Araceli.
—¿Paramos?. —lo miro por sobre mi hombro que asiente estirándose y sonandose la espalda.
—Si... Me duele la espalda ya. —me pongo su campera para cubrirme como hago siempre—. Voy al baño, ya vengo.
—Dale. —miro fuera del privado y lo veo sentado haciendo un dibujo y Cele lo señala para que vaya, voy hacia él pensando en lo que le voy a decir porque la verdad que no tengo idea—. Hola Manuel ¿Cómo estas?.
—Bien gracias. —vuelve a dibujar sin nada mas que decir.
—¿Puedo ser sincera contigo?. —queda quieto y gira de a poco la cabeza.
—Si, claro.
—Hay una chica que está enamorada de ti. —levanta las cejas sorprendido y hace una leve sonrisa—. ¿Tienes novia?.
—Tengo algo.
—Y... ¿Ella es hermosa?.
—Que tiene que sea hermosa si no es la que me gusta.
—¿Y quién te gusta? Va, si es que me quieres decir obvio.
—Celeste. —me hago la que pienso pero por dentro salto de alegria—. ¿Quién es ella?.
—¿Porque no acuerdo para que se conozcan en una salida?.
—No gracias. —se cruza de brazos mirándome.
—Mira que esa salida puede alegrarte la vida o puede generar que te arrepientas toda la vida... Cree en mi, después me vas a dar las gracias.
—Esta bien. —acepta pero sin ganas y como diciendo, ¿me dejas de joder?—. ¿Dónde y a qué hora?.
—¿Te parece ahora? Ella me dijo que tenía el día libre... La llamo y quedan.
—Bien... No tengo mas trabajo y voy así veo si tienes razón con lo que dices.
—Toda la razón tengo y voy a tener. —frunce las cejas por lo que digo, jamás creí que iba a ser una casamentera, pero acá estoy, ayudando a una amiga como corresponde creo, anoto en una hoja y se la doy—. Ahí te va a estar esperando... Ya le aviso así se encuentran.
—Bien... Voy al baño y ahí voy. —cuando va corro donde Cele.
—Dijo que si... Ve rápido.
—Gracias, gracias. —sale corriendo mas que feliz, con una sonrisa me giro viendo Exe que esta en el privado mirándome.
—¿Para cuándo?.
—¿Qué cosa?.
—¿Nuestra salida?. —nos apunta dando a entender que habla de nosotros dos—. Arreglas la de los demás menos la de nosotros.
—Cuando quieras también.
—Esa es la mentira mas grande que me puedes decir. —sonriendo voy hacia él y sin darme cuenta me choco con Manuel.
—¿Cele ya se fue?.
—Si, dijo que tenía cosas que hacer.
—Mmmjjjj. —agarra sus cosas medio con brusquedad, se nota a kilometros que no le hace gracia una cita a ciegas—. En media hora nos vemos.
—¿Por qué media hora?.
—Porque voy para no hacerte sentir mal, nada mas. —Exe cierra el local con llave cuando se va.
—Vamos al privado. —me saco la campera dándole la espalda obviamente, y me siento en la silla así sigue donde quedó.
—¿Porqué decías que miento?.
—Te voy invitando dos veces y las dos veces dijiste que tu abuela tiene problemas.
—Pero es verdad no miento, ¿Crees que para mi es juego la salud de mi abuela?.
—No, no dije eso. —nos quedamos en silencio, solo escucho el ruido de la maquina hasta que para de golpe—. ¿No hay nadie mas que la cuide mientras tenemos una cita?.
—Nadie... Solo yo.
—¿Tus papás?.
—¿Qué hay con ellos?.
—¿Dónde están?.
—En un cementerio. —respira hondo y sigue.
—¿Qué les pasó?.
—Accidente de auto. —digo lo que mi abuela me dijo—. Imprudencia mejor dicho.
—¿Por qué?.
—Dicen que mi papá iba borracho.
