La idea de que Osiris pudiera sentir algo por mí, seguía revoloteando en mi cabeza y no podía olvidarlo. Sabía que sucedería esto. Me enamoraría y luego estaría atontada. Sí ya estaba en las nubes, ni se imaginan como estaba en ese momento. Aunque lo pensé mejor y recordé que Osiris me dijo que era divertida cuando estaba así.
Luego se me apareció de la nada Kahina y comenzó con el mismo tema popular, el cual ya lo habíamos hablado pero no había concluido todavía. Insistió con que debía confesarle a Osiris lo que sentía por él en un lugar romántico bajo la luna. Y un lugar así se daba en el desierto en donde ellos vivían. Me comentó que era precioso. La luna del tamaño de un ogro, iluminando la arena que daba la sensación de ser oro y plata al mismo tiempo, que su combinación se llamaba peltre y con una fogata, la cual iluminaría nuestras caras en un silencio esencial pero que pronto acabaría. Ya que, yo daría el inicio confesando mis sinceros sentimientos por él, que lo comprendía en el dolor de la muerte de un ser querido y que le sería fiel toda la vida.
Me dio la sensación de que Kahina se había tomado un poquito enserio el tema y yo negué con la cabeza suspirando. Pero, como lo hizo anteriormente, me dijo que se encargaría. Que solo cuando llegase el momento, debería confesar mis sentimientos y que todo estaría perfecto.
Adoraba el entusiasmo y optimismo que tenía esa niña, pero me entre a reír. Ya que todo lo que me había propuesto, me sonaba a las novelas que leía mi profesora sobre amores que vivían en un mundo romántico y era eterno.
Pero no quiso escucharme y fue a preguntarle a Shade que si le conseguía un novio, ¿Sonreiría un poco más? Digamos que se lo tomó un poco a pecho, ya que no le gusto para nada y calculé que Kahina tuvo que c******e unos cinco metros hacia atrás para esquivar un golpe de Shade. El cual impactó contra un árbol y se destruyó en dos segundos.
Osiris casi mata a Shade en consecuencia. Y me di cuenta de dos cosas, no solo Shade daba miedo y que, si a ella la intimidaban, podía mostrar un lado muy vulnerable.
Las cosas se calmaron y volvimos a hablar sobre la ruta, el tiempo y los suministros.
Los cálculos de Osiris habían fallado un poco en el conteo de los días en los cuales debía transcurrir el tiempo hasta llegar a Egipto. Nos había tomado varios días más. Tuvimos que acampar varias veces a la intemperie y no tuvimos la oportunidad de reabastecernos. Por ende, tuvimos que comer sobras o frutos silvestres. No poseíamos talento con la naturaleza y menos para encontrar comida. Ninguno era hijo de campesinos. Algo que nos hubiera servido bastante para tener algún conocimiento sobre la naturaleza. Apenas, era la única que era hija de un artesano. Una clase inferior para la familia de Osiris o la de Shade.
Sin embargo, después de dos noches y cuatro días, aprendimos un poco más. Sin contar la tercera noche, cuando fuimos atacados por unos animales salvajes. Pero, ese fue un episodio gracioso y algo estúpido. Ya que, solo se trataban de erizos que habían seguido el olor de los frutos y le habían clavado una de sus agujas a Shade al pasar. Esta se levantó creyendo que era algún ataque exterior y comenzó a agitar la espada medio dormida. No terminó de una buena manera ni de una mala manera. Pero, si quedó en ridículo y por el siguiente día no nos dirigió la mirada ni un segundo.
Pero también nos reímos un poco. Además, aprendimos a estar un poco más unidos. A pesar, de que Shade no quisiera internalizarse mucho con nosotros. Y sin contar que estaba peleada con Osiris.
Con Kahina nos acercamos un poco más y a cada momento su personalidad estrafalaria me agradaba más. Sin embargo, había cosas que todavía desconocía de ellos, pero esperaba conocerlas en un futuro.
Aquellos días y noches transcurrieron tranquilamente, a pesar de aquel inoportuno episodio. El atacante misterioso por suerte no había vuelto a aparecer y nosotros recorrimos el camino sin contratiempos.
El problema era el camino inhabitado e inexplorado por nosotros y no sabíamos por dónde debíamos ir específicamente para no atrasarnos.
Pero como no existían muchos mapas a los cuales pudiera acceder el público, nos había tomado más tiempo encontrar el camino correcto. El problema era que se nos acababa el tiempo y no teníamos una muy buena orientación.
Por lo cual tuvimos que recurrir al servicio de transporte.
Algo nuevo para mí y algo caro.
