PARTE 15

2028 Words
Las miradas ansiosas nos siguen cuando atravesamos los pasillos del búnker con afán. La sala de control nos espera y nos adentramos con los nervios a flor de piel. —Enséñame las cámaras de los últimos tres días. —Exige Marcus. Su rostro se contorsiona y piel color cuando nota la evidencia que me contamina de culpa. Se gira a verme. —¡Les quitaste las cadenas! —exaspera. —¡CLARE! —me grita para que reaccione. —Sí. Pero… —no sé cómo defenderme. Marcus da un giro y queda pecado nuevamente en la pantalla sin decir más. Nos muestran la hora del escape y simplemente el capitán entro en fase y derribo los tubos de metal. Las cámaras de afuera nos dicen hacia donde partió y Marcus da órdenes para partir. —Te juro que yo… —alza las manos con decepción para que evite seguir hablando. Ni comprimo mi rostro y él deja escapar el suspiro que mantiene a todos a la espera de lo que hará. —¡Escúchame! —acuna mi rostro con sus manos. —Sé que no fue tu intención, todos sabemos la grandeza de tu bondad, pero te equivocaste. —remata. —Te advertí sobre él, no era alguien cualquiera, era un Robinson. Me suelta y siento la culpa, envenenarme. —Yo iré con ustedes. —Ladea el rostro negándose e insisto con vehemencia hasta que se rinde. Wesley entra y con pánico empiezan un debate de que hacer, Marcus me mira detenidamente tratando de buscar alguna solución. —Le daremos el beneficio de la duda. —expresa, alto y claro. —¡Confiaré en ti, en tu palabra! No te equivoques. —me confirma. —Dejen todo en su lugar y evacuen al búnker tres. —las órdenes se ponen en acción y la espesa alarma golpea mis oídos como un ultimátum. Se levantan las puertas de metal y las defensas del búnker se activan, la voz metálica da las órdenes. —Estado de emergencia: evacuación al búnker tres. Diríjanse al ala central, cerrando defensa en 25 minutos. —Nos vamos en 25 minutos, prepárate. —Me dice Marcus. —Quedas a cargo. —le advierte a Wesley. Recorro los pasillos con apuro estrellando a todos a mi paso. El último ataque los dejo en alerta y la alarma empeora el caos. —Señorita, ¿Qué está pasando? —me detiene una señora con una niña de tres años. El miedo le recorre el sistema y me hincó a la altura de la niña. —Todo va a estar bien, cariño. —ella asiente con la cabeza, me dirijo a la señora. —Estaremos bien, dirígete al centro. —le ordenó y ella obedece. Esto me recordó a Liz, ye apresuró en su búsqueda. Llegó a la tercera planta y está sentada en la cama como si nada. —¡Liz! Pero por el amor de dios, ¿Por qué sigues aquí? —la reprendo. —Te estaba esperando. —asegura. La abrazo fuertemente. —Ven. —la guío al centro y ella me detiene a medio camino. —¡Quiero ir contigo! Puedo ayudar. —niego con la cabeza. Me aparto de camino llevándola a una esquina para que escuche mi voz con más claridad. —¡Ya habíamos hablado sobre tu don ¿Verdad?! —se entristece un poco, pero no me contradice. La clarividencia tiene sus lados buenos y malos. Muchas veces suele ser conveniente, pero en ocasiones hay verdades que no deben saberse, cosas como jugar con el destino y es esta la razón por la cual, los Natanael, siempre son asediados. Luck suele estar oculto y ella debería estarlo también. —Estado de emergencia: evacuación al búnker tres. Diríjanse al ala central, cerrando defensa en 12 minutos. La advertencia me contrae y la vuelvo a abrazar antes de tomarle el rostro. —¡Prométeme que irás al búnker! —asiente poco convencida. La llevo y no me voy hasta que Cruce el portal. Un peso menos y un alivio menos. Regreso por los pasillos y me encuentro con una eufórica Romanó. —¡Liz está bien! —le confirmo. —Ya cruzo el