Aquí estaba de regreso, llevando a Vera en mis brazos, la arrullé a mi pecho. Sí, me siento agotada, en realidad hubiera querido llegar a casa y dormir un poco, pero hay pequeños detalles a los que no puedo negarme, y es la sonrisa llena de ilusión de mi hija. —Está completamente dormida —comentó Josh, cuando me abrió la puerta del auto. —Me recuerda a cuando la tuve por primera vez en mis brazos, me da tanta alegría tener aún la posibilidad de cargarla. Sé que va a crecer, y que un día estás manos ya no serán lo suficiente para levantarla. La amo como nunca amaré a nadie. —Es un encanto de niña, tiene una gran suerte al tenerte como madre. —Soy yo la afortunada, a veces pienso, ¿qué hubiera sido de mi vida si mis decisiones hubieran sido otras? Pero no me arrepiento. Si volviera a est