Estaba por armarse el tumulto para ver una pelea entre Gilberto y Valentín y así se encendieran más los ánimos de lo que ya estaban, pero Sulermy dañó el momento. — Señore, no vinimo a ve’ un tolneo de boxeo, para eso consíganse un rin. Nosotro tamo aquí pa ve quié tiene el pie má’ caliente. — Sugirió la señorita. — Eso también e’ veldá, goldita. — Respondió Valentín. — Pol cielto, n3gra chula, tú debería andá con un hombre con má’ bujía. No creo que Gil te dé lo que tú necesita de un hombre con pantalone. — Terminó de decir aquel tipo dirigiéndose a Vanessa. Desde siempre, Valentín le encantaba la idea de fastidiarle la vida a Gilberto, ya que éste solía obtener mejores calificaciones en las asignaturas durante los tiempos de colegio que su rival, pues él quedaba en una posición más ba