portal. —me mira con ojos ensañosos antes de hablar. —Es mi hermana, podrías al menos tomarme en cuenta. —su desfachatez me toma desprevenida. ¿Hermana? Si lo es, pero, me parece tonto que aclare esto en este momento. —Estado de emergencia: evacuación al búnker tres. Diríjanse al ala central, cerrando defensa en 10 minutos. Me volteo ignorando sus ansias de pelear y me regresa con más fuerza. No la odio, pero… Liz me contó cierta cosa me hace simplemente no pasarla. —Quieres comportarte, joder. —la encaró estrellando su escuálido cuerpo contra el muro. —No es momento para que te engrandes conmigo. La suelto, subo a mi alcoba con el genio arruinado. Busco con afán mi ropa, saco pantalones largos y saco las botas montañeras, amarro los cordones con prisa y me coloco el abrigo con capota. Estando en la selva la humedad no ayuda y la última vez que Eche un ojo al tiempo había nubes grises. Vuelvo a salir y me encuentro en los pasillos con Mindi. —¿Qué demonios significa eso? —Pregunta escuchando la alarma. —Estado de emergencia: evacuación al búnker tres. Diríjanse al ala central, cerrando defensa en 2 minutos. Le explicó lo mejor que puedo mientras caminamos saliendo de entre la multitud. Después de lo sucedido con Vaiana. Marcus implemento una evacuación eficiente, este búnker es una coraza que mantiene toda la energía dentro, evitando ser rastreada o detectada por los centinelas. Se decidió crear el búnker en este lugar debido a que está sobre un portal natural, en casos de emergencia lo mejor era evacuar inmediatamente, ese portal nos dirige a otro lugar sin ser rastreados. Subimos a la superficie encontrándonos con los demás que irán en la expedición a rastrear al capitán, Grey está atando sus botas, el abuelo, está junto a Daniel e Imei mientras Marcus viene saliendo enfurecido seguido por Joshua. —Te quedas, no discutiré esto contigo. —asevera Marcus. —No te estoy pidiendo permiso. —alega Joshua. Daez viene sujetando su chaqueta y me dirige una mirada antes de seguir. Todos los presentes son lycans o híbridos y la única razón por la cual estoy yo es que soy quien más conoce el aroma del capitán. —¿Estamos todos? —pregunta Marcus. —Sí. —confirma Imei. —Llegamos. —habla Kristen y Daniel desfigura el rostro con sorpresa. La toma por el brazo llevándola a un sitio separado. Los veo discutir y Daniel regresa enojado. Kristen llegó junto a rubí y Romanó quien intenta evadirme la mirada. ¿Por qué están aquí? No entiendo. —Lárguense, no nos sirven. —alega Daniel con las venas marcadas. —Sé. Quedan. —habla el abuelo. Romanó es una bruja, Rubí, Kristen son vampiras. Ciertamente, Daniel tiene razón, no nos sirven, los vampiros y brujos no pueden hacer nada contra un lycans ya transformado. Cómo dije, yo tengo un olfato tedioso, pero nato, lo cual me ayuda y sobre todo soy la que más reconoce el olor del capi. —Las necesitamos. —habla Marcus. —Necesitamos que nos guíen. Otra ventaja de los vampiros, siendo enemigos naturales, un vampiro tiene algo llamado percepción, lo cual se activa estando muy cerca de un lobo. Incluso lo había olvidado. La percepción en los híbridos no es tan afinada como en los puros. —¿Pensé que ese era su papel? —refuta Romanó con desprecio hacia mí. —Clare será quien confirme si es o no John Robinson. —aclara mi abuelo. —No queremos confusiones. Tiene sentido la persecución, solo avisa la cercanía de un lycans, más no garantiza que sea el capitán. —En todo caso, no deberías haberlo soltado. —asevera con disgusto. —¡Vasta! —habla rubí y no me lo creo. ¿Acaso me está defendiendo? El abuelo suspira y habla. —Romanó tú y Mindi deben evacuar. —la tensión se