El acuerdo temporal

1079 Words
Selene agradeció que sus hijos persistentemente se esforzaran en aprender griego y estuvieran un poco perdidos en la conversación. Ella les propuso comer en el jardín y los tres asintieron. Isla incluso invitó a su prima Bella, quien decidió hacerle un favor a su tía en lugar de chismear. La pequeña tomó su plato y les hizo una señal a sus primos. —Pasar de mí simplemente te preparó para la vida amarga que vives con él. —Mamá —dijo Felicia—, Suficiente. —No me quedaré callada. Selene estuvo cinco años sola en esta isla y eso la hizo feliz al recibir dinero mes a mes. —No me divorcié porque el cáncer acabó con gran parte de mi dinero. Mi suegro vino un día, pagó todas las deudas del hospital y me colocó con un médico diferente. Me tomó la mano durante semanas. Una persona que estaba en desacuerdo con mi relación vino a cuidar de mí, atenderme, porque para él, somos familia solo porque hay un papel que lo dice. Mamá, Kamal es mi esposo y compartimos una familia. Me encantaría que mis hijos crezcan con una abuela, pero si es mejor que crezcan sin ti, sabes dónde está la puerta. —Mamá y Selene, hacen que sea complicado y agotador para todos —intervino Alexis. —Y no quiero tenerla en mi mesa, en mi vida ni cerca de mi familia. —No tienes una familia, Selene. Esta es mi familia. El señor tiene otra esposa y a ti te dieron hijos a base de mentiras. —Si tuviera que elegir, todos saben que elegiría a Selene. Váyase de mi casa, en serio, por favor, váyase. —Selene, me ha costado mi familia, pero creo que me hace más falta entender que no tengo una. —Respondió la reina y se levantó de la mesa. Kamal se puso en pie para seguir a su esposo y escuchó que su celular vibraba. Siguió detrás de Selene y la buscó. Ella se metió rápidamente en el baño de visitas y lloró. Su esposo entró y la abrazó, le aseguró al oído que si tuviera que elegir mil veces, la elegiría a ella. Selene lloró desconsoladamente y su marido la abrazó todo el tiempo que pudo, acariciando su espalda. Escuchó a Selene preguntarse: ¿por qué no me quiere?, ¿por qué nunca me ha querido?, y las ganas de matar a su suegra se intensificaron. —Mi amor, eso no importa más, está bien, ve a acostarte, yo cuidaré de los niños. —No, es temprano, todavía podemos hacer algo los cinco, en familia. Kamal asintió y la dejó ir a la habitación a maquillarse un poco y refrescarse para salir a navegar con sus hijos. Cuando la joven regresó a la sala, sus cuñados y su suegro estaban discutiendo con Alana. Todos cuestionaban todas las cosas que ella hacía y decía en contra de sus hijos. Los dos se quedaron en silencio. —No me voy, Alana, no me voy. —Quédate con la niña —dijo sarcástica. Me quedaré con ella, porque la vida de Selene no parece fácil, y ella quiere y necesita a sus padres, a su familia. Ha venido aquí corriendo y dejarla sola no es una solución ni una opción. —Hagan lo que quieran, no la quiero ver. —Respondió la mujer. —Estás haciéndole un desplante, mujer —gritó el señor Kontos. —Sí, a tu hija, y crié suficiente cometiendo errores. —La mujer se fue y todos vieron a su padre impresionados. —Selene no es su hija —se animó a decir Felicia... —Nunca la vi embarazada, soy la mayor y lo recordaría. —Selene no necesita llevar la carga de mis pecados. Nos quedamos todos, desayunamos todos y hacemos de su mañana algo feliz. Después, si quieren preguntarme o reprocharme, hablamos. —El hombre se puso en pie y fue a pedirle indicaciones a Kamal para buscar a su hija. —Selene, de verdad no necesitas escuchar nada de esto. —Estamos de acuerdo. El teléfono del rey volvió a sonar y él tomó la llamada. —Layla —dijo. —Habla Leonel, he traído a la princesa al hospital. Se ha deshidratado. Le han dado más sueros y nutrición intravenosa. Estará bien. He llamado a su hermano también, pero... no saben si el embrión se aferrará. —Okay, gracias por llamar. Creo que cuando ella esté mejor podrá comunicarse conmigo. —Claro. —Es necesario que vaya. —La estoy acompañando. —Gracias, Leonel, mantenme informado. —Claro. Layla despertó dos horas más tarde en la cama del hospital. Leonel estaba viendo la televisión mientras le tomaba de la mano. —Buenos días —dijo Leonel y le dio un beso en la frente. Layla se apartó un poco y él se acostó a su lado, dándole un beso en la mejilla y luego en los labios antes de abrazarla. —Te sientes mejor. —¿Cómo llegué aquí? —preguntó ella y él rió. —Te desmayaste. —El bebé... oh. —Te deshidrataste, eso es todo. Esperamos que no haya complicaciones y que puedas volver al hotel pronto. —¿Has llamado a Kamal? —Me pidió que le llamara en cuanto despertaras. Está con sus suegros y es complicado. —La familia de Selena no lo quiere —explica Layla a Leonel mientras intentaba coger el celular. Llamó a su esposo y él contestó de inmediato. Ella le preguntó qué tan grave era la situación y Layla le aseguró que era lo mínimo, solo... teme porque no vaya a funcionar. El rey asiente aunque no lo pueda ver y le dice algo cierto y cruel: “Un pueblo apoyará a un nuevo rey, pero jamás abandonará a uno que ha perdido un hijo. Tengamos fe en que todo estará bien y si no, nos vestiremos y nos miraremos como la gente más dolida del mundo”. Después de ponerse de acuerdo con un par de detalles más, los dos quedaron en entendido de que Isam se haría con el poder del territorio con la ayuda de la reina Farah, mientras todos pensaban que la reina estaba reposando y su rey estaba cuidando de ella y su familia en Grecia. Lo haría parecer como vacaciones, así que ella le mostró a Leonel un mapa del mundo en la pantalla de sus celular, —Solo elige y ahí iremos.
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