Emilia había entregado el proyecto en la fecha límite que le dio Patricia y la Junta directiva. Y aunque se puso nerviosa, Alfredo que estuvo ayudándole durante esos días encerrados en casa, tenía toda la fe en que le iba a salir bien, tuvo que darle un empujón para que confiara un poco más en ella, porque la castaña creía que él éxito de aquel proyecto se debía a que él había trabajado con ella. Esos pocos días, también le dieron la oportunidad a Emilia de darse cuenta la clase de hombre que era Alfredo, atento todo el tiempo, mantuvo la atención en los detalles, todo un perfeccionista, planeador al cien por ciento y un hombre muy analitico, lo vio ponerse las gafas de montura negra y ancha, leer cada párrafo e lo que ella había escrito y planteado, admirarla y felicitarla cuando fue n