PARTE 6

3564 Words
John Robinson. Me despierto con el zumbido que golpea mis oídos, parpadeo varias veces enfocando el infierno dónde estoy. Ladeó la cabeza sintiendo los párpados pesados. No escucho nada con el zumbido y el calor me sofoca, años de entrenamiento no me preparó para la palabra “traición” Estoy suspendido en el aire «A última hora logré sujetar el seguro del asiento» me duelen las extremidades y me muevo soltando el seguro. Caigo al suelo escupiendo el aire, el primer intento de levantarme queda en juego cuando mis extremidades no responden. Me quejo y me revuelco con dolor. Me sujeto como puedo de los escombros, tengo el brazo dislocado y una pierna lastimada. Ruedo la vista a mi alrededor con asombro. «No hay nada» solo llamas, tierra revuelta por el impacto y árboles caídos. Los escombros de la aeronave están dispersos y no ubico a nadie. Un hombre sale de los escombros y yo me apresuró a auxiliarlo, quedo a medio caminar al observar de quién se trata. «Eliot Morgan» se ve lastimado y golpeado, uno de sus brazos está roto y lleva una capa espesa de sangre por todo el rostro. Me observa detenidamente burlándose. —¡Valla, valla! El hijo de papi sobrevivió. —habla mostrando los dientes llenos de sangre. —Pobre, pobre, pobre. —da pasos adelante. —¿Que dirá tu papi cuando se entere de que fallaste en capturar a tres criminales? ¡Bueno! —se lleva las manos al rostro apartando los mechones untados de sangre. —¡Tienes la dicha de revolcarte con el enemigo! —me aplaude. Se burla indecentemente mientras acorta el espacio entre nosotros. —No te culpo. —hace un gesto lleno de morbo. —Ella está… No lo dejo terminar lanzándole un izquierdazo que lo tambalea. Se incorpora sujetando mi cuello y el agarre es tan fuerte que contrae mis músculos mandando espasmos a todos mi cuerpo. Los escombros hacen ruido y otra persona se incorpora. —¡Mira quién es!—reitera con burla. —¡No puedes ser la heroína y la villana primor! —le habla a… Clare Wilson. De milagros se mantiene de pie, cubriendo su costilla izquierda con las manos ensangrentadas. —¡oh, eso se ve mal!. —Vuelve al sarcasmo. —¡suéltalo! —dice ella con un hilo de voz. —¡Lo defiendes, sabiendo que te odia! —reitera. —Lo traicionaste a él, pero defendiste a nuestra r**a y por eso… Abre la mandíbula mostrando los colmillos que inserta cruelmente en mi cuello, el veneno me contrae y el dolor me avasalla cuando me lanza al suelo, ella se impacienta tratando de alcanzarme. —¡Es un regalo! Si es uno de nosotros, entonces, no es traición lo que hiciste. ¿Cierto?—le dice. Se arrodilla frente a mí presionando la mordida con fuerza, cuando la desesperación la impacienta, nuestra sangre se mezcla en sus manos y mientras ella se preocupa por mí, yo no puedo dejar de ver el pedazo de metal que lleva en la costilla. Estar hincada de rodillas con esa herida no es bueno, intento apartarla, pero su rostro se llena de lágrimas y sus ojos destilan culpa y arrepentimiento. —¡Lo siento, perdóname!—su voz se quiebra. —¡No quería esto, discúlpame por…! —sujeto los mechones de su cabello, pasándolos por detrás de los hombros, cuando veo que está entrando en una crisis de pánico. —¡Quiero mi hamburguesa con queso extra! —suelto una sonrisa que la contrae. Pierdo la conciencia envuelto en sus brazos. … … … Wesley Hugh. Una hora y media antes… Atravieso los pasillos con afán buscando el cuarto de control. Estrelló la puerta irrumpiendo a aquellos que trabajan sumergidos en los aparatos. Marcus está junto a Vaiana y el líder de computación. —¿Qué está pasando? —me alteró viendo la ubicación que se manifiesta en la pantalla. —¡Clare activo su ubicación! —reitera Vaiana. El líder teclea y teclea ubicando el lugar con exactitud. —Está en el aire. —confirma. —Se dirige a la central de Inglaterra. —informa. Algo no está bien, ella no presionaría ese botón si no se viera en problemas grandes. —¡Señor! —el otro sujeto llama a Marcus, mostrando la noticia de última hora. No soy el único al que se le desfigura el rostro cuando los dos nombres no deseados adornan el encabezado. La FMA captura a Daez Brhazo y a Eliot Morgan: el altercado se dio en la madrugada del día viernes, dónde testigos afirman que Daez Brhazo y Eliot Morgan fueron vistos en una reunión privada, la cual fue interrumpida por el capitán John Robinson. Estrelló el puño en la mesa con enojo, mientras su tío da órdenes movilizando a todos. —¡Señor!