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1395 Words
El presidente Westborn sabía que lo mejor para Layla era casarse, así que le pidió a uno de sus abogados que la acompañara e insistió en que su nieto se quedara en casa, porque si todo salía bien, antes de su regreso ella estaría casada y para lo enamorada que veía al mayor de sus nietos prefería simplemente darle tiempo. Mainvillage tenía una normativa de prenupcial cuando los ingresos superaban cierta cantidad de millones. La idea era proteger a los empresarios de ellos mismos y de las hormonas del amor. Había un tipo de prenupcial que firmaban solo los Westborn, y este los protegía de sí mismos, protegía la integridad y el buen nombre de su familia, y el bienestar del pueblo. —Toda mi familia ha firmado esto y los cubrirá a ustedes como individuos, pero tiene como primera intención velar por el nombre de la familia y lo que creemos —explica el hombre mientras va leyendo con ellos el prenupcial, capítulo a capítulo, y el abogado va realizando los cambios de inmediato. —Como su intención es divorciarse, vamos a hablar de las condiciones del divorcio. ¿Cuánto le vas a dar de compensación por año? —Dos millones por año y dos y medio si se retrasa el divorcio —comenta Layla. —Acepto. —¿Mensualidad?—cuestiona Westborn. —Quinientos mil al mes. —Ochocientos y gastos de vivienda, seguridad y alimentación aparte. —Vale. —Te presentarás en actos importantes para mí, el reino o nuestros hijos. —Está bien, actos oficiales no importantes. —Vale. —¿Quieren discutir acuerdos de custodia? La pareja asiente y comienza a hablar de la concepción de dicho hijo. Gabriel se sorprende ante la propuesta de los príncipes, pero la tecnología ha descomplicado uno de los actos más naturales pero más incómodos para una pareja real. Ambos están de acuerdo en un lapso de seis meses para iniciar la gestación de su primogénito y dejar como cláusula que con un solo heredero basta para proteger al reino y mantenerlo unido. —¿Qué pasa si el niño no quiere reinar? —pregunta Gabriel. —La primera opción al reino la tendrá él, y si no lo quiere, tendrá hermanos o primos —responde Kamal y la princesa asiente. —Sus hijos adoptivos no entran en la línea de sucesión, pero si es niña, no podrás removerla o buscar un heredero varón, la prepararás igual. —Claro. —¿En serio? —pregunta la princesa sorprendida. —Sí. —Bien. —Después del año de lactancia, podemos separarnos si insistes en marcharte. Un año más tarde, oficialmente puedes hacerlo. —Visitas. Discutieron la visitación de su hipotético hijo con demasiada fuerza. Los dos querían fechas especiales, los dos querían vacaciones, los dos querían a un hijo que no tenían. Kamal porque había tenido padres muy ausentes y ella lo mismo, sumado a que no quería un niño que creciera pensando que lo querían menos o que su madrastra era mejor. —¿Cómo planeas que llame a Selene? —¿Selene? “Tía Selene...” no sé, como quieran. —No quiero que la llame mamá o similar. —Lo mismo para ti y tus parejas. —Vale. Gabriel nota la tensión en ambos, pero al menos parecen estar dispuestos en moverse haca la dirección correcta. Su esposa quien por alguna razón era fan de Layla y le había adorado desde el primer segundo que le vio, insistió en acompañarle. Gabriel pensó que se tratará de un caso “voy a robarme a la novia para mi nieto”, desde que llegó estaba trabajando duro para darle a Layla la boda que merecía. La mujer les acercó unas bebidas y unas cosas para comer, Layla se puso en pie para saldarle y le dio las gracias. —Ya cuando terminen, podemos hablar de la boa civil —La joven asintió y lees dio las gracias tanto a Gabriel, como a Pia por venir a su rescate. —Tenemos que discutir segundos esposos. —Cero tatuajes, cero escándalos de cualquier