DOMINIC —Te lo preguntaré una vez más antes de empezar a sacarte los dientes—, le gruñó Bradley en la cara, —¿Para quién trabajas? Keith se inclinó y escupió un poco de sangre al suelo. —Y te dije que me besaras el culo. —Muy bien—, Bradley se enderezó y rodeó la silla de Keith hasta una mesita llena de herramientas de su... oficio. Cogió unos alicates y un dispositivo que mantenía la mandíbula abierta, se acercó a Keith y le tiró del pelo corto hacia atrás. —Abre bien la boca—, sonrió Bradley con malicia y tiró de la barbilla de Keith hacia abajo antes de introducirle el dispositivo. Observé desde mi silla junto a la puerta el miedo en los ojos de Keith y, sinceramente, me estaba encantando. —Tira de una de frente—, sonreí con suficiencia, —Esas suelen doler mucho más. Podía ver e