Por su parte, Emiliano, escucho las palabras de Sofía y aunque no podía ver su rostro, sabía cuanto le había costado a ella, pronuncia aquella sentencia fatal que los separa definitivamente. Sin embargo, el corazón humano es tan egoísta y persistente cuando se trata del amor, que no le importó en nada sus heridas, puesto que su mente ya fraguaba un nuevo plan para huir con la única mujer que lo llenaba de vida.
Quiso hacer cómplice en aquella nueva tentativa a su fiel amiga, Alice, pero la precaución lo hizo reservado, era injusto para ella exponerla una vez más a los estallidos del látigo sobre su piel, su dolor no importaba cuando un ser tan noble tenía que vivir semejante horror. Inconsciente, Alice no supo que su amiga había decidido saltar al precipicio sin mirar atrás y todo por al
