerza y ella cierra sus ojos, suelta el espejo y se agarra a mi cuello con una mano y a mi trasero con la otra, moviéndose conmigo, la lujuria nos ataca, acaricio más fuerte su clítoris haciéndola gemir en mi mano, ella se aprieta a mi alrededor, en pocos minutos estamos alcanzando nuestro clímax. Definitivamente, los próximos meses serán muy difíciles si no puedo verla y sentirla como ahora, me estoy replanteando seriamente mi transferencia a Chicago. - - - - - - - El semestre comenzó y yo solo estoy esperando que pasen los primeros quince días para irme a visitar a Loren a Chicago. Nos escribimos todos los días y por las noches le mando fotos sugerentes, la quiero loca de lujuria como estoy yo por ella para cuando llegue el día de vernos, no puedo esperar más. Mis hermanos están sospechando que algo me pasa, Finn me pregunto si era por eso que estaba haciéndole preguntas tan intimas, Colton quiso saber a que se refería, pero lo dejamos por fuera, aun esta pequeño para la charla seria de abejas y flores. Por fin, el día tan esperado llegó, salgo a la sala de llegadas nacionales en el aeropuerto y no tardo en encontrarla, mi hermosa rubia está esperándome tal como me prometió. - ¡Loren! – Grito su nombre y ella gira para verme, apenas hace contacto con mis ojos, se lanza a una carrera y con gusto la recibo en mis brazos, respiro su aroma, siento sus curvas presionadas contra mí, sus piernas envueltas alrededor de mi cintura, su aliento en mi cuello y ya estoy duro como una roca. - Te extrañe – solloza mi hermosa novia en mi cuello - Oh cariño, yo también, no tienes idea cuanto – A regañadientes la dejo bajar de mi cuerpo suavemente, haciéndola sentir como me pone, ella se sonroja, pero me sonríe y me besa en la boca. Yo no pierdo el tiempo y profundizo el beso hasta que quedamos sin aliento. Una vez más, contra todos mis instintos, me separo de ella, tomo su mano y vamos a buscar el coche de alquiler, la llevo al hotel que reserve para nosotros y me paso todo el día haciéndole el amor a mi rubia hermosa. - Me hiciste mucha falta Fito – - Y tu a mi cariño – Estamos bajo las sábanas, acurrucados, satisfechos después de múltiples orgasmos, cansados en el mejor sentido, disfrutando de nuestro calor compartido, de las caricias y los besos perezosos. - Déjame transferirme a Chicago – - Fui una tonta al decirte que no, ¿aún puedes hacerlo? – La euforia se agita en mi pecho, no le había dicho nada, pero ya mi transferencia había sido hablada y esta a medio camino de ser aprobada, no había hecho ninguna presión con el decano de la universidad porque quería esperar a reunirme con Loren y convencerla que era la mejor idea. - Aun puedo bebé – le digo antes de voltearla sobre su espalda y besarla – gracias amor, no tienes idea lo mucho que me costó contenerme – - Mentiroso, apuesto a que prácticamente es un hecho esa transferencia – Dejo caer mi frente en su hombro y ella se ríe, me conoce muy bien, nunca pensé encontrar a una mujer que me llegara a conocer tanto como ella. - No te equivocas – - Gracias por esperar a mi respuesta – - Siempre hermosa, siempre tendrás la última palabra – - Me gusta como suena eso – Nos besamos otro rato y siento como me pongo de buen humor nuevamente, así que me alineo en su entrada y con un suave empujón me meto en su calor. - Que bien se siente tenerte dentro mío – Su confesión gemida me hace perder la cabeza y aumento la velocidad de mis embestidas, mi mujer no me decepciona y alza sus caderas para encontrarse conmigo, empujón a empujón, nos besamos, nos acariciamos, todo mientras seguimos moviendo nuestras caderas, desenfrenados, buscando el tan preciado alivio, el anhelado placer que solo nos podemos dar mutuamente. Hasta que todo explota entre nosotros en una cacofonía de gemidos y gruñidos, donde no sabemos dónde acaba uno y donde empieza el otro.

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