DOMINIC Le di al chico dos billetes de 20 y le dije que pasara un buen día, sin perderme la expresión de su cara cuando me dio las gracias. Volví mi atención hacia Genevieve mientras le abría la puerta y le tendía la mano. Puso su mano, mucho más pequeña, en la mía con un “Gracias, señor” y entró en el coche. Cuando fue a meter la pierna izquierda en el coche, la falda se le subió por los muslos y estoy seguro de que incluso Andrew vio sus bragas negras. Sentí que se me subían los pantalones al pensar en lo que cubrían esas bragas y tuve que decirme mentalmente que me controlara. El hecho de que mi mente tuviera esos pensamientos desde la entrevista no significaba ni remotamente que Genevieve sintiera lo mismo o que, aun así, fuera apropiado actuar en consecuencia. Mientras yo seguía