DOMINIC Mirando su cara mientras se corría, los gemidos brotando de sus labios entreabiertos, su espalda arqueada empujando sus pechos hacia arriba... Quería inclinarme y tomar un pezón entre mis dientes. Intentaba por todos los medios mantener la concentración en la carretera, que no se diera cuenta de lo mucho que me afectaba su cuerpo joven y alegre, pero tenía que mirar. Tenía que ver cómo enrojecía su cara ante mis órdenes. Tenía que ver cómo ese enrojecimiento bajaba por su garganta y se extendía por su pecho. Tenía que ver cómo su cuerpo se deshacía en mis asientos de cuero. Le había dicho que no se corriera o la castigaría, esperando que no hiciera caso y no lo hizo. Corrió hacia su orgasmo, sabiendo perfectamente que la usaría y abusaría de ella cuando volviéramos a mi casa, y