El amor es una mentira inventa por los débiles para justificarse ante la vida por sus errores.
Y.V.
Yxora
Intento dormir después de que Esteban se va sin ni siquiera intentar disculparse por habernos arruinado la noche, si tan solo desistiera de su deseo sentimental hacia mi todo sería perfecto entre los dos, él ha logrado que deje de extraña a Rogert, sin embargo, el amor que habita en mi corazón le sigue perteneciendo y no creo que deje nunca de hacerlo, yo me enamore de Rogert en todos los sentidos, es mi complemento perfecto, pero tengo que aceptar que el ama a su mariposa negra y es feliz con ella, no me puedo permitir ser débil delante de nadie.
Por otra parte, no puedo negar que me frustra que las cosas entre Esteban y yo cada vez estén peor y que me sienta tan vacía cada vez que se va luego de una discusión, si él entendiera como me hace sentir que terminemos de ese modo cada sesión que debería ser para relajarnos y entregarnos por completo, pero no él prefiere sacar temas que únicamente logran irritarme más.
Me levanto de la cama harta de dar vueltas de un lado sin poder conciliar el sueño por estar pensado en él y en cada una de sus palabras, a pesar de que me niego a escuchar lo que tiene para decirme, la verdad es que si lo oigo, muy claramente, pero no puedo sentir lo mismo que él siente por mí, porque aunque no lo diga sé que ha empezado a quererme.
Bajo las escaleras descalza y me dirijo hacia la cocina y saco leche de la nevera para luego verter un poco en una jarra y llevar al microondas, quizás un poco de leche tibia me ayude a calma la ansiedad y ya no estar pensando tanto en las estupideces que dice, el día que Cassandra y Rogert se dieron el sí frente a todos, ese mismo día decidí que nunca amaría a nadie más y es lo que pienso hacer, no voy a arriesgarme a que luego de enamorarme Esteban decida que ama a otra mujer y me deje de nuevo con el corazón herido y sufriendo.
Aunque en el caso de Rogert, yo tenía conocimiento sobre sus sentimientos y si me enamore fue que yo quise hacerlo, él nunca me mintió y cuando al fin logro estar con ella también fue sincero, a pesar de que sabía que sus palabras me estaban quebrando en mil pedazos, era lo mejor, nuestra relación siembre se basó en la transparencia de nuestras acciones y agradezco que siempre haya sido así entre los dos. Estoy sentada en uno de los taburetes de la isla de la cocina cuando escucho que la puerta principal es abierta con mucho cuidado, como si no quisieran hacer ruido, me paro enseguida y apago la luz. Podría ser Esteban que vuelve, aunque lo dudo, la experiencia me ha enseñado a ser prevenida, además, él no tiene que entrar como ladrón en mi casa.
Sin hacer ruido y aprovechando la oscuridad me asomo y veo dos siluetas negras que se mueven con cuidado, una le señala a la otra el piso superior, vienen por mí. Hace mucho que no estoy en el negocio del contrabando, pero eso no les impide a mis enemigos tener deseos de asesinarme cuando la ocasión lo amerita, como en este momento, estoy segura de que vienen de parte de Cristóbal Fuentes, le quite un muy buen negocio recientemente aunque no esté contrabandeando, sigo teniendo contactos con los cuales hacer negocios sustanciales.
Regreso a la cocina y abro el cajón falso de la parte inferior de la isla de donde saco una Glock 9 mm, semiautomática con silenciador y vuelvo a mi posición anterior para observar cada movimiento en la casa, mientras uno de los sujetos revisa las habitaciones buscándome, el segundo se queda al pie de la escalera oculto por la sombra de la misma vigilando que nadie venga, lo rodeo para quedar en diagonal hacia donde él se encuentra, cuando acabe con ellos tengo muchos hombres afuera que van a tener que darme una explicación lógica y creíble para poder entender como estos dos lograron entrar.
Lo tengo en la mira sin pensar mucho disparo directamente a su cabeza, el disparo sale sin hacer ruido gracias al silenciador, el hombre cae al suelo, entonces corro y lo arrastro haciendo el menor ruido posible y me dispongo a esperar a que el otro baje, en el piso superior únicamente dormimos Esteban y yo, sin embargo, el ahora no está y yo estoy perfectamente segura desde mi posición. ¿A quién se le ocurre entrar en la casa de una mujer que sabe que su vida no es suya y que en cualquier momento quien sea puede venir por ella?
Decido esperar a que baje para no exponerme, por lo que me vuelvo a ocultar, no obstante, no pasa mucho tiempo para el tipo baje y empiece a buscar a su compañero, en silencio me acerco hasta estar a dos pasos de distancia, coloco el cañón de mi arma en su nuca por lo que se queda paralizado y levanta las manos mostrándome su arma, la tomo y la dejo dentro de un matero cercano.