le baja. Mindi asiente pero ella no. —Quiero ir. —habla ella. —Obedece. —exaspera Marcus. Nos mira con desdén y la vergüenza se le clava en la mirada antes de girarse alejándose con zancadas grandes. Contengo la risa de victoria y me concentro en lo mío. —¡Entonces, princesa! ¿Hacia dónde? —habla Imei. El pecado andante llamado Daez Brhazo regresa con la chaqueta puesta y mis sentidos solo lo detallan a él. —¡Izquierda! —señalo el camino recordando hacia donde se fue cuando vimos la cámara de seguridad. Echan a andar y Marcus me detalla. —¡Concéntrate o mejor evacua! —se dio cuenta. Camino por delante sopesando que eso no fue conmigo. No caminamos mejor dicho, tratamos ante el peligro llamado lluvia. Adentrados en la selva, su aroma me llega más afable y guío junto a rubí y Kristen quien empiezan a contraerse incómodas y eso afirma que estamos en el camino correcto. Imei sigue más adelante las huellas y los rastros que dejó y de un momento a otro se detiene… me detengo también con extrañeza su aroma se dividió. Kristen se altera y empieza a jugar con sus dedos mientras rubí parece desorientada. Aquí el aroma es vivido, y todos se detienen sin saber qué hacer. Los truenos relampaguean alumbrando el firmamento y joder es imposible, las primeras gotas empiezan a caer. —No lo lograremos. —habla Imei que viene removiendo sus botas del fango. —Trazo tres caminos, el muy malnacido. La lluvia borrará el rastro antes de que encontremos el correcto. —¿Sigue transformado? —pregunta el abuelo dirigiéndose hacia las vampiras. —¡oh maldición, claro que sí! —exaspera rubí a punto de sacar los colmillos. —¡Se siente amenazado! —habla Kristen. Y sí, tiene razón, el rastro de feromonas habla por sí sola. Debe de estar en completa desorientación, pero ese lycans no es cualquiera, es John Robinson y más allá de todo es y fue un capitán de la FMA, no es coincidencia que creará tres caminos para despistarnos, tuvo que haber predicho la lluvia igual que nosotros y lo uso a su favor la mejor opción es dividirnos y solo un par encontrará el camino hacia él, es mejor pelear con un par y no con todos. Inteligente, muy inteligente. —Cuanto más esperemos, más se alejara. Divídanse. —habla Marcus. —El pueblo más cercano está a dos kilómetros, transformado le costará menos de unos 40 minutos. La llovizna emerge y me cubro la cabeza con la capota de mi abrigo. Rubí se va con el abuelo y Daniel, mientras yo me voy con Marcus, Joshua y Grey. Daez se va con Kristen e Imei, cada quien toma su lugar y siento un vuelco en el estómago al sopesar que puedan matarlo. Su aroma se disipa con la llovizna que no mengua, sino que resurge con más fuerza, el sendero no azalfado se enloda y cada paso es como estar pisando una tierra movediza, las ramas crujen y la lluvia se intensifica causando que los oídos nos dificulten el sentido auditivo. El aroma se pierde y Marcus es el primero en maldecir. No hay nada, no es este el camino, ¿Cómo lo sé? Ni yo lo entiendo, pero estuve tiempo en la FMA y esto me suena a nada. —¡Regresemos! —grito y Marcus hace una mueca para que repita lo que dije. —¡Debemos regresar! —grito más fuerte. La lluvia es caos y Marcus se adelanta regresando y… las luces y linternas nos detiene el paso. ¿Qué demonios? Las nubes de lluvia cubrieron el sol y la lluvia más los relámpagos nos dan una vista oscura. Amplío la vista y noto la medalla del hombre. ¡Es de la FMA! Es imposible, eso significa que el capitán, si nos delató, me niego a creerlo y aun sabiendo que eso significa que nuevamente he vuelto a creer en quién no debía. CONTINUARÁ…
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