Luego de dos veces más, nos quedamos en la cama agotados. Yo fascinada por lo que acabo de vivir. Y preguntándome como me pude privar de esto tan bueno. Christopher me abrazo y nos quedamos dormidos en segundos. Son las ocho de la mañana, busco en toda mi cama a el señor misterioso y ni rastro de él, así que decido levantarme sin ganas de nada “todo me duele” pensé, es más si pudiera no voy a la Universidad. Me rio para mi misma de ser tan floja, y pienso en la noche anterior y me da por sonrojarme. Es tan bueno en la cama que deseo volver hacerlo, aunque no creo que mi sexo quiera. Me doy una ducha, salgo a buscar una toalla para envolverme, veo mi reflejo en el espejo y me doy cuenta de que tengo mis mejillas sonrojadas. Pienso si era lo correcto, no sé si tenemos una oportunidad, pero