El villano

1069 Words
Casi ocho meses más tarde. Dicen que uno puede morir de amor, científicamente está demostrado, que el sufrimiento desgasta las fibras cardiacas y te mueres más fácilmente tras un infarto, síndrome del corazón roto, evidentemente es mucho más complejo que esto, pero, la combinación del mal de amores, el exceso de trabajo y la soledad, habían desgastado demasiado a la princesa. Su esposo, quien no cree personalmente en la terapia, la obligaba a hablar con un médico dos veces por semana, porque Layla casi no conversaba con nadie. Era una excelente reina; después de sus siete ceremonias, su viaje de tres meses por la región en los cuales recolectaron información sobre las necesidades de cada pueblo, habían reformulado su consejo y básicamente lo fusionaron en uno solo. Se esforzaron por conseguir contratos con empresas y capacitaron a sus habitantes para desempeñarlos, el turismo había sido activado y la infraestructura estaba en proceso de rehabilitación en Azalam y Ramil. Era muchísimo a nivel laboral, y a ellos se les juntaba la presión del pueblo porque produjeran un heredero, había dos nuevos bebés en el reino, el pequeño Isam, hijo de Lorenzo y Farah, y el pequeño Hank, hijo de Nala y Elías, todos querían entender por qué ninguna de las esposas del rey quedaba embarazada. Isam había ido a la habitación de Layla y tocó un par de veces la puerta, esperó a que la joven abriera y esta se acercó. —Mi reina. —Ahh, por favor, no hagamos esto —pidió la mujer. —Qué reina tan modesta —comenta.—Te apetece un latte. —Has preguntado por mi café favorito. —Y los príncipes me han indicado que te gusta todo con la marca Starbucks, así que he enviado a comprar los siropes y la misma variedad de leche y café que te gusta. Layla sonrió. —Esto es impresionante y exquisito —la joven le dio un sorbo a la bebida, el recién retirado rey estaba disfrutando de realizar cosas simples, como el café, la cena y pasaba demasiado tiempo leyendo, pero nadie quería juzgarle en el palacio, el rey Isam había hecho más que suficiente. La joven le invitó a tomar asiento en su balcón y él negó con la cabeza, le indicó cuál era su lugar favorito del palacio y los dos realizaron una caminata desde la habitación hasta la casa de lectura del rey, era una casa de vidrio, cubierta por plantas, con aire acondicionado y un pequeño televisor. Layla intentó no reírse, pero era totalmente el estilo de Isam. —Esto es precioso. —Lo es. —Layla. —¿Sí? —Necesitas dejar de sufrir. —¿Cómo...? —Yo me dediqué a ser papá y a trabajar durísimo después de perder a Eleonor, casi me muero. Una ruptura puede ser escandalosamente desgastante para tu mente y tu cuerpo, y no es una pérdida de tiempo, pero... cuál es la opción, ¿morirte? —No quiero ser malagradecida, pero... simplemente... hay días que no veo razones para estar agradecida. —A todos nos pasa. —¡¿Incluso cuando se tiene al amor de tu vida y dos hijos preciosos? —Sí —responde y da un sorbo a su bebida.—Cuando me dio el derrame, por un minuto pensé, si me muero, ¿estarán bien? Desperté en el hospital y los vi a todos preocupados y entendí que me necesitaban. —El problema es que yo no necesito a nadie, ni nadie me necesita a mí. —Son dos años más, a partir de que tengas un bebé. —Creo que eso ya no sirve para mí. —Comenta la princesa.—No sé cómo darle vida a alguien y luego abandonarle. Yo he estado sola toda mi vida, pero, sabe lo triste que es incluso para mí pensar en la vida de un niño rechazado, incluso por su madre. Isam entendía a la princesa y de verdad que quería darle una solución que calmara su dolor, sin embargo, no parecía haberla. Layla escuchó a Isla, la hija de Selene y Kamal, quien estaba invitándole a comer con la familia, la princesa sonrió y aceptó. —Isam, qué guapo estás, muy rubio y guapísimo como siempre —saludó la princesa a su sobrino. Lorenzo, le preguntó si quería cargarle y ella asintió antes de tomar al niño y mecerle en sus brazos. Esa noche, los príncipes... —Layla, tenemos que hablar. —exigió Kamal. —Hijo, es una cena familiar. —Sí, aquí a sentarte —ordenó Isla y todos rieron. —Princesa, no puedo, pero subiré a leerte un cuento y tus hermanos. —prometió Kamal.—Layla. —Cenaremos en mi oficina. —Layla vio a su esposo antes de devolver al niño en sus brazos y le siguió a la oficina. El príncipe había ordenado la comida de confort de su esposa, para él comida de enfermos, arroz blanco con pescado, una ensalada fresca y vegetales al vapor, solo Layla podría estar feliz con eso. —¿Qué se te ofrece? —preguntó Layla mientras veía los platos de comida. —Necesitamos hacer un par de viajes. Iremos a España, para una visita de pareja, luego iremos a Mónaco, esa sí es una visita de estado, y finalmente iremos a Mainvillage, negocios e iniciaremos con el proceso de fertilización in vitro. —Kamal, no quiero abandonar a nuestro hijo. —Podemos pensar en un acuerdo de visitas favorable, no quiero que piense que no le quieres —reconoció.—Siempre puedes quedarte, Layla, puedo ser más tu esposo. —Gracias, pero no. —Kamala se rió. —Soy muy guapo. —Sí, y seguro tienes la cosa gigante y das el mejor sexo oral, por ahora quiero no descubrirlo. —Kamal se ríe y comienza a cenar. —Layla... Kamal entendí por qué Layla estaba tan dolida, amar a alguien y que simpelmente se evapore es difícil, pero no podía quedar como el villano en la cabeza de la mujer a la cuál tenía que convencer de tener un hijo. —No vamos a llamarle Kamal junior. —Ni Morat. —Estamos de acuerdo. —ella notó al príncipe hesitar. —¿Quieres decirme algo? —Quiero no hacerte tan infeliz. Layla pudo notar la sinceridad de su esposo y entendió que tenía que hacer algo por lo menos para que dejaran de percibirla triste.
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