Comunicarse

1457 Words
Layla tenía unos cuantos negocios que atender en Mainvillage, por lo que su esposo decidió no subirla en un avión a la primera oportunidad. Él, por su lado, había conseguido cita con una de las doctoras de mayor reputación de la ciudad, estaban frente a Emma Pieth mientras la mujer se servía una especie de té. La mujer da un sorbo y pone su atención en ellos dos, la forma en la que están separados en un sillón que está diseñado para estar pegadísimo, la mujer viendo por la ventana y él intentando asesinarla con la mirada. —¿Entonces? Ustedes son Kamal y Selene. —dice la doctora. —Correcto. —Cuéntenme su historia de amor —pidió Emma y los dos compartieron una mirada.—¿Cómo se conocieron? —¿Cómo es relevante para trabajar? —Sé lo que dice su expediente, sé lo que dice Google de ustedes, sé que es un proceso difícil, pero lo han vivido aproximadamente cinco veces y después de la última estuvieron cinco años separados, y ahora, hay una tercera persona en su relación. ¿Por qué no la han traído? —No tenemos sexo juntos y mis hijos no la llamarán mamá. —responde Selene. —Pero, tu vida afecta directamente la de ella y viceversa. —Nos conocimos en la playa. Yo estaba de vacaciones en Grecia y Selene vendía pulseras en la playa para ayudar económicamente a su familia. Nos vimos, nos coqueteamos y tuvimos sexo. Yo supe que quería más de inmediato y después de seguirle por la vida, me di cuenta de que no solo era el sexo, era una joven bonita, inteligente, atenta, dulce —Kamal sonríe. —Yo amo el mar y tengo una compañía de pesca que sale de Grecia. En un mes, Selene controlaba todo como nadie, es mi media mitad. —¿Selene quieres añadir algo a eso? —No, así fue, nos enamoramos casi al instante. Yo... nunca pensé en el matrimonio, mi único sueño era no ser una esposa, no ser como mi madre, y... trabajar. Conocí a Kamal y quería todo lo que él quisiera. —No lo he comprendido, querías o no estar conmigo. —Sí, pero... no entendía las consecuencias de ser tu esposa. —¿Consecuencias, Selene? —repite Kamal. —Sí, estoy casada con mi esposo y su esposa, ¿crees que es fácil? —¿Es difícil para ti...? —pregunta el príncipe. —Hay una revista que sugiere que estoy echando un polvo con alguien más porque tienes otra esposa que definitivamente se lo está tirando. —Espectacular —interviene Emma. —De niña tuviste papás hirientes, te minimizaban. ¿Eres la menor? —Soy de las últimas —Emma asintió. —¿Y tu madre era ama de casa? —Sí. —la mujer asiente. —Kamal, a ti no te descifro. —Es parte de mi trabajo. —Sí, y lo llevas muy bien, poniendo la muralla. A menudo hay un espacio y una cláusula secreta —Selene asiente. —Sí. —Esto es terapia, si no te comunicas no puedo firmarles, por ejemplo, ¿Por qué estás alejado de tu esposa a quien intentas convencer a la fuerza de que es lo primero, lo más importante, el amor de tu vida? Esas son las cosas que dices necesitas efectuarlas. —Me casé con otra mujer para que no la maten, para darle un heredero al reino y continuar el linaje de mi familia. Selene siempre ha sabido que gozo de responsabilidades que no dependen solo de mí. —¿Y no te la pone gorda? ¿No estás celoso por lo que dicen los periódicos? ¿Estás ayudándola o ayudándote? —preguntó Selene y tanto ella como su médico esperaron. Layla tenía un par de propuestas redactadas y se las había enviado a Damian Waitly, este había contactado con su banquero y en nada estaban reunidos y llenos de proyectos para desempeñar. La princesa sabía que requería de mucho trabajo convencer al consejo, que tendrían que reestructurarlo un poco para que beneficiara a los tres países que estaban fusionando. Sin embargo, los dos negocios con Damian Waitly eran beneficiosos para la gente en Azalam y la gente en Ramil y debido a los planes turísticos que tenían los reyes del sol, ella podía ofrecer un buen negocio de hotelería a Sebastian, quien estaba encantado con la idea. La