Para Alexander los días se le fueron como agua entre los dedos, Carlos ya estaba al tanto de que su amigo había invitado a Manuel a la fiesta de bienvenida y estaba feliz por su amigo porque cada que hablaba de él sus ojos adquirían ese brillo del amor, aunque él le decía que debía tener cuidado pues sentía que iba muy rápido, sin embargo Alexander le decía que estuviera tranquilo que iba a tomarse las cosas con calma.
Viernes por fin había llegado y no podía estar más ansioso, había comprado ropa especial para ese día más por obligación de una muy insistente Daniela que decía que debía dejar con la boca abierta a Manuel, estaban en casa de Alexander arreglándose obvio que la chica tardaría un poco más pero aquí lo importante es que ella quería darle el visto bueno a cada detalle, cuando le dijo que estaba listo, ella lo observo de arriba abajo el llevaba puesto un pantalón de vestir azul marino que se amoldaba perfectamente a sus piernas y realzaba su lindo trasero, una camisa blanca y el saco correspondiente , su cabello perfectamente acomodado con esas ondas que lo hacían tan tierno y el ultimo toque que le dio la chica fue muy sutil un poco de brillo de fresa, con eso estuvo completo y salieron rumbo al salón de la escuela en donde seria aquella fiesta.
Cuando llegaron Daniela se percató de quien estaba fuera y solo le deseó suerte a su amigo y entro al salón, Alexander se dirigió hacia Manuel y lo saludo.
ALEXANDER: Hola. Saludo tímidamente.
MANUEL: Hola, vaya te ves perfecto, pero falta un pequeño detalle. - Musito el chico tan sincero que el menor solo se pudo sonrojar al tener al mayor tan cerca colocando un pequeño clavel rojo en el bolsillo del saco.
ALEXANDER: ¡¡Oh!! Muchas gracias.
MANUEL: Pasamos. – Le ofreció su brazo y el pequeño cruzo su brazo con él.
Entraron y lo primero que hicieron fue buscar a los amigos del estudiante, y llegaron a la mesa en la que este grupo se encontraba, Alexander presento a cada uno de sus amigos y rogaba para sus adentros que no lo fuesen a avergonzar contando alguna anécdota vergonzosa, pero no paso todo comenzó e iba de maravilla, en ese momento no podía ser más feliz pues se sentía completo, claro ignoraba aquella pequeña incomodidad al sentir ese escalofrió recorrer su columna ida y vuelta por cierta mirada que no ubicaba pero que no le daba tanta importancia, en cuanto una melodía lenta comenzó a sonar Manuel se levantó y le extendió la mano en señal de querer bailar, claro que acepto sin dudar.
Pasaron al centro de la pista donde había estudiantes de todos los grados, bailaron, segundos, minutos, horas no sabían en ese momento al parecer eran ellos dos, en esa pequeña burbuja donde el mayor lo sostenía de la cintura como si fuese tan frágil que se fuera a romper, y el menor tenia los brazos alrededor de su cuello con su frente recargada ligeramente en el hombro, sintiendo aquella oleada de emociones que se arremolinaban en todo su cuerpo, sentía que su corazón iba a salir de su pecho, que las piernas le iban a fallar en cualquier momento, cuando sintió aquel beso por su mejilla alzo la cabeza tan ruborizado que no vio lo que venía hasta que sintió esos cálidos labios que a su pensar encajaban a la perfección, le tomo solo unos segundos salir de su trance y siguió aquel beso suave acompasado con sus pasos de baile y se aferro mas al cuello contrario, cuando escucharon que la melodía iba cesando de a poco, se fueron separando lentamente cada uno visualizo los ojos del contrario y tenían ese brillo que reflejaba al contrario, para ser exactos dijo que esa noche fue mágica y lo culmino con ese dulce PRIMER BESO.
Claro que no para todos fue perfecta porque alguien termino con el corazón roto.