Tu igual

1474 Words
Kamal recordaba unas vacaciones que tuvo con sus padres. El tío Isam se había quedado a cargo del reino y ellos habían visitado Grecia. Su madre disfrutaba de las cosas sencillas de la vida, como estar solos en un espacio sin servidumbre y exceso. La mujer había sido criada para ser la esposa de alguien, pero en su lugar amaba la cotidianidad y la simpleza. Su padre era el hijo de un rey y sabía que sería rey algún día. Le encantaba el poder adquisitivo, la capacidad de proveer para su familia y sus amigos, mantener a su pueblo seguro. Habían ido al supermercado y su padre pagó por la cuenta de todos los que estaban dentro. Sus hijos por alguna circunstancia u otra nunca habían estado en el supermercado y parecían muy felices con sus carritos infantiles por el lugar. Primero dieron una vuelta para inspeccionar el lugar y una segunda para comprar. Isla creía que necesitaba productos para el pelo, su padre la observó con detenimiento y le leyó las características de los que más le gustaron. —¿Este es para rubios? —preguntó Kamal divertido. —Tú no eres rubia —le recordó Raj. —Cuando termine de usar este champú lo seré. —Advirtió la pequeña con determinación y su padre sonrió complacido antes de meterlo en su canasta. —¿Alguien más desea productos de aseo personal? —preguntó Kamal antes de ponerse en pie. —Quiero un cepillo de dientes nuevo y una pasta de sabor a chicle —comentó emocionado Alan mientras señalaba los productos. —Yo también quiero un cepillo de dientes nuevo. —Kamal sonrió y los acercó para que pudieran elegir entre los diferentes diseños. Les tomó fotos y videos para compartir con su familia y amigos. Continuaron comprando productos, ya analizando qué necesitaban y qué no. Llevarían unas cuantas cosas pensando en el tío Alexis, la prima Bella, unas papas que freirían para el abuelo y otras para mamá, y unos juguetes para cuando llegaran sus primos. Kamal sonrió emocionado por el amor entre los príncipes y sus primos mayores. Pensó que pronto habría un pequeño más al que amar y si no había sincronía entre su madre y él, ese pequeño crecería en medio de una fricción marital, que obviamente involucraría a sus hermanos. —¿Cereal con helado? —Sí. —Respondió Kamal de camino a la caja. —No creo que funcione, papá. —Qué poca fe, sabe muy bueno. Kamal les dejó pasar cada uno de los artículos de sus hijos y les dio el dinero para pagar. Isla de inmediato guardó su vuelto, sus hermanos decidieron uno donarlo y otro darle propina al cajero. Kamal rió y dejó que escanearan lo suyo. Cuando llegó el momento de pagar, pasó su tarjeta y pidió hablar con el gerente. —Deseo invitar al comestible a veinte familias. Así que dejaré este cheque, ojalá sean familias de bajos recursos o clase media. —Insistió y este es un cheque para que los empleados se lleven este mes carnes a sus casas. El hombre le miró con demasiada sorpresa y agradeció. Kamal les comentó que su gente se aseguraría de que fuese así y le presentó al encargado de su seguridad, el cual se quedó a hacer los arreglos por Kamal, quien condujo de vuelta a casa. Selene estaba en casa de su hermana cuando los príncipes y el rey regresaron a casa. Kamal sabía que había reglas y que su mujer era estricta con la alimentación. Que pancakes de desayuno era una cosa, pero cereal con helado encima como un almuerzo. Hasta él lo consideraba una traición, pero le encantaba. Mandó a comprar pescado con papas para él y sus hijos. La princesa parecía encantada con la idea y lo declaró: —Día con papá. —Sí, y soy divertido yo. —Mucho, papá. —Luego de esto, podemos tomar el cereal con helado en la piscina. —Kamal vio la piscina y a sus hijos y asintió, porque si tenía un día con papá, tenía que ser súper genial. Así que les dejó ir a ponerse sus trajes de baño y luego a tomar el sol en las camas mientras comían helado y conversaban de sus intereses y sus frutos. —Tú quieres ayudar a la gente cuando seas mayor —comenta Kamal mientras mira a Isla. —¿Cómo planeas hacerlo? —No sé. —Ok, y tú Rajy. —Yo quiero trabajar en un banco, con mucho dinero y darle casas a la gente. —Eso es muy importante, hijo. —Sí, papá. —¿Ali? —Yo de mayor quiero ser guardaespaldas. —¿En serio? —pregunta Isla. —Eso es peligroso. —¿Ves a alguno de ellos trabajando? —No están comiendo helado y tienen que vernos todo el día, es aburridísimo, hermano —asegura Raj. —Pero puedes venir a trabajar conmigo. —Kamal sonríe complacido. —Gracias. Kamal continuó conversando y comiendo con sus hijos, los cuales habían decidido que su papá tenía la mejor receta de helados con cereal, porque había elegido el cereal simple sin azúcares y un helado con caramelo buenísimo. Los tres se acabaron la combinación de su padre. Kamal sonrió al ver a su esposa acercarse, los niños sonríen y la apuran a comer con ellos. Ella probó un poco y sonrió. —Kamal, Kamal, dulce de desayuno, almuerzo y cena. —Es el día del papá —dice Isla y Selene le da un beso en la frente. Los niños se ríen y Selene les recuerda que ellos también están portándose mal. Los tres van corriendo al césped y se ponen a brincar, supuestamente haciendo ejercicios. Selene se acuesta en una de las tumbonas y mira a su esposo con tristeza, él la mira, toma su mano y los dos observan a los niños en silencio durante varios minutos mientras continúan comiendo helado. —¿Por qué todo es tan complicado? —Porque nos amamos demasiado, pero a veces nos toca poner un pueblo, a miles de personas, antes que a nosotros mismos. Selene, nunca me he permitido sentir lástima por mí y jamás la sentiría por ti. Eres mi igual, y probablemente cometa muchos errores en el camino, al igual que tú, pero nos toca sacar la cabeza de la arena y buscar oxígeno. Eso quiere decir que sí, es posible que Layla me dé un hijo antes que tú, pero no significa que no podamos tener los nuestros o criar una hermosa familia a pesar de ello. —Aprecio mucho más las acciones que las palabras. Si me ves como tu igual, no vuelvas a mentirme… —Los reyes compartieron una mirada y un asentimiento, antes de que sus hijos preguntaran si era momento de meterse a la piscina. Layla tenía toda una rutina por su parte. Para ella era elemental caminar, relajarse y regresar a preparar un desayuno impresionante para Leonel. Este solía ser espectacular, ella pensaba en el almuerzo mientras él era libre en el jardín, alimentando, cuidando y mirando sus plantas. Sin embargo, los últimos dos días habían sido un poco más apasionados y las tardes le estaban bajando la energía. Leonel se acuesta en el sofá junto a Layla, quien está leyendo. Ella cierra el libro y le mira a los ojos. —¿Cómo te sientes? —Cansada.—responde y le acaricia el pelo. — ¿Sabes? Me gustaría un postre de fresas como el que comimos hace unas semanas. —Sí, ¿postre de fresas? —repite el joven. —Sí. —Mucha fresa últimamente. —Me encantan de toda la vida. —¿Y con el embarazo ha aumentado... —Sí, un poco. —Antes solía comerlas solas, ahora tienen que tener limón o leche condensada. —Vale, iré a prepararte más. —Responde el joven y ella sonríe agradecida antes de incorporarse lentamente sobre el sofá. Va a buscar. —Eres el mejor hombre del mundo —le dice la joven mientras le sigue a la cocina. Layla le da un beso en el cuello y le entrega una sorpresa que ha estado guardando para él. La joven abre la caja y él mira su interior. —Leonel Westborn, ¿te casarías conmigo simbólicamente? —Él se gira divertido y ella le mira a los ojos mientras señala el piso y decide inclinarse un poco. —Leonel, Westborn III, ¿te gustaría casarte conmigo, simbólicamente pero para toda la vida? —¿Cuándo? —¿Hoy o mañana? —Me encantaría. —Responde y ella le toma de la mejilla y se inclina para besarle.—Hoy, mañana y siempre. El celular de Leonel vuelve a sonar, este le da un beso en los labios a su novia y decide tomar finalmente la llamada.
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