DOMINIC
Aterrizamos en Dallas a las 3:45 y di gracias por acordarme de llamar a Charles para que viniera a recogernos a la pista de aterrizaje.
Abrió la puerta de la limusina cuando nos acercábamos:
—Sr. Blader, ¿seguro que su viaje ha ido bien?
Asentí con la cabeza:
—Sí, Charles. Sí, Charles. Gracias. Dejaremos a mis hermanos en mi casa y luego tú y yo nos llevaremos mi coche.
—Voy contigo—, afirmó Preston con firmeza mientras yo iba a subir al coche. Me enderecé y me di la vuelta.
—No, Preston. Voy solo.
Negó con la cabeza:
—Ella también fue mi chica en algún momento, Dominic. Me preocupo por ella y, aunque respeto su decisión, estaré allí cuando la rescaten. Necesita todo el amor y el consuelo que pueda recibir.
Reflexioné sobre sus palabras unos segundos antes de asentir y su