Ya no me pregunta nada ni hablamos nada, creo que de verdad esta enojado por no tener la cita que ganó en el juego que yo no quería jugar, pero es verdad, dos veces me va invitando a salir pero le digo que no por dos motivos, el primero es que no sé sus intenciones, no sé si soy del momento o realmente quiere algo conmigo, y la segunda es que no tengo con quien dejar a mi abuela, si, trabajo y estudio pero son cosas necesarias que debo hacerlas, no una salida para divertirme y ella sola en la casa.
Cele y Manu nunca volvieron, cuando termina con mi espalda vamos a ver la cartelera, riendo me dice que es mejor que reprograme los tatuajes ya que no los puede atender todos él solo, me quedo esperando a que cierre el local ya que insiste en que me va acompañar al café.
—Me voy a sentar allá. —apunta la mesa mas apartada.
—¿No tienes cosas qué hacer?. —se sienta y no me queda de otra que acercarme para seguir la charla.
—No... Le prometí a tu abuela que te iba acompañar hasta tu casa en la noche.
—Pero puedes volver cuando salga, ¿Qué vas a hacer acá cuatro horas?.
—No tengo nada que hacer así que no insistas que me quedo. —agarra la carta que hay en la mesa y la lee sonriendo—. Quiero que me traigas un café y una torta de doble chocolate. —voy a la cocina a ponerme el delantal, saludo a todos mis compañeros que son todos muy buenos y me llevo de maravilla.
—Hola Ara.
—Hola Anto. —la miro sonriendo ya que es muy hermosa, pero super tranquila y timida.
—¿Me podrías ayudar con los pedidos por favor?.
—Si obvio. —me ato el pelo sonriendo—. ¿Por dónde empezamos?.
—¿Ese chico ya pidió algo? Los vi hablando.
—Si, ya casi esta. —corto la torta y hago el café llevándoselo de inmediato—. Acá está. —me sorprende cuando veo a otro chico igual a él pero mas joven.
—Ara, él es mi hermano Seba... Seba, ella es Ara.
—Hola hermosa. —ruedo los ojos por eso—. ¿Te ofendí?.
—No le gusta que le digan que es hermosa. —los dos se ríen de no sé qué.
—¿Me traerías una tarta de frutas y un jugo de banana, frutillas y kiwi?. —lo miro a Exe que se ríe, me dan ganas de darle un golpe porque se burla de mi—. Y si tienes hambre come lo que quieras, yo te lo p**o.
—¿Te crees que no me puedo pagar mis cosas?.
—Lo que tenga que ver con ella lo p**o yo. —dice Exe enojado.
—Ya viene mi compañera mejor.
Pasa una hora y el chico se va pero él se queda con unos cuadernos y libros, me pone realmente incómoda que este ahí sentado mirando a cada cliente que atiendo, me mira fijo y si hago algún gesto se para y luego se vuelve a sentar cuando me voy, pero sigue mirando al que me estaba poniendo incómoda, como que se lo quiere comer o algo así.
A la noche caminamos en silencio hacía mi casa, su celular ha estado sonando sin parar hasta que escribe algo y lo apaga. Vamos en un silencio muy agradable, nada incómodo, aprieto mis manos nerviosa y decido agarrarlo del brazos pero me lo saca para que nos demos la mano, sonrío como tonta por eso.
—Pasa... —de golpe se pega a mi espalda empujándome hacia el portón de mi casa—. ¿Qué?.
—Entra rápido. —mis manos tiemblan intentando abrir el portón, su voz sonó rara dándome miedo.
—¿Qué pasa?.
—Nos vienen siguiendo unos pibes... Cuando entres cierra la puerta con llave.
—¿Y tú?. —me empuja entrandome y cierra el portón, me giro viendo que va caminando hacía los que nos venían siguiendo, entro temblando y de inmediato llamo la policía.
—¿Ara?.
