—Es la primera vez que me lo dices —me dijo con la emoción en sus palabras, haciendo círculos con su índice en mi pecho—. En todo este tiempo he soñado con que lo dijeras, y hoy por fin lo he escuchado, soy tan feliz. Tomé su mano y besé su palma. —Sé que no lo dije antes, tenía la cabeza llena de ideas estúpidas, y no sé qué me hiciste, pero fue imposible seguir resistiéndome a ti, derretiste el hielo de mi corazón. Te amo, amo todo de ti. —¿Y me amas más que a ella? —¿De quién hablas? —Bueno, tú mencionaste que amabas a otra, nunca me dijiste quien era, pero… Recordando mis propias palabras, la subí a mi cadera, aún estábamos desnudos en la cama, y tuve que aclarar sus dudas. —No empezamos de la mejor manera, y soy consciente de ello. Si te lastimé, perdóname, por favor. Hay tanta