Vlad ya estaba más que listo, tomó el sable que se le fue entregado y colocó el casco de seguridad. Había que recalcar que aquel traje blanco le quedaba a su medida, enseñaba sus pectorales y grandes brazos. - ¿Dónde está mi oponente? – preguntó al subir a la tarima listo para enseñarle a los alumnos como cada año la práctica. - Estará aquí en unos segundos, las alumnas. – no terminó su frase cuando una de ellas lo interrumpió al decirle algo al oído, él asintió ante su comentario y continuó. – ya está aquí. – dijo y salió de la tarima. Vlad fijó su mirada al frente, había una persona delgada totalmente cubierta que le era imposible ver su rostro, pero por su figura supo que era una mujer, quizás una de las mejores alumnas de la institución en ese deporte, por ser una dama tenía que