—Me voy a poner a cocinar abuela.
—¿Y Exe?.
—Fue a comprar a la esquina. —la policía me dice que ya vienen y miro por la ventana, él no está y eso me asusta—. Voy a ver si viene.
—No abras el portón.
—No, tranquila. —miro por la ventana y lo veo venir de la esquina con su ropa que lo tapa todo, salgo corriendo afuera y abro así entra de inmediato—. ¿Qué pasó?.
—¿Me puedo quedar?.
—¿Eh?. —entramos y vamos a la cocina.
—¿Ya llegó Exequiel?.
—Si abuela. —se me acerca mucho susurrando.
—Me quiero quedar... Duermo en el sillón no es problema, pero no las quiero dejar solas.
—¿Qué pasó?.
—Seguí a los pibes... Creo que les quieren robar.
—Perdón Exe, no te puedes quedar.
—Van a quedar solas, ¿Y si entran? Las van a lastimar.
—Ya sé... Pero no puedes quedarte.
—¿Por qué? ¿Cuál es el problema?.
—Vivimos solas y la gente puede creer cualquier cosa.
—Que me chupen los huevos tus vecinos. —lo empujo pero aunque es delgado no lo muevo ni a gancho.
—Acá nada de malas palabras.
—Es la verdad... Sabes que tengo razón Araceli. —¿cómo hago para que entienda?.
—Pregúntale a mi abuela, es su casa.
—Bien. —va donde ella y yo quedo ahí sabiendo que mi abuela va a aceptar que se quede ¿y yo dónde me meto?, voy a estar muy nerviosa porque él va a estar en la casa.
*****
Exequiel.
—Vas a dormir muy mal acá. —sonrío ya que Ara esta cruzada de brazos en el marco del living moviendo una pierna como conteniendose de partirme la cara.
—Voy a estar bien Estela.
—Déjale tu cama Ara... No seas así.
—¿Y yo? Chao, es mi cama, no se la paso a nadie menos a este que tiene donde dormir.
—Duermes conmigo.
—O conmigo. —Estela se ríe de mis palabras y Ara bufa—. ¿No te gusta la idea? Abrazados y calentitos.
—Buen chiste.
—Vamos Ara. —vuelve a insistir su abuela, se nota de lejos que no me quiere acá pero voy a lograr que me quiera y después sea ella la que me pida que me quede.
—Que se vaya a su casa abuela.
—No seas así, ¿Una vez que por fin tenemos un hombre decente en esta casa lo quieres echar?.
—¿Quién dice que es decente?. —me mato de risa mirándolas discutir, hablan como si no estuviera presente.
—Nos está cuidando. —golpea el piso con su pie enojada, parece una nena a punto de hacer un berrinche.
—Esta bien... Duerme en mi cama pesado.
—¿Vas a dormir conmigo?. —se va furiosa y Estela se ríe mirándome.
—Vas a tener que tener paciencia y buen humor porque es mas terca que una mula. —la miro asintiendo porque desde que la conozco aprendí que es dura, pero así me gusta, no cambiaría nada de ella—. Te he visto Exe... Te gusta mi nieta.
—Si Estela, me gusta su nieta. —ufff que se sintió bien al fin decirlo y admitirlo—. Es muy linda.
—Vas a tener que ganartela a base de paciencia hijo, porque así no creo que ceda... Bueno, voy a descansar, que duermas bien. —junto las cosas y voy a la habitación de Ara, la encuentro furiosa agarrando su almohada y ropa.
—Eres un insoportable. —no me mira para nada—. Me sacas mi abuela... Ahora mi cama, ¿Qué mas me vas a sacar?. —estoy en la puerta mirándola.
—Si te digo te vas a enojar.
—¿A sí? Dime.
—Prefiero que no. —miro la cama sonriendo, voy a dormir con su fragancia y por lo que se ve es cómoda.
