Blond

Te deseo lo mejor

Me puse en el mostrador y atendí a bastantes personas, me dejaban propina, algunos me coqueteaban y me pedían el número de teléfono. Al terminar, Jack me pago muy bien y me dijo que debía dejarme la propina, me dio el trabajo y supongo que así podré ahorrar e irme del edificio en el que vivo.

—¡Señorita Robeen! ¡Señorita Robeen! —escuché a una mujer detrás de mí. me voltee y vi a una chica, más o menos mayor que yo por 3 o 4 años nada más ni nada menos, me parecía raro que supiera mi nombre.

—Dígame.

—La necesitamos urgentemente.

—¿Ahora?

—Si —caminé hacia ella, me subí a su auto y se puso en marcha, no tengo idea porque le hice caso, quizás es una psicópata.

Al llegar a nuestro destino me di cuenta que no era lo que esperaba, ya que nos pusimos a hablar en el camino y me dijo que era secretaria en la discografía de LEMON LOVE, me simpatizo y me dio su número, tiene 5 años más que yo, casi le atino a su edad.

—Debes verte perfecta —me llevó a un camarín y ahí le pidió a una estilista que me arreglara el cabello y la cara, es mi cara, ya no hay arreglo a mi fealdad. Al terminar me dejó con otra chica y está me arreglo la ropa, esto era muy extraño, realmente lo era. La señora me puso un vestido n***o, según ella por mi frío y n***o corazón, seguía sin entender, me arregló bastante bien a pesar de que estaba molesta conmigo.

—Debes ser la más fría de tu familia, Zoe —me recriminaba.

—¡Oye haber espera! ¡Detén tu carro amiga! ¡¿qué mierda hice?!

—Heriste a Neil...

—¿Estoy aquí por él?

—Si —tomé mi ropa y zapatos, la miré mal e intente salir—, no puedes salir hasta que llegue Neil —tomó sus cosas y se marchó. Busqué una salida y lo único que encontré fue un ducto tipo película de acción, me senté en el suelo, pero con el vestido entre las piernas, para que no pensaran que era una zorra. La puerta se abrió de golpe y vi a rulitos.

—¡Hey castaña!

—¡Hey rulitos! —los dos nos reímos y se sentó junto a mí.

—Realmente siento que tengas que pasar por esto, tu no mereces ser tratada así, el rubio se pasó, pero de verdad le gustas.

—¡Pero si llevamos unos días conociéndonos!

—Para el amor no hay edad ni tiempo.

—¿Además de cantante eres filosofo?

—Puede ser, mi querida Robeen —reí ante mi otro apodo. Escuché la puerta una vez más y vi a los 4 restantes, uno de ellos era la rubia.

—¿Qué hace ella aquí? —preguntó Lincoln.

—Vino a ver a Neil —dijo Samantha, la chica de hace un rato.

—¿Vienes a pedirle perdón? —me preguntó el moreno, excelente ahora todos ellos me odian por algo que no hice.

—No —dije simplemente.

—Vete entonces —dijo el de trasero gigante.

—Lo intenté, pero no me lo permiten.

—¿Ellos no te lo permiten o tú no quieres irte? —preguntó la estilista.

—Ellos no me dejan —me encogí de hombros, y pude sentir la tensión en el ambiente—, bien es mejor que me vaya.

—Chicos dennos unos minutos —dijo ricitos de oro, las personas restantes se marcharon dejando el lugar en absoluto silencio, yo seguía en el suelo mirando mis pies—. ¿Por qué haces esto, Zoe?

—¿Y ahora que hice?

—Me lastimaste...

—Lo siento señor fortachón, a la otra no involucres a una chica que le da igual lo que piensen o digan de ella, busca a una modelo, actriz, cantante, chef, que se yo, solo déjame vivir mi puta vida tranquilamente.

—No, no puedo, me es imposible, Zoe.

—¿Por qué ricitos de oro?

—Porque me gustas.

—¿Es por eso?

—¿Escuchaste lo que dije?

—Si.

—¿Por qué eres tan cruel? —me pregunto sentándose a mí lado.

—Deja de hacerte la víctima, rubio, conmigo no te funciona.

—No me estoy haciendo la víctima.

—Era mejor mi vida cuando no sabía de tu maldita existencia —me levanté de golpe y el me imitó.

—No digas eso, sabes que no es verdad.

—¿Estás diciendo que mi vida era una mierda antes de conocerte?

—No me refiero a eso Zoe y lo sabes.

—Lo único que sé en este momento, es que estoy realmente enojada con toda esta mierda así que, nos veremos en otro año, mundo, no lo sé.

—¡Por favor Zoe!

—¡Te deseo lo mejor, rubio! —tomé mis cosas y me fui de ese lugar, me sentía dolida, enojada, triste, emociones que sin duda alguna me ocasionaba el rubio de ojos azules.