La verdad os hará libre

1048 Words
Isabel, decidida a obtener respuestas, ideó un plan para realizar una prueba de ADN sin que nadie se diera cuenta. Sabía que debía actuar con cautela para evitar cualquier conflicto innecesario en la familia. Una mañana, mientras todos estaban ocupados con sus rutinas, Isabel aprovechó un momento en que María y el bebé estaban en el jardín. Se acercó al niño con una sonrisa amable. —Qué hermoso estás hoy, mi pequeño —dijo Isabel, acariciando la mejilla del niño y recogiendo discretamente una muestra de su cabello. María, confiada en la bondad de Isabel, no sospechó nada. Isabel continuó con su plan, sabiendo que necesitaba una muestra de ADN de Luis Carlos para completar la prueba. Esa noche, mientras Luis Carlos dormía, Isabel entró en su habitación y recogió una muestra de su cabello también. Con ambas muestras en mano, Isabel contactó con un laboratorio de confianza para realizar la prueba de ADN. Les explicó la situación y pidió absoluta discreción. Pasaron unos días llenos de tensión mientras Isabel esperaba los resultados. Finalmente, el sobre con los resultados llegó. Isabel, con el corazón acelerado, lo abrió y leyó el informe detalladamente. Los resultados confirmaron lo que ella temía y sospechaba: el niño era, de hecho, hijo de Luis Carlos. Isabel se sentó en su despacho, procesando la información. Tenía que decidir cómo abordar este descubrimiento con Luis Carlos y el resto de la familia. Sabía que esta revelación tendría un gran impacto, pero también era consciente de la importancia de la verdad. Llamó a Martín a su despacho una vez más. —Martín, necesito que me ayudes con algo muy delicado —dijo Isabel, mostrando los resultados del ADN. Martín tomó los papeles y los leyó, sus ojos se abrieron con sorpresa. —Entonces, es cierto... —murmuró Martín, sintiendo el peso de la verdad. —Sí, y ahora necesitamos encontrar la mejor manera de decirle a Luis Carlos —respondió Isabel—. No podemos seguir ocultando esto. Es su hijo, y él tiene derecho a saberlo. Martín asintió, sabiendo que el momento de la verdad había llegado. Isabel y él comenzaron a planear cómo revelar la verdad a Luis Carlos de la manera más cuidadosa y considerada posible. La tarde siguiente, Isabel invitó a Luis Carlos a su despacho, asegurándose de que Victoria y el resto de la familia estuvieran ocupados. Cuando Luis Carlos llegó, notó la seriedad en el rostro de su madre. —¿Qué sucede, madre? —preguntó, preocupado. —Luis Carlos, hay algo que necesito decirte, algo muy importante que descubrí —dijo Isabel, mostrándole los resultados del ADN—. Este niño, el hijo de María... es tu hijo. Luis Carlos quedó atónito, sin palabras. Tomó los papeles y los leyó, sintiendo una mezcla de emociones que lo abrumaban. —¿Cómo...? —comenzó, pero Isabel lo interrumpió. —Lo sospechaba desde que vi al niño. Hice la prueba para estar segura. Este es tu hijo, Luis Carlos. Luis Carlos se dejó caer en una silla, procesando la noticia. Aunque siempre había tenido una esperanza de que Lilith y su hijo estuvieran vivos, esta confirmación lo dejó sin aliento. —¿Qué vamos a hacer ahora, madre? —preguntó, buscando orientación. —Primero, debes aceptar esta verdad y asumir tu responsabilidad como padre. Luego, debemos encontrar una manera de integrar al niño en nuestra familia sin causar un escándalo —dijo Isabel, con firmeza. Luis Carlos asintió, sabiendo que su vida había cambiado para siempre. Tenía un hijo, y ahora debía enfrentar el futuro con esta nueva responsabilidad. Luis Carlos, aún procesando la revelación, decidió que necesitaba escuchar la verdad directamente de María. La llamó a su despacho con un tono que no dejaba lugar a dudas sobre la seriedad de la situación. Cuando María entró en el despacho, notó inmediatamente la tensión en el aire. Luis Carlos estaba de pie, con los resultados de la prueba de ADN en la mano. —María, siéntate, por favor —dijo Luis Carlos, señalando una silla frente a su escritorio. María se sentó, nerviosa, sin saber qué esperar. —Necesito que me expliques todo sobre este niño —comenzó Luis Carlos, su voz firme pero contenida—. Quiero la verdad, y la quiero ahora. ¿De dónde viene? ¿Quién es su padre? María tragó saliva, sabiendo que no podía seguir ocultando la verdad. —Señor García... —empezó, buscando las palabras adecuadas—. Este niño es... el hijo de una mujer llamada Lilith. No sé mucho sobre ella, solo que antes de morir me pidió que cuidara de su hijo. Luis Carlos la miró fijamente, intentando controlar sus emociones. —¿Cómo llegaste a tenerlo? —preguntó, aunque en el fondo ya conocía la respuesta—. ¿Qué pasó realmente? María tomó aire profundamente y comenzó a relatar lo sucedido. —Lilith y yo escapamos del lugar donde estábamos retenidas. Ella fue herida de muerte durante la fuga. Antes de morir, me rogó que cuidara de su hijo. Vine a Starville porque necesitaba un lugar seguro para él. No sabía quién era usted ni que el niño tendría alguna conexión con usted. Luis Carlos se dejó caer en su silla, sintiendo una mezcla de tristeza, ira y una renovada determinación. —Entonces, este niño es... el hijo de Lilith —dijo finalmente, la confirmación de lo que ya sabía—. Gracias por decirme la verdad, María. A partir de ahora, este niño será tratado como parte de mi familia, y te aseguro que recibirás el apoyo que necesitas. María asintió, aliviada y emocionada al mismo tiempo. —Gracias, señor García. Haré todo lo posible para cuidar de él. Luis Carlos se levantó y caminó hacia la ventana, mirando hacia afuera mientras pensaba en los próximos pasos. —María, cuida del niño y mantén esto en secreto por ahora. Tengo que asegurarme de que todo esté en su lugar antes de hacer cualquier anuncio oficial. Pero ten por seguro que tu sacrificio y el de Lilith no serán en vano. María asintió y se retiró del despacho, dejando a Luis Carlos sumido en sus pensamientos. Sabía que debía proteger al hijo de Lilith y honrar su memoria, y estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para lograrlo.
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