—vuelve a llamarlo el hombre con apuro. La pantalla se vuelve roja y todos palidecen entendiendo el significado. —Dame su ubicación en tiempo real. —ordena Marcus, poniéndose el abrigo de cuero, sale sin mirar atrás, dejando la sensación de presión en el aire. Lo sigo cuando entregan la ubicación a tiempo real. Subimos a la avioneta rumbo a las Vegas. Estando en la base, está prohibido abrir portales, pasa media hora cuando arribamos, con la mala noticia que el aparato de rastreo dejo de dar su ubicación, llegamos a la conclusión que la aeronave se estrelló. Los lycans rastrean los rastros del avión mientras Marcus usa sus contactos para informarse. Recibimos la llamada de que encontraron el avión y… Ahí está ella sujetando el cuerpo de un soldado mientras parpadea con pesadez, manteniendo la fuerza para no desmayarse. Marcus sobrepasa a todos yendo por ella. La alza en sus brazos mientras ella agoniza aferrándose a no dejar a nadie atrás. —Marcus. —le habla con un tono convaleciente. —Liz y Daez están a dentro. —Marcus la calla pidiéndole que no hable. —¡Iremos por ellos! —le confirma. Se desmaya y Marcus abre un portal llevándosela con él, me ordena limpiar el área antes de retirarnos. Se busca entre los escombros sacando a Daez y a Liz. Me sorprende que Liz este sin ningún rasguño mientras el hombre que la sujeta está convaleciente. «Imbécil» lo mataría si no fuera una orden de Marcus. El doctor me llama y reconozco el cuerpo del soldado que Clare sostenía en sus brazos cuando llegamos. —¿Qué tiene? —le pregunto. El doctor le gira la cabeza mostrando la mordida que lo marca como uno de nosotros. Saco la placa del ejército que cuelga de su cuello y sonrió para mis adentros viendo el nombre. —¡Irónico, el cazador salió estafado! —ordeno que se lo lleven y estoy por irme cuando sacan a otro soldado femenino de los escombros. La levantó notando los rasgos rusos. Algo en ella me da curiosidad y termino ordenando que se la lleven cuando las sirenas se empiezan a escuchar a lo lejos. Regresamos y visito a Clare, que me informan que no ha recuperado la conciencia. Está dormida y Marcus está junto a ella, mientras lidia con la citación del círculo por retener a Daez Brhazo con nosotros. Liz entra recostándose junto a ella, las horas pasan y ella despierta. Lo bueno de ser un antinatural es que sanan más rápido que los humanos. Se incorpora sujetando la camisa de Marcus. Abraza a Liz y pregunta por su capitán. —¡La transformación es lenta! —responde Marcus. —¡Lo encerramos en la bóveda! —ella asiente bajando la mirada. Es obvio que se siente culpable. —¡No es tu culpa! —la abraza Marcus. —¡Si lo es! —responde ella. —¡Debí haberme ido cuando rescataron a Liz! —se le empaña la vista. Clare Wilson, es una maldición tan tentadora que se puede describir como el fruto prohibido del edén. Detona inocencia y belleza, tentándote a comer del fruto, aun sabiendo que está prohibido y puede destruirte. John Robinson no es el primero ni el último en comer del fruto. Son las consecuencias de querer poseer algo que no te pertenece. Salgo del cuarto dejándola sola. La cabeza me duele y todo esto son cosas que te obligan a pensar si estás en el camino correcto. —¡Mikahail Novikov exige que suelten a Daez! —habla Vaiana Glodder a mi espalda. —¡Joshua está en camino!