tipo. —¿Tú no tienes ningún escándalo en la vida? —Quiero a alguien soso para ti —Layla tomó una bocanada de aire. —Kamal... —Layla, no voy a ser el primer divorciado en la historia de tres países para que te vayas con alguien sexy y divertido, que a mi hijo le caiga mejor que yo, porque le deja hacer skate en las paredes. —¿Tú y tu esposa van a disfrutar de 240 días del año fijos con mi hijo y yo no puedo tener un nuevo marido? —No marido. No más hijos. —Kamal, vete a la mierda. —Layla... —Deja de acostarte con tu esposa todo el tiempo que estemos casados y después hablamos de esto, y sabes qué, no pueden adoptar tampoco. —No voy a retractarme, Layla, ya es malo que te vayas, tener otros hijos lo hará peor para nuestro hijo. Puedes tener un marido decente al que traeré de los pelos porque es mi familia, mi esposa primero, y no voy a dejarte casarte con un delincuente solo porque esté bueno o un fumador o menos un artista, solo a ellos les permito tantas tonterías, a ti no, lo siento, pero no. —¿Entiendes que nos estamos casando y no me estás adoptando? —Entiendo, pero tengo que poner algunos límites, por más que te moleste. —Mi mensualidad subió a cinco millones, y sabes qué, quinientos mil era un regalo, quiero más. —Lo que la señora quiera, no te casas, lo siento. El presidente vio a Kamal y Layla y, después de escuchar que planeaban tener un hijo sin sexo, no tenía dudas de que era un matrimonio complicado, pero no planeaba confundirlos más. Él les mencionó la importancia de la seguridad post divorcio porque ahora todo el mundo es un paparazzi. Había tantas cosas que discutir que los dos acabaron agotados y cansados, pero lo lograron después de diez horas de insultos, amenazas y aclaraciones. Isam y su esposa habían ido de visita, la señora Westborn había estado trabajando en algunos detalles para la boda. Los seis tomaron asiento en la mesa y decidieron comer juntos mientras conversaban sobre los planes de la boda. Layla vio el iPad de la señora Westborn y parecía encantada. —Aquí algo sencillo, no es como si Kamal fuera un príncipe. —Tú eres un ogro y yo no ando quejándome —le responde el príncipe y todos sonríen. —¿Layla, cómo está tu padre? —No he tenido tiempo. —Es bueno despedirse —comenta Kamal. —Yo tuve la oportunidad de hacerlo con mi padre. —Yo no y estoy bien —asegura Isam, y la princesa ríe. —Mi papá era durísimo conmigo, con todos, era como si fuéramos una banda de imbéciles, trataba mal a mi mamá pésimo, hacía sentir a mis hermanas estúpidas, y se le ocurrió tratar mal a mi mujer embarazada. —Pia le toma la mano a su esposo. —Lo mandé a morir solo en una finca y lo enterré en un saco, mis hermanos querían quemarlo, pero dijimos que el cáncer se estaba extendiendo y que solo nos dieron las cenizas según su santa voluntad, en realidad fue todo lo opuesto, y cuando tuve hijos fui durísimo con todos, pero tenían a su madre. —¿Qué pasó con los nietos? —Tenemos favoritos —responde su esposa y todos ríen. —No nos importa, Ralphy y Leo son de Gabriel, intocables, y Kami y Elise son mis bebés, pero últimamente Pauli y yo somos muy cercanas. —¿Es mejor ser abuela? —pregunta Eleonor. —Son deliciosos, llenos de amor y divertidos, y no sabes los bisnietos, me miran como si fuera una santa y no me tengo que esforzar. Todos se ríen. Al finalizar la cena, mientras compartan un té con los Westborn, Isam preguntó si habían finiquitado todos sus acuerdos, Kamal y la princesa estuvieron de acuerdo en que no había sido fácil, pero lo había logrado. —¿Qué tal si hacemos aquí el civil, mañana, temprano antes de que alguien tenga un ataque. —Eso será maravilloso, así podríamos estar, que hemos venido un poco escapados. —comenta Pia. —Claro.
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