—Dime. —junta la puerta para que Estela no oiga—. Vamos, me voy a quedar con la intriga... Y así me preparo para hacerte la guerra.
—Dije que no y punto, a parte te va a gustar cuando te la saque. —abre grande los ojos cuando entiende de que hablo—. Que duermas bien pensándolo.
—¡Encima te burlas descarado!.
Sale furiosa de la habitación, un poco mas y echa humo de lo enojada que está por hacer que su abuela me quiera y por conseguir lo que quiero, me tiro a la cama sintiendo la suavidad de las mantas y el olor a lavanda de sus sabanas, realmente una combinación que te invita a quedarte y no levantarte mas, espero ese día y que sea pronto con ella a mi lado.
En la mañana la acompaño a otro trabajo que no tenía idea, me preocupa lo mucho que trabaja, solo son las dos y recae todo el peso en Ara la mantención de la casa, por lo que Estela me comentó, su jubilación alcanza solo para los medicamentos que toma y luego todo lo paga Ara, por eso ella esta siempre así, de un lado a otro sin parar y con cara de no dar mas, pero sigue por amor a su abuela, debo hacer algo para ayudarlas, cuando me quedaba a comer yo llevaba y ahora que me voy a quedar definitivo por pedido de Estela debo aportar más y tengo que hablarlo con Ara así deja de exigirse tanto y disfrutar su juventud.
Voy donde Julián a bañarme y cambiar de ropa, también me voy a llevar mis libros y algo de ropa para no venir tanto y que no me joda.
—¿De dónde vienes?.
—Epa... No sabía que te tenía que dar explicaciones.
—¿De dónde vienes? Estás en mi casa y no viniste a dormir... Hacen días que no te veo, ¿En dónde estás metido?.
—No estoy donde crees. —voy a la habitación y él atrás mío.
—¿A dónde? No es un puto juego Exequiel.
—Te digo que estuve un lugar de bien. —agarro un bolso y busco ropa y calzado guardando todo—. Me voy a quedar ahí esta noche otra vez. —me gira del brazo y esta furioso.
—Mírame a los ojos. —lo hago y frunce las cejas, aspira con fuerza.
—Estoy limpio Julián... Juro que no he tomado nada desde ese día.
—¿Dónde te estas quedando? No vienes en todo el día o llegas tarde, y ayer vino Seba por tus cosas, ¿Qué estas haciendo y con quién?.
—Me estoy quedando donde una chica, ¿Esta bien? Lo mas malo que hacen es dormir a las once de la noche. —su mano afloja un poco en mi brazo pero sus ojos se abren mas y sé que es por mi sonrisa y buen ánimo al hablar—. Como a horario y voy al trabajo y a la escuela.
—¿Quién es? ¿De dónde la conoces?.
—No quiero decir nada... No sé a donde vamos.
—¿Ustedes se acuestan?.
—Ojalá. —me suelta y sigo buscando ropa interior—. Ojalá Dios me bendiciera y me permitiera estar con ella.
—¿Dios? Ahora estoy mas intrigado. —me río como un idiota.
—Estoy muy bien... De verdad que estoy bien.
—La quiero conocer.
—Te digo que no sé si vamos a algún lado con ella, ¿Cómo te la voy a presentar?.
—Solo quiero saber si vas a volver a lo mismo... Todas las mujeres que han pasado por tu vida están metidas en esa mierda.
—Ve mañana al café que hay en el oeste... Ese grande que hay en la esquina.
—Hay miles Exequiel no me jodas.
—Mejor pasá a buscarme al colegio y te guío.
—Bien.
Julián me presta uno de sus autos que nos viene al pelo para cuando debemos ir al médico por Estela y para no andar caminando tan tarde con Ara, me da miedo mas que nada por ella, yo tengo calle y de sobra, pero Ara no tiene nada. Voy donde Estela a dejar el bolso y mis libros, le aviso que en la noche vuelvo y contenta me dice que si.
