5 No quiero verlo.

1002 Words
Nicole. - Tu no tienes nada que ver ahí, querida ¿porque debería de responderte?- pregunta Guillermina muy tranquila. -Pregunto porque quieres separar a un padre y a un hijo. Hijo que te recuerdo que es tu nieto, Guillermina. - recrimino. -Tu lo has dicho. Es mi nieto y lo quiero conmigo. Estoy en todo su derecho. - agrega airosa. -También el padre tiene el derecho y sabes que lo necesita. - razono. -El padre perdió todo el derecho cuando mi hija murió por su culpa, Nicole. Tu la amabas ¿Cómo puedes ponerte del lado de él?- si que lo odia, Tony tenía razón en eso. -Y Renata lo amaba así como es. ¿Porque harías algo que sabes que nuestra Ren no querría, Guillermina? -Porque no quiero verlo. No puedo tener ese rostro de frente sin sentir asco y odio porque me arrebató a mi hija- explota gritando al auricular. -El no te arrebató nada y lo sabes. -Oh, si que lo hizo. Se casaron a escondidas en valla a saber donde. - interrumpe. -Se casaron porque se amaban y tu no te aburrias de interferir en su relación. Yo misma los acompañé y puedo jurarte que tu hija, mi amiga fue muy feliz. -¿Tu los llevaste?- pregunta confundida. -Si Guillermina, los llevé, los acompañé y los voy a acompañar siempre. - aclaro sin dudar. -Pues entonces tu también estás muerta para mi. Traidora. - y cuelga la llamada. ¿Pero a esta que le pasa? ¿Porque tanto odio a Anthony? No lo entiendo. Me doy un baño perdida en mis pensamientos y me acuesto a descansar. De pronto me encuentro en el parque de la universidad, viendo a mis amigos caminar hacia mi sonrientes y tomados de sus manos. Hace solo un par de meses que se casaