El corazón de Emiliano latió con más fuerza al ver la confirmación de sus pensamientos, porque el hombre enamorado solo tiene pensamientos para la mujer amada y son estos pensamientos los que le convencen del tipo de persona es la mujer que su corazón eligió para amar. ―Sofía, amiga mía, ni en mil vidas dejaría atrás a esa desdichada que nos ha dado su lealtad a cambio de nada, ella es vuestra amiga, vuestra hermana, por lo tanto, lo es mío también ―contesto Emiliano, pensando que en vez de esperar al día de bodas esa noche en la que todo el mundo duerme tranquilos en su seguridad. Era algo de no razonar mucho, porque el tiempo era una de las variables en contra, y debido a que únicamente tenía que ayudar a Sofía a salir del palacio, únicamente tenían dos opciones, una era salir al pasil