En la escuela estoy medio distraído ya que no sé que mierda me esta pasando con Ara, no voy a negar que es hermosa y que me la llevaría a la cama pero no sé si es lo mejor, me gusta y mucho, pero tambien sé que ella quiere y merece alguien mejor que yo y lo que le puedo ofrecer, pero soy tan hijo de puta que no voy a hacerme a un lado, no ahora que por fin me deja estar a su lado.
Julián me sigue detrás y voy nervioso guiándolo a que conozca a la mujer que me tiene pelotudo en tan solo dos meses.
—¿Dónde está?.
—Ahí... La morocha.
—¿Cuál? Mierda no me jodas.
—Ahí viene. —me mira como que no puede creer cuando empiezo a sonreír, mis manos transpiran y siento que me intimida demasiado esta mujer.
—Hola. —lo mira y luego a mi anotando lo que sabe que me gusta—. ¿Usted va a querer algo?.
—Un café y una tarta de dulce de leche.
—Bien, ya se lo traigo.
—Gracias. —se va y comienza a reír mientras se tapa la boca.
—¡Mierda hombre!. —me mira asombrado y luego a ella que esta preparando lo que pedimos—. Es hermosa.
—¿Viste?.
—¿De dónde la conoces?. —la mira a cada rato embobado y ya me esta sacando eso.
—Del local... Se fue a tatuar y ahí nos enganchamos. —cuando se vuelve a girar le doy una patada por debajo de la mesa.
—¡Que carajo! ¿Eres idiota?.
—¿Deja de mirarla qué te pasa?. —asiente alzando las manos.
—Perdón... ¿Van en serio?.
—La estoy remando.
—Pero Exe... —lo miro intrigado por como habla—. ¿No crees que ella no esta para jugar? Por lo que veo es una persona creyente... No sé como será pero esas mujeres quieren cosas serias.
—Ya lo sé... Su abuela me lo dice.
—¿Conoces a la familia?.
—Vive con su abuela.
—¿Y se acuestan en la casa de su abuela?.
—Te dije que no nos acostamos. —viene a dejar los pedidos con una sonrisa.
—Guarda, no seas apurado por Dios. —me reta cuando agarro la taza de café de la bandeja justo cuando ella tambien la iba a agarrar.
—Es que te sale rico.
—Después te quemas y es mi culpa. —me da un golpe en la mano cuando quiero agarrar la tarta—. Exequiel por Dios para.
—Bueno. —me sobo la mano mirándola a los ojos como un nene travieso—. Pero quiero probar.
—Mal educado por favor. —Julián comienza a reír a carcajadas haciendo que los dos lo miremos—. Disculpe. —le sirve rápido y me mira negando—. ¿Desea algo mas?.
—Gracias, esto esta bien. —se va y empiezo por mi tarta que está buenisima—. Sabe tus gustos.
—Si... Vengo todos los días.
—Waauuu Exe... Me alegra de que por fin estés en un ambiente mejor.
—Las dos son maravillosas Julián... Me encanta este ambiente. —alza las cejas escuchando—. Es tan diferente, no te das una idea... Creí que lo que hacía me divertía y estaba tan errado... Me divierto con una película, con manualidades o hasta con cocinar... Me enseña a ser un hombre con metas claras, que no todo es pasajero, a crear lazos y recuerdos... A ser buena persona. —sonríe asintiendo a todo lo que digo—. Es tan distinto Julián... Me demuestran amor hasta con una simple taza de té... Se preocupan por mi, por mis comidas, mis horas de sueño, el trabajo, y no son mi familia, eso es lo que mas me sorprende.
—¿Te dan amor y a penas te conocen?.
—Si... No sabes nada de mi mas que mi hermana es la dueña del local y quiero que quede así.
—Como tu quieras, pero cuídalas Exe... Nadie hace eso por hacerlo, te deben apreciar demasiado... Aprovéchalo para salir adelante.
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