―Camina ―ordeno sin dejar de estar pendiente de cualquier movimiento.
Lo guio hacia la sala en donde luego de propinarle un golpe en la cabeza cae inconsciente, camino hacia el interruptor de las luces y las enciendo para luego llamar a gritos a los hombres que supuestamente se encargan de mi seguridad. Le quito el pasamontañas y me doy cuenta de que es una mujer, excelente idea la de enviar a una matona por mí, nada más que no contaron con que nunca me confío de nada.
―Señora… ―las palabras mueren en su boca al ver a la persona en el piso.
―Átala, ¿O también tendré que hacerlo yo? ―ordeno―. Tengo curiosidad de saber para qué es que les p**o, no sé, no me queda claro porque está visto que no es para ocuparse de mi seguridad ―continuo severa.
―Señora, no nos dimos cuenta de la invasión ―balbucea―, lo siento, tiene razón, no estoy haciendo mi trabajo ―acepta avergonzado.
―Eso no me lo tienes que decir, creo que ha quedado bastante claro la ineptitud con la que supuestamente te encargas de la seguridad de mi casa y de la mía ―bramo―. Llévate a esta estúpida y recoge el cadáver que está detrás del sofá de la sala, espero no encontrar ni una sola mancha de sangre cuando amanezca y prepárate porque esto no se queda así ―demando con voz fría―. Los demás, me hacen un recorrido ahora mismo por toda la propiedad ―ordeno y me retiro al despacho, después de esto no habrá nada que me haga conciliar el sueño.
Abro el portátil y me conecto al servidor para ver todas las cámaras, veo el ir y venir de hombres de un lugar a otro de manera desordenada, entonces me doy cuenta de que no hay organización y ahora que lo recuerdo Esteban me había mencionado algo sobre eso, creo que él entra y sale sin que nadie se dé cuenta y a pesar de que con él no hay problema, no debería ser así, tendré que pedirle que se encargue, él es mejor calificado para eso además, con tantos atentados no dejaría mi seguridad en manos de un desconocido, pero tengo que esperar a que vuelva o llamarlo cuando no lo haga.
Si tan solo pudiera hacer que él entienda que podemos tener una excelente relación sin necesidad de inmiscuir los sentimientos, ya estoy cansada de decirle de mil maneras que el amor no existe, no es algo real, aunque la verdad es que lo que no quiero es someterme de nuevo a perder, y me temo que si lo nuestro continua tan mal vamos a tener que separarnos por la paz de cada uno. Las horas pasan y pronto la primera luz del día se filtra por el ventanal de mi despacho, por lo que decido subir a cambiarme, salgo y compruebo que efectivamente todo está como si no hubiese sucedido nada hace unas horas, al menos saben cumplir con las órdenes que se les da término de subir a mi habitación y entro directamente al baño.
Al terminar, me visto y salgo antes de bajar nuevamente, voy a la habitación que ocupa Esteban cuando no duerme en mi cama y me decepciona ver que sigue sin llegar, tenía la esperanza de que hubiese entrado mientras yo me alistaba. En fin, voy a ver quién es la mujer que vino por mi cabeza y quien la envió, además de resolver el problema con la vigilancia, no puedo dejar pasar una situación así, y la responsabilidad recae directamente en los hombros de quien dirige a cada hombre.
―Señora, se ha revisado cada video y ya sabemos cómo es que entraron ―informa deteniendo mis pasos.
―Yo también sé cómo fue que entraron, por tu ineptitud, porque si hicieras bien tu trabajo esto no habría sucedido y yo hubiese podido pasar la noche en mi cama, pero, en cambio, tuve que asesinar a una persona y capturar a otra para evitar que me asesinaran a mí ―respondo con rudeza.
―Señora, no es así, de verdad, perdone mi error, prometo que no volverá a suceder ―suplica.
―Reúne a todos los hombres en el patio, voy en cinco minutos ―ordeno y voy a mi despacho donde deje la Glock.
No soy una mujer de matar porque se le da la gana, no me gusta infundir ese tipo de temor, pero para estar en la posición en la que yo estoy es necesario de vez en cuando demostrar que los errores se pagan con sangre. Salgo al patio trasero donde los mande a reunir a todos, y apenas pongo un pie fuera disparo directamente al jefe de mi seguridad directo a la cabeza.
―Si vuelven a cometer el error de permitir que alguien entre en mi casa o atente en contra de mi vida de algún modo, ya saben cuáles son las consecuencias ―proclamo y me retiro luego de pedir que se vea si el inepto dejo familia para que se le entregue el dinero correspondiente.
Ahora iré a que la tipa que quiso matarme me confirme que efectivamente viene de parte de Cristóbal Fuentes.