El tema era, que el camino era largo y debíamos pasar por territorios por los cuales todavía se estaban asentando. Además, debíamos hacer una especie de medio círculo. Todos juntos habíamos partido desde un bosque a las afueras de Tebas, en Grecia y debíamos rodear algunas tierras para llegar a Egipto sin tener que ir por el agua, en alguna balsa o algún medio de transporte marítimo que nosotros hiciéramos. Ya que, aquellos mares estaban infestados de criaturas. Algunas conocidas y otras desconocidas. Solo se atrevían a internarse, algunos marineros que les interesaba saber que se escondía en ellas. Muchos inventaban o contaban relatos. De sus propias aventuras o ajenas. De ahí salieron las típicas sirenas y sus estereotipos. Aunque, en realidad las sirenas son de origen griego y no son mujeres mitad pez. Son híbridos entre mujer y ave. Las verdaderas sirenas son llamadas nereidas. Pero, esa es la prueba de la deformación de las historias y que en realidad, si no lo ves con tus propios ojos, no estarás seguro de que así sea.
También, se encuentran las feroces anguilas y algunas langostas gigantes que tienen similitud con los escorpiones, y demás criaturas bastante peligrosas.
Pero en fin, los mares en eeres momentos eran peligroeres y no cualquiera se atrevía a entrar en ellos. Por lo cual, teníamos que rodear a los países de alrededor del Mar Egeo hasta llegar a El Cairo, Egipto.
Todo nos acercamos a él gran armatoste de madera y metal. No registramos en una lista que custodiaba un humano con ropas extrañas. Este nos cobró una suma específica por pasajero, más nuestras pertenencias. Entre ellas, nuestros equinos y en el caso de Kahina, su camello. A estos, los ubicaron en las bodegas. Nos prometieron que los cuidarían bien ya que, insistí bastante en que eran delicados y necesitaban cuidado. Luego, subimos nuestras cosas y nos dirigimos a la cubierta.
El transporte que nos adelantaría gran parte del camino, estaba infestado de criaturas de todo tipo. Había desde, humanos enteros a humanos mitad animales; bestias completas, como demonios, o semi bestias, los cuales eran hijos de un demonio y un humano, es decir híbridos.
¡Era espectacular! Nunca me había sentido de esa manera. Sentía que encajaba, que nadie me miraría extraño por tener alas, cabello de oro u ojos de color verde agua con turquesa hasta azul marino. Es más, creo que los que se sentían incomodos, eran Osiris y Kahina. Sin embargo, la reina de las sombras no dijo nada.
Conocí tantos humanos que me habían hecho sentir como si no debiera haber nacido, solo por tener algunas características diferentes, que por desgracia habían provocado desconfianza en mí hacía otros humanos.
Aunque, en este viaje me había tocado viajar con seres humanos, los cuales me habían tratado muy bien y me habían acompañado. Es decir, hay personas que dejan llevarse por las apariencias. Admito que ser un ángel me daba ventaja en algunas cosas. Como por ejemplo, en la magia o en las actividades artísticas. Ya que, nos destacábamos bien en esos ámbitos. Como también, en la música. Somos buenos en los instrumentos de cuerda, por ejemplo el Arpa. Sin contar, en el dibujo y la pintura, en la poesía y en las manualidades. Pero estas características, traían consecuencias. No en las actividades rutinarias, pero si en las actitudes de mis compañeros. Ya que cuando alguien destaca, tienden a tirarlo abajo o lo contrario. Pero mi suerte no era la positiva. Por lo que, me dejaban de lado o me discriminaban.
Suspiré y enarqué una ceja al notar que todos estaban listos, mirándome impacientes. Era hora de sarpar y seguía en mi mundo. Luego, escuché lo que había explicado el guía sobre aquel transporte.
Le decían la nave, a aquella cosa tan impresionante. Al transporte que nos adelantaría un poco más del camino. Lo describían como la máquina del futuro. Algo que en varios años nos llevaría a conocer nuevas tierras y criaturas, para conocer sus culturas y poder relacionarnos de otra manera; pero a mí, no me significaba demasiado.
"La nave" era marrón, de madera y muy grande. Tan grande que podrían caber cien caballos parados del tamaño de Penélope sin amontonarlos. Además, poseía cañones para defenderse de las criaturas de los mares profundos. Aunque, no eran tan necesarios aquellos instrumentos que provenían del Reino Unido, ya que solo bordearíamos las costas. No era necesario internarse en el mar. Solo adelantar camino hasta el Cairo.
Todos dimos un recorrido y luego nos asentamos. Ya habíamos pagado la cuota para que nos llevara una gran cantidad de kilómetros de nuestro recorrido. Así que le calculamos como dos o tres noches.
Estaba muy emocionada. Quería viajar por el mar, nunca lo había hecho. Quería conocer a esas criaturas que viajaban conmigo y saber sobre ellas.