princesa conversó con ambos sobre la necesidad de aumentar el atractivo a otras empresas y los dos estuvieron de acuerdo en presentar la idea a las personas correctas. Layla no quería vender su país, reestructurarlo no tenía que ser a forma de eliminar a su gente y sacarle el provecho, sino ayudarlos a crecer indiscutiblemente. —¿Habías negociado antes? —le pregunta Damian en un susurro mientras esperan la comida. —Mi papá nos hacía negociar el postre y me llevaba a reuniones de consejo, porque tengo buena letra y escribo rápido. Algo se me quedó. —Impresionante la verdad. —Sí —los dos rieron. —¿Cómo cuánto dinero perdí? —Un montón, pero estoy invitando a la comida y a cenar. El príncipe y yo estaremos felices de cerrar algún restaurante para celebrar sus nuevas inversiones en nuestro país. —Eso es muy generoso —comenta Sebastian. —Ha sido un placer negociar con usted y tan pronto como salga de aquí me encargaré de poner a trabajar ese proyecto que menciona princesa. —Estaría muy agradecida, Kamal me ha dado la libertad de negociar en nombre de los tres reinos, pero igualmente, quiero poder presentarles algo hoy mismo en la cena a mi cuñado y a mi esposo. —Claro. —Yo tendré a mis abogados con la papelería tan pronto como sea posible, le enviaré una copia al Rey Iam como me ha indicado —comenta Damian. —Excelente, primero me aseguraré de que mi equipo lo revise y después lo reenvío. —Fenomenal. Layla trabajaba para el reino mientras Kamal y su esposa regresaban a su habitación de hotel. Selene estaba furiosa, era como si la terapia hubiese abierto todos los frascos de mierda que cargaban el uno contra el otro y no pudiesen volver a taparlos. La doctora sabía lo que hacía y había prometido que en una semana tendrían una visión más clara de las cosas. Kamal solo quería regresar a Tierra del Sol y acabar con todo ello. —Quizá lo mejor sea tomar medidas en el reino. —Kamal, la terapia no es negociable. —¿De qué estás hablando? —No, nos vamos hoy ni nunca si no vamos a terapia, porque la necesitábamos hace diez años y la necesitamos ahora. No voy a perder más tiempo, si nos divorciamos me va a doler un montón y me parte el corazón por esos niños que me llaman mamá, pero, si no podemos ser una pareja, tampoco deberíamos adoptarlos. —¿Con una sola sesión llegaste a la conclusión de divorciarte y no adoptar, Selene? —Sí. —A mí me hace querer ir todos los días a terapia y solucionar la crisis de verdad, que si las opciones finales son esas cómo no querer ir —respondió con sarcasmo. Su jefe de seguridad los interrumpió y le dio a su jefe todos los datos que había pedido, ella le dio una mala mirada al empleado el cual entendió que estaba interrumpiendo y se fue. Kamal tomó una botella con agua y fue a tomar asiento en una pequeña sala. —Seguiremos en terapia, pero voy a decirte algo que le he dejado muy claro a Layla, no creo en el divorcio, por ende, no firmaré ninguno y tu prenupcial lo deja muy en claro, léelo. —Eso es ilegal. —No nos divorciamos en cinco años cuando estuvimos separados y no lo haremos ahora. Yo amo a esos tres niños y los adoptaré, la diferencia es que ahora la custodia será 100 % mía si no los quieres adoptar. La princesa vio las cosas de Layla siendo acomodadas en el otro cuarto de su habitación, que sí, había demasiado espacio para ella y Kamal y que podían compartir perfectamente la habitación con Layla, pero, para ella no era ideal ni necesario. Selene decidió ignorar a su marido y ella aprovechó el silencio para leer todo sobre Leonel Westborn. Pensó un par de minutos si escribirle o no y decidió que ese tipo de problemas, con ese tipo de hombre, se trataba frente a frente. Kamal, Soy Kamal Habib, ¿tienes tiempo hoy? Necesitamos hablar. El joven no tardó mucho en responder: Leonel, Por supuesto, tenemos que hablar, dime dónde y cuándo. Comenten muchísimo... está esto candela...
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