—dice y volteo a verla escuchando lo dicho. Es normal que se envíe un mensajero en estas situaciones, pero Joshua es todo menos una mensajera. Libero mi cuello y mis muñecas de los botones de la camisa. Entro en la bóveda donde está el capitán Robinson. Está sujeto con cadenas gruesas y pesadas, sus ojos están hundidos y apagados, el veneno de un licántropo es lento, te desorienta y te provoca espasmos nerviosos mezclados con alucinaciones. «Es como drogarte hasta el cansancio» sus efectos duran cinco días y depende de que tan fuerte sean los genes. Tomo lugar en la silla mientras me determina con odio y repulsión. —¡Te ves mal! —me burlo. —¡Ahora tienes dos opciones, morir o bien podemos soltarte y dejar que tu padre acabe con tu vida! —le digo la verdad. No dice nada, su silencio es molesto obligándome a levantarme. Estoy por salir cuando se le da la valentía de hablar. —¿Ella, cómo está? —el enojo me corroe. Me regreso tomando su altura. —¡Clare! Ese es su nombre, y me sorprende que preguntes por la mujer que te engaño. —hablo conteniendo el enojo. —¡Si sabes que no eres más que otro imbécil que creyó tener lo que no le pertenece! —me rio. —Ya entiendo. —habla dibujando una sonrisa bufona. —¡Hablas desde la experiencia! —confirma. Estrello su rostro contra los muros, ¿Experiencia? Experiencia mis huevos, ella no juega conmigo y yo no juego con ella, ese fue el trato que hicimos los dos. La lealtad se demuestra y aunque ella era sobrina de Marcus y estaba comprometida con la causa, seguían habiendo dudas sobre su lealtad. La relación que tuvo alguna vez con un Brhazo le quitaba prioridad a sus acciones, y ahí es donde entre yo, se necesita de un rumor lo suficientemente grande que hiciera que todos olvidarán su antigua relación y ese rumor se apagó cuando todos se comieron la falsa de una relación entre nosotros. Llegó a tal punto de que incluso nosotros mismos nos creímos nuestras propias mentiras, al menos eso pensé, pero ella… jugué y perdí, puedo aceptar la derrota, pero demostrar debilidad es una ley que no romperé. Salgo con enojo y respiro antes de entrar a la siguiente celda donde está Ágata Kulkova. A diferencia de John Robinson, esta se encuentra más relajada, se levanta al verme entrar quedándose en una de las esquinas de la celda. Es alta con el rostro pincelado, sus ojos negros pero su cabello rubio cobrizo con piel marfileña. La determinó de arriba abajo mientras ella se contrae intimidada. Cuando la vi su rostro me pareció conocido y cuando investigue su ascendencia me di por enterada quién es. La familia Kulkov, perteneció a las grandes familias, cuando el golpe se dio todas las familias representativas cayeron, excepto por dos: los Kulkov y los Munteanu. Sofía Munteanu está de nuestro lado y la familia Kulkov siempre ha idolatrado a los Brhazo. Siempre nos preguntamos como el círculo se mantenía en constante movimiento y ahora es entendible. —¡hablarás por las buenas o prefieres las malas! —amenazo. —¡Quiero hablar con alguien de la familia Brhazo o Novikov! —exige. El dolor de cabeza no me ha abandonado y callo las palabras cuando Marcus entra a la celda junto a Vaiana que desde que se enteró de que Joshua Brhazo arribará pronto, no se le ha despegado ni un segundo a Marcus. —¿Te puedo hacer algunas preguntas? —el habla y no sé si es por presión o por el dominio que implanta la presencia de Marcus, pero la chica sede. —¿Te acercaste a mi sobrina con otras intenciones? —la pregunta queda en el aire cuando todas las facciones de Marcus hablan por sí sola. «La matará si este es el caso» Ágata pasa saliva reteniendo el llanto. —¡No, señor, no sabía quién era, si lo hubiera sabido nunca me hubiera acercado a ella! —responde con un hilo de voz. Marcus la mira a la expectativa y termina por levantarse. —¡No podemos obligarla