Los niños se observaron entre ellos, y decidieron confiar en su papá, asintieron con la cabeza, entonces una niña de larga cabellera castaña, y ojos azules apareció. —Tío, dice la abuela que ya está lista la comida, que vengan a comer —comunicó Mariluz, observó a sus pequeños primos, y les brindó una sonrisa. —Vengan conmigo —dijo Miguel, invitando a la señora Caridad a seguirlos, entonces se dirigió a sus hijos—. Ella es su prima Mariluz, y en la casa van a conocer al resto de la familia. —Hola —pronunció Mariluz. Mike y Dafne la saludaron con la misma cordialidad. Una vez que entraron a la casa, los pequeños abrieron sus ojos con sorpresa, el gran salón era enorme y muy elegante, decorado con finos muebles y adornos muy sofisticados, pero lo que más llamó la atención de los niños