Lucien Una sonrisa juguetona se instaló en mis labios, a pesar de la hostilidad que flotaba en el ambiente. Ahora estaba más interesado en poner mis labios en los suyos... y algunas partes más. —Creo que han sido tus hombres quienes me han traído aquí, y no puedo creer lo mal educados que son... ni siquiera me preguntaron qué hacía en ese lugar —respondí audazmente, desafiando la tormenta que se cernía en sus ojos. Ella me miró con una mezcla de incredulidad y desdén. —Si piensas, por un segundo, que voy a disculparme, hoy no es tu maldito día de suerte —gruñó entre dientes, y sentí cómo mi pulso se aceleraba ante la intensidad de sus palabras. La tensión se acumuló, y una corriente eléctrica pareció recorrer el aire entre nosotros. —Cuanta rudeza, Luna —murmuré, dejando que mis palab