DOMINIC —No puedo hacerte esto. No puedo hacerte daño mientras pierdes la virginidad. Mírame, princesa—, le dije suavemente. Ella había vuelto a bajar la cabeza, pero me miró. Sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas. —Por favor, Dominic—, suplicó, tratando de apaciguar mi mejor naturaleza, —Por favor, ¿podemos terminar esto? Negué con la cabeza. —No, Genevieve,— dije enérgicamente mientras me movía para liberarla de las ataduras. Se quedó de pie en la plataforma con aire derrotado. —Voy a seguir follándote... pero no así. No creo que tu cuerpo esté preparado para esto todavía—, le dije mientras la ayudaba a bajar. Seguía mirándome, así que la vi asentir con la cabeza, con una leve sonrisa en los labios. —Permiso para hablar, señor—, susurró. —Sí—, concedí, pasando los nudillo