Los accidentes pasan

1431 Words
Selene era mucho más sensata de lo que todos sabían, así que evitaron mencionar el matrimonio nuevo de su esposo. La mujer había pensado quedarse sola en su habitación, pero sabía que eso enviaría el mensaje equivocado. Así que bajó con su mejor sonrisa y tomó asiento junto a sus cuñados. Amir y Zair sonrieron y le preguntaron si quería pollo en salsa blanca o carne de cerdo. —Vino, papas y el pollo. —No sé, pero últimamente me tiene prohibido tocar el alcohol —comenta Amir. —Tienes ideas que todos vemos—responde Elías y se pone en pie para servirle vio a su cuñada. Ella le da las gracias, y nota que están bebiendo su marca favorita. Ella sonríe ante el intento de los príncipes por hacerle sentir bien, por recordarle que es familia, los detalles a veces son lo más importante, en la mesa estaba su pollo favorito, las papas como le gustaban, Amir y Zair estaba intentando bromear y hacer de la comida lo más normal y se los agradecía. —¿Elías, por qué estás a la cabeza de la mesa? —pregunta Amir. —¿Por qué tu hermano está sentado en la otra cabeza? —Porque no está papá y ellos dos creen que tienen huevos grandes y serán reyes algún día en su imaginación —responde Farah y sus hermanos se ríen.—Selene, ¿cómo estás hoy? —Farah... —advierten todos. —Bien, ¿y tú? —Todos miran a Selene y asienten.—Perdón. Bien, no quería insultarte —la mujer se ríe y todos ríen con ella. La relación entre Farah y Layla no parecía ir para mejor, la princesa del sol había amenazado con irse del país si la obligaban a disculparse y su padre antes de irse le advirtió que tenía que hacer más que un esfuerzo por demostrar su respeto hacia la próxima reina del país. El matrimonio de Kamal con Layla, era difícil para todos, no solo su esposa. Los príncipes más pequeños pensaban que era una forma obsoleta de unir al reino y estaban bastante disgustados con la situación en general, les parecía abuso a la mujer y sus nuevas actitudes feministas les había enviado silenciados a su habitación, el que sus hermanos les invitaran a cenar había sido lo más emocionante de sus semanas. Elías se sentía avergonzado por la situación, había buscado la manera de disculparse con Layla, pero no había forma y solo sentía que la lastimaba más y quería de verdad disfrutar de sus hijos y esposa, pero, la culpa lo tenían miserable e irritable. Su mujer estaba cansada de llevar mierda por sus malas decisiones, todo era más que complicado y horrible. —La verdad es, ¿cómo estás tú? —pregunta Amir.—No será fácil que la nueva reina te odie —sus hermanos ríen. —Yo siempre puedo largarme. En cambio, ustedes —la mujer les devuelve la broma. —En serio, Selene, ¿cómo estás? Si quieres hablarlo, cualquiera quiere escucharte. —Kamal y yo hemos estado juntos, mínimo cinco años, y se le han acercado mujeres semidesnudas y otras lo han manoseado directamente. El hombre insiste en estar conmigo, incluso después de que el cáncer me arrancara las tetas. Layla definitivamente puede hacer cosas que yo no puedo y otras que no quiero. —Eventualmente, podrías tener un bebé. —Eventualmente, espero poder hacerlo, pero yo no me crié pensando en ser reina. Y él no me está pidiendo permiso para echar un polvo ocasional con su cuñada o algo extremo, se trata de casarse con alguien que entiende una parte de su vida. —Lo más preocupante es Layla, siempre se ha creído la reina del mundo. —Farah, ¿por qué están peleando ustedes tres desde pequeñas? —pregunta Elías. Lorenzo, al lado de su esposa, asegura de que se trata de una estupidez y todos están más interesados que nunca en escucharlo. Selene reconoce que más que enojada, está triste y conocer la verdad sobre la riña entre princesas le generaría paz y un poco de felicidad. —Bueno, cuando nos invitaban a jugar, ella siempre sacaba todo para impresionarme y me trataba súper bien cuando estaba en su palacio, pero