a hablar, pertenece al círculo, tenemos suficiente con la FMA, una guerra entre clanes sería desastrosa! —dicta antes de irse. ••••••••••••••••••• Marcus Freman. El aire se siente pesado cuando la mujer de 1.70 entra en la sala demostrando esa frialdad cargada de elegancia que complementa su apodo, «perfecta como siempre» cruza mirada con Vaiana que se mantiene a mi izquierda sujetando mi brazo como si fuera a soltarme. Ante todo soy un líder, al igual que ella que mantiene el porte de su apellido en alto, los rencores del pasado se sepultan cuando la palabra «tregua» se dibujan en el aire. Los tiempos han cambiado y no para bien. La verdad sobre todo lo que compone la FMA se revelará y todos los clanes se niegan a trabajar en conjunto, mantiene la mirada en alto sin sobrepasar el límite de mirarme a los ojos. Han pasado años y sigo amando ese gesto de rivalidad culposa que le impide mirarme a los ojos. —¿Dónde está mi sobrino? —logra completar las palabras, mientras su pecho sube y baja demostrando nerviosismo y no lo niego, el pecho me galopea igual que a ella. Su aroma no ha cambiado y suprimo el impulso de enterrar mi rostro en su cabello marrón. Los presentes no disimulan el impacto de verla, Joshua lleva años teniendo el título de belleza y lo demuestra tanto físicamente como corporalmente. Las yemas de los dedos me cosquillean y dejo escapar un suspiro que la contrae erizando su piel de porcelana. Vaiana no disimula el enojo hablando de mi brazo con fuerza. —¡Llévenla con su sobrino! —dicta Vaiana y todos dirigen su mirada hacia mí esperando que respalde la demanda. Asiento y ella es escoltada por tres guardias. —¡¿Podrías disimular?! —se enoja Vaiana. —Poco te faltó para que la arribaras delante de mí. —Se safa del agarre, marchándose enojada. Ahora no tengo deseos de lidiar con celos y tampoco negaré la verdad, entonces prefiero mantenerme al margen, visito a mi sobrina, doctor me informa que está mejor y ella insiste en pararse. Llevó un año sin verla, sigue igual, se niega a hablar sobre lo que le molesta y me parece ridículo que siga con la falsa relación que construyó con Wesley. No es fácil aceptar la verdad y tanto tío como sobrina estamos en las mismas. Desear y amar a un Brhazo ha demostrado ser una maldición y solo quiero que sea feliz, que se olvide de las reglas, de lo bueno y lo malo y luche por lo que quiere. Vivió todo una vida en mentiras y desilusiones, pero todo lo malo trae fracciones buenas y cada que la veo confirmo lo mucho que extraña a su familia paterna. La pueden juzgar, pero soy capaz de arrancar todas las mandíbulas necesarias hasta que entiendan que ante un Freman se callan y obedecen. Cada que la observó le convenzo de que es un milagro que llegó a nuestras vidas cuando todo era gris, ame a mi hermana, no por tener mi sangre, sino por ser menor que yo y tomar la responsabilidad del nuestro apellido, por qué siempre me apoyo y yo no pude salvarla. La veo en sus ojos grises y en su cabello platinado, ese rostro frágil que demuestra debilidad, pero debes cuidarte del pecado que es. —¡Marcus, quiero ver a Ágata y aJohn! —me dice. Sigue sorprendida por la información de su amiga, y el hecho de que ahora su capitán está a medio transformar. —¡No ahora mismo! —me siento a su lado. —Joshua llegó hace unos minutos. —la información la sorprende. —¡Estás bien con eso! —pregunta con afán, suspiro dejando caer mi cabeza en el respaldar de la silla. —¡No peor que tú! —suelto una pequeña sonrisa débil. Las puertas se abren dándole paso a Wesley y a Vaiana, el enojo les decora el rostro y es que no se necesita ser adivino para saber que se encontraron con los Brhazo. Empiezan una contienda dónde no paran de quejarse mientras nosotros queremos salir huyendo. —¡Tenemos que hablar!