Lo que el príncipe ama

1235 Words
Kamal adoraba ser solo tío y papá; sus hermanos le parecían una mierda la mitad del tiempo, sus esposas eran complicadas casi todo el tiempo y sus papás esperaban demasiado desde incluso antes que naciera. Sus tíos intentaban ser buenos papás sustitutos y lo eran, pero no eran sus papás. Su vida era una complicación tras otra. Él iniciaba su día muy temprano, Selene solía estar dormida a esa hora, pero esta mañana parecía inquieta. —Selene, ¿estás bien? —Creo que necesito ver a un médico, no puedo dormir. —Yo tengo algo —comentó Kamal mientras le acariciaba la pierna. Selene sabía que se iría en un par de días con Layla, y creía que esa era la principal razón por la cual no podía dormir. Para Selene, todo se sentía igual, se sentía el mismo fervor, la misma pasión y excitación cuando estaban juntos. Le gustaba sentirse única y poseída por su esposo, pero la verdad, cuando hacían estos viajes de semanas largas a solas, no podía dejar de preguntarse si su esposo besaba a Layla de la misma manera que a ella, si se tomaba su tiempo haciéndole enloquecer con sus dedos y su lengua, el sexo con su marido era maravilloso hasta que ella pensaba en lo mucho que él podía estar haciendo con otra. Kamal besó el cuello de su esposa justo después de acabar, ella pareció complacida pero confundida. —Mamá —escucharon seguido de golpes. —Hola, yo también me desperté —saluda Isla y Kamal se ríe. —Voy yo, duerme algo —le indica y le besa en la frente—Luego le doy un par de besos más. —¿Selene? Kamal salió de la habitación y se encontró a Alan con su manta azul y a su hermana con el pelo demasiado despeinado para su propio bien. —Isla, ¿me explicas qué haces con tu pelo mientras duermes? —No tengo idea —él rió y se inclinó para cargarlos a ambos y llenarlos de besos, fueron juntos a la habitación de Raj, y él corrió hacia la puerta y abrazó las piernas de su padre. Kamal les pregunta si están listos para desayunar. Los tres comparten una mirada. —Quizás solo... leche —comenta Raj y sus hermanos parecen de acuerdo. —Mi avena es muy buena. —Sí, yo sí quiero avena, pero no nos hagas huevos, papá —pide la pequeña, y sus hermanos asienten lentamente mientras él se ríe. —Solo me quedarán mal una vez, Isla y compañía, ¿de qué se ríen, de quién se ríen? —pregunta mientras les hace cosquillas. El rey lleva a sus hijos a la cocina, y el personal les observa impresionado antes de preguntarles qué les gustaría comer. —Queremos prepararnos algo, solos, así que usaremos esta cocina —Las mujeres entendieron que el rey quería la cocina del palacio para sus hijos y para él. Kamal pone un poco de café en su cafetera, agua caliente. Después, va a la cocina y con los ingredientes les pregunta a sus hijos si quieren pancakes, y Raj le mira serio. —¿Dónde está mamá? —Prepararemos pancakes, café, nos llevaremos una fruta y desayunaremos los cinco en la cama. —Umm, a mí eso me encanta, pero el desayuno sí es mi comida favorita, puedes no arruinar los pancakes. —He hecho pancakes toda la vida, cuando fui a la universidad. —¿Y te quedaban ricos, papá?—pregunta Raj. —Deliciosos, esto es lo más fácil. —¿Qué se necesita para pancakes? —preguntó Layla. —¡Tía Layla! —la saludó Isla, ella fue a besarles a los tres. —¿Sí, papá, qué sabes de pancakes? —Bueno, harina, huevo y leche ¡y al sartén! —Azúcar, sal, polvo de hornear —comenta Kamal. —¿Y qué hay de las chips de chocolate? —pregunta Alan. —Y los arándanos —sugiere Isla. Kamal y su esposa comparten una mirada. —¿Me ayudas a mejorar mis desayunos? Layla asiente y va a lavarse las manos. Luego mezcla mantequilla y azúcar y pone a su marido a mezclar huevos. Los niños deciden que es una competencia, y su padre les asegura que jamás estará al nivel de la princesa. Layla le da el batidor manual a Raj y le pide su ayuda mientras sus hermanos ayudan con los ingredientes secos. La princesa vierte el agua sobre el café y observa cómo cae lentamente. Su esposo mira a Layla y ella sonríe. —Hoy saldré a cenar con Selene y pensé que podemos ir a cenar justo después de llegar a la ciudad. —Claro, que no se te ponga violento el ganado. —Obvio —responde Kamal y ella sonríe. Layla regresó con los niños y les dijo que era hora de mezclar todo como si no hubiera un mañana: lo húmedo con lo seco. Los tres prestaron atención y ayudaron como pudieron. Kamal puso el sartén y lo llenó de mantequilla y aceite con cuidado. Esperaron unos minutos y vieron cómo crecían sobre el sartén. —Wow. —Hay una única regla —comentó Layla. —¿Cuál es, tía? —El primero, lo debemos compartir entre los cinco. Layla cortó un pedazo pequeño para ella y se los dio a los niños. Ellos le dejaron un pedazo a Kamal y todos la felicitaron; eran los pancakes perfectos y ahora preguntan "todos podían hacerlos". Kamal sonrió y continuó cocinando mientras los niños pensaban en otras cosas que podían ponerle a la masa. Su tía se rió con las ocurrencias de los pequeños. Kamal la observó y le sirvió uno de sus platos especiales. —Hey, buenos días, pancakes reales. —Riquísimos, tío Amir —le informa Isla mientras parte un pedazo del suyo y se lo ofrece a su tío. Él le acaricia el pelo antes de probarlo y decirles que son los mejores. —Qué delicia. —Sí, mira lo que aprendía a hacer —dijo Kamal. Su esposo intentó no burlarse, pero los pancakes "happy frutales" no eran tan sexys y lindos como él creía. Zair, su hermano, rodó un plátano como boca, ojos de arándanos, una nariz de media fresca y orejas con durazno. La risa del joven príncipe hizo que todos rieran en la cocina. Selene se había puesto ropa de deporte y decidió bajar. Se encontró a su esposo dándole bocados de comida a Layla; esta sonrió y él la vio en la puerta. —Ágape, Layla me ha enseñado a hacer pancakes y yo he mejorado su receta.—Kamal llenan de besos a su esposa. —Ven, te vas a reír —le asegura, y los niños bajan de sus asientos a saludarle. Sus cuñados esperan con ansias su reacción. Kamal le pide cerrar los ojos, y Selene obedece mientras toma asiento. Ahora, los pancakes más nutritivos, sexys y dulces y deliciosos jamás vistos. Selene los vio y sonrió. —Son increíblemente deliciosos, wow —respondió Selene en el mismo tono que usar para sus hijos. Vio a su esposo el cual les colocó una mejillas rosadas con chantillí sabor a fresa y vio a su esposa antes de que estallara en risas. —¿El banano fue 100 % tu idea? —todos escuchan a Selene reírse y volvieron a inundarse en risas.
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