Mierda

569 Words
Al llegar a mi edificio entré en pánico, mis muebles, ropa y gato estaban en la acera, mis ojos no podían estar más abiertos. Había una nota en una maleta, decía "debíamos hacerlo, lo siento" Mierda, podría demandar a estas estúpidas personas, pero no tengo el dinero. Tomé mis cosas y me subí a un taxi, le pedí que me llevara a un hotel. —Llegamos, señorita —le di el dinero y entré al hotel, me dijeron que los animales estaban prohibidos, genial. Fui a muchos hoteles y nada así que volví a mi antiguo hogar y subí las escaleras, mis vecinas me miraron con cara de a ver visto un fantasma y entré a mi departamento. —Al fin llegas, Zoe —me dijo alguien detrás de mí, me volteé y vi al sujeto con el que hablé junto al rubio. —¿Qué quieres? —¿Qué se supone que estás haciendo? —¿A qué se refiere? —Firmaste un contrato de 3 años, no puedes renunciar, así como así. —Yo no renuncié, ricitos de oro me provocó, ¿nunca te has enojado con alguien? —Por supuesto que sí, pero sabes que, yo soy profesional en ese tipo de cosas, al parecer tú no. —¿Por qué estoy enojada soy poco profesional? Señor, ya le dije que no renuncié, solo estoy tomando unos días para pensar. —¿Pensar en qué? —Necesito dinero, entiende, usted no me pagará por mi trabajo, yo no le estoy haciendo un favor, ¿entiende? —¿Quieres qué te paguemos? —Ya le dije, necesito dinero y yo no le estoy haciendo ningún favor. —Te pagaré, pero debes seguir con nosotros, esta "discusión" entre ambos está por todos los diarios, revistas y televisión. —¿Eso es genial? —Por supuesto, es publicidad. —Debo irme de este edificio, ¿podría pagarme uno? —Claro que sí, ¿sigue en pie su profesionalismo? —Solo si me paga. —Es un trato. —Aun así, tengo que trabajar, para que no existan sospechas. —Muy inteligente señorita Robeen. —¿Cuándo tendré mi departamento nuevo? —Cuando quiera. —Genial, lo necesito ahora, me corrieron de este —el señor tecleó algo en su móvil y volvió a mirarme. —Todo arreglado, vendrán por sus cosas en unos minutos e iremos a buscar las llaves de su departamento. —Eso fue rápido. —Así es esto, señorita Zoe. —¿Y dónde viviré? —En casa de Neil Horton. —¡¿Qué?! —Profesional, recuérdelo. —Bien. Tomé las cosas de mano y a Elvis, nos fuimos en un carro bastante costoso, llegamos por la copia de las llaves del rubio y nos dirigimos a su casa. Al llegar, mis cosas ya estaban ahí. —Buen hospedaje —me bajé del carro, me dio las llaves y se marchó, al igual que el camión de mudanza. Tomé una gran cantidad de aire y caminé hacia la puerta, puse la llave y giré el pomo, al entrar pude escuchar a alguien desde el segundo piso. —¡¿Quién es?! ¡No me obliguen a llamar a la policía! —sabía que era el rubio, pero por alguna extraña razón no conteste, encendió las luces y no me vio, caminó un poco más hacia mí y sus ojos se abrieron—. Mierda.
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