—habla Wesley para Clare. Está suspira como si quisiera escapar de la conversación. Rueda los ojos pidiéndome que la deje con él, cosa que hago saliendo con Vaiana. —Wesley está enojado. —habla Vaiana. —Nos topamos con Joshua y Daez en los pasillos y… — se detiene a medio paso. Como si su rostro no demostrará el veneno que destila cada vez que ve a Daez, avanzo dejándola atrás y ella sujeta mi brazo volteándome para que le preste atención. —Tu sobrina creo que tiene apego por John Robinson. —dice con angustia. —Además, Daez dijo que estuvieron solos y que ella sigue enamorada de… Corto sus palabras cuando la tomo por el brazo, obligándola a tragarse la oración que estuvo por decir. —¡Los asuntos de Clare son de ella y de nadie más! Se contrae con preocupación. —Pero Wesley… —¡Wesley ya es un hombre y él decide si quiere seguir con esa falsa de relación o no! —la vuelvo a interrumpir. —¡Hablas como si no fuera culpa de ella, sea falso o no, están en una relación y ella sé…! —vuelve a callar cuando me volteo mirándola con enojo. Me regreso a encararla cuando la puerta se abre dándole paso a Joshua que nos observa con enojo. —¡Quiero ver a la prisionera! —dicta refiriéndose a Ágata. —¡Aquí tú no das órdenes! —habla Vaiana, mi paciencia empieza a jugar en mi contra. —¿Quién te crees para hablarme? —responde Joshua demostrando esa arrogancia que la dictamina. Vaiana se le va encima obligándome a sujetarla antes de que ocurra una catástrofe. —¡Llévenla a la celda tres! —ordeno y Vaiana arruga la cejas con enojo. Joshua se pierde en el umbral. —¡Siempre haces lo mismo! La defiendes, la idolatras y no me das mi lugar. Soy tu prometida y pronto nos casaremos. Siento que todo esto es ridículo y no tengo tiempo para celos absurdos y discusión sin sentido. —¡Regresa a tu habitación y si vas a seguir con esto, mantente ahí! La dejo echando humo y me encaminó hacia la celda de Ágata, encontrándome a Joshua en el camino. Me libero del abrigo quedando con la camisa blanca y me es imposible no notar la mirada llena de morbo y asombro que alumbra sus mejillas de un color rosáceo. Está hablando con Daez y finge no verme cuando me acerco. —¡No puedes tenerla aquí! Es parte del círculo, merece como mínimo una alcoba. —reitera con firmeza. Ordenó que lleven a la prisionera a qué se asee evitando disputas, pasan dos horas llenos de silencio e incomodidad y todo empeora cuando Clare entra a la habitación escoltada por Wesley y las miradas intensas no cesan. Ágata aparece en la habitación y agradezco que llegue en el momento adecuado pues, Wesley y Daez empezaron un juego de palabras cargados de recelo mientras mi sobrina tiene un humor igual al mío. —¡Señor! —Ágata atraviesa la habitación posándose en los tobillos de Daez. —Perdóneme, falle. —Daez le alza la mirada sobando sus mejillas y me preguntó cuánto tiempo durará esta paz. Yo me pierdo en la belleza sensual que emana Joshua, mientras ella oscurece la mirada imaginando dios sabe que cosa. La sonrisa cargada de satisfacción de Wesley demuestra lo mucho que se alegra de que Clare vea la verdad detrás de Daez. Y los celos de mi sobrina se notan cuando se levanta con afán queriendo salir de la habitación. Daez sonríe con la victoria, pero oscurece la mirada cuando Wesley se le va encima a Clare sujetándola por detrás. Joshua predice el movimiento de su sobrino y se levanta obligándolo a no levantarse. Las cosas empeoran cuando llega Liz junto al prisionero en fase de transformación y mi sobrina olvida a todos, tomando a John Robinson por los brazos para compartir el peso que no esté no soporta. —¡No te ves bien! —le sujeta el rostro conectando sus miradas. —¿Por qué estás aquí? —lo ayuda a levantarse. Las miradas se oscurecen y todo el odio que Wesley y Daez tenían se transporta hacia el convaleciente cuerpo que yace en las manos de mi sobrina. CONTINUARÁ…
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