GENEVIEVE —Nunca me consiguió una pastilla, señor—, le dije mientras me volvía a ajustar la falda y me limpiaba los labios para volver a poner un poco de orden en mi pintalabios. —Te traeré una en el almuerzo—, murmuró mientras se abrochaba el cinturón. —Vas a comer con Jasmine. Ella sospechará, pero yo estoy aquí para eso—, me reí entre dientes, pasándome una mano por el pelo para domarlo. —Mierda...—, susurró mientras pulsaba el botón y el ascensor iniciaba de nuevo su ascenso. —Le recuerdo, una vez más, que tomo anticonceptivos, señor. Puede que esta vez esté bien. —¿Se refiere a estas tres veces? No puedo correr ese riesgo. Te dejaré en la oficina e iré a buscar uno ahora. Vuelvo en un momento. —De acuerdo, señor. Lo que usted diga, señor—, saqué mi polvera del bolso y me limpié