Emilia se alteró un poco con ese mensaje de texto, no sabía qué significaba aquello, no tenía idea del significado de aquel mensaje. Sin embargo pareció darse cuenta de que algo tenía que ver con Alfredo, quiso llamarla, estuvo tentada a enviar un mensaje camino a la sala de juntas, pero entonces se dio cuenta que no tenía el número real de Alfredo, que la única manera de comunicarse con él era cuando el quería. Y hasta el momento no habían vuelto a hablar luego de esa mañana en su casa cuando despertó sola y con el cuerpo un poco dolido, los pechos, el cuello y los hombros marcados, llenos de mordiscos, moretones y algunas zonas rojas. —Antonia, si alguien me llama por favor comunícame de inmediato. —Pero vas para la reunión. —Sí, pero puede ser importante, da igual quien llame. Em