Octavia Cuando Lucien entró en mi celda esa última vez, sus palabras estaban llenas de promesas y planes de fuga. Algo en su voz, un tono de sinceridad que no había escuchado hace mucho, hizo que una parte de mí quisiera creerle. Pero la experiencia me había enseñado a ser cautelosa, a no confiar tan fácilmente, especialmente después de todo lo que había sufrido a sus manos. Mi cuerpo llevaba las cicatrices de su abuso, pero mi espíritu seguía intacto, decidido a sobrevivir y a encontrar una salida a este infierno. Y así, mientras Lucien hablaba, escuchaba atentamente, extrayendo cada pedazo de información útil que pudiera, aunque me doliera usarlo de esa manera. Cada palabra que él decía, cada gesto, era analizado y almacenado en mi mente. Finalmente, llegó el momento de actuar. Co