GENEVIEVE —¿Genevieve? Aún no se había dado la vuelta y tenía la cabeza inclinada hacia abajo mientras se frotaba las sienes con las yemas de los dedos. —Sí, señor—, respondí en voz baja. Estaba tranquilo, pero aún podía sentir la tensión en el aire que nos rodeaba. —Cuando lleguemos al despacho, quiero que te quites las bragas y te inclines sobre mi escritorio con la falda levantada por encima de las caderas. ¿Entiendes? —Tal y como yo lo veo, tienes dos opciones... Una, lo mandas a la mierda y usas tu palabra de seguridad. Esta opción es genial si realmente quieres desviar su atención de ti. Sin duda se enfadará, pero lo más probable es que te deje marchar. Opción dos, y esto sin tener en cuenta que te gusta, le escuchas y haces lo que te ordena. Mantienes su atención en ti y ves s