POV Ana Montar no es una actividad que yo consideraría como mi favorita, pero no puedo negar la adrenalina que se siente, mi pecho salta y mi sonrisa no puede borrarse. —Esto es fantástico, aunque da algo de miedo —dije, regresando a quien me había enseñado a no temerle al animal. —Te dije que te gustaría —me respondió Josh, esperando a que yo llegara. —Por suerte es muy manso, nunca imaginé estar montada sobre tan grande animal, parece una locura, ¿no lo crees? Después de que el caballo estuviera seguro, Josh me alcanzó su mano, para que yo pudiera descender sin el temor de lastimarme. —Ten cuidado al bajar, levanta la pierna y apoya tus manos en mis hombros, no voy a dejar que te resbales de mis manos. —Eso espero. Si bien había montado sola, bajar era otro asunto que no me gusta