cuando venía aquí se comportaba raro. Un día le pregunté y dijo que no le gustaba jugar con la servidumbre. Nala y yo somos una, obviamente. Si no le gusta mi amiga, puede ir a tomar por culo. —¿Dijo eso o que no se sentía cómoda jugando con la servidumbre? —pregunta Elías. —Su padre no les permitía jugar con la servidumbre, y cada vez que regresaban, la niñera les informaba que habían jugado con los príncipes y los niños del reino, y a Farah le pegaban. Tratas a alguien como una mierda porque tenías un papá de mierda. De verdad, tú y Nala viven en su propia burbuja. —¿Qué he dicho yo?—Intenta defenderse Nala. —Tú la apoyas, Nala. —Elías, estoy demasiado embarazada y cansada para esto. Divórciate de mí y mata a tu hermano. Luego puedes casarte con ella y ser feliz. ¿Cómo podríamos saber esto nosotras? —No tienen que saberlo. Eso pasó cuando tenían siete años. Ahora tiene más edad, las dos son mujeres adultas, grandes y paridas, por el amor de Dios, dejen de comportarse como niñas. —Bueno, a mí me encantaría no escuchar más comentarios sobre la nueva esposa de mi esposo porque tengo que convivir con ella y no quiero que sea incómodo para todos. Y ustedes tres pueden seguir peleando como niños. Terminaré de comer en mi habitación —Selene les da un beso a Amir y Zair, toma su plato y la copa de vino antes de subir las escaleras. Los príncipes deciden enviarle el postre a su cuñada en unos minutos y también toman sus platos para ir a comer en la cocina, porque sus hermanos mayores de verdad que se pasan quince pueblos. En casa, ingresan el rey y la reina, ven a sus hijos reunidos comiendo y se acercan a saludar. —¿Cómo estuvo la boda?—pregunta Farah. — Pudieron habernos invitado. —Habrá más bodas. —Ya... —Necesito pedirle son favor anuncia la reina. —Necesito que seamos amables con Layla, no más pleitos, por favor, resuelvan sus problemas en privado, sus asuntos personales, discúlpense y caminos hacia delante. Ser nuevo en esta familia, en este palacio no es fácil, yo considero que nosotros tenemos la responsabilidad de ser mejores y están haciendo leña del árbol caído. Nala, no más miradas matadoras, uno no elige de quién se enamora. Y Farah, lo que sea que Layla haya hecho de pequeña ya lo ha pagado, has mandado a asesinar a su hermano y no quedó c*****r para que ella velara. ¿No es suficiente? —Layla, está muy deprimida y frágil. Por favor, no seamos la casa de una tragedia. No la empujemos más. —¿Ha dicho algo? —No, pero mañana enviaremos un buen médico y les daremos unos días en su palacio eso le ayudará a estar mejor. En el reino vecino, los médicos intentaban lavar el estómago de la princesa y restablecer su capacidad pulmonar de inmediato. Tratar de contrarrestar la bomba de medicamentos que se había metido. Kamal estaba asustado, pero sabía que sus padres insistirían enterarla en algún lugar lejano o algo peor. Él sentía que además ella necesitaba saber que podía confiar en alguien a pesar de lo triste que estuviese, que tenía familia. La vigiló por horas y cuando finalmente despertó se quedan mirándola en silencio. —¿Por qué estoy aquí? —Layla, me cuentas por qué estás aquí —le devuelve la pregunta Kamal. —No sé. —Layla, acabas de intentar matarte, te tomaste un blíster de Alprazolam con vino. Tuvieron que lavarte el estómago e intubarte —No recordaba que me las tomé. —Layla, si me mientes tengo el deber de internarte, si dices la verdad, puedo intentar ayudarte aquí. —Fue un accidente. —No fue un accidente. No es la primera vez que pasa tampoco según el médico. —A veces… siento que quiero morirme las medicinas están ahí y no hacen efecto rápido y me desespero y tomo una tras otra y creo que el alcohol pudo… Yo no… pensé. Kamal le abrazó, se acostó en la cama y la abrazó en silencio y le prometió que él buscará la forma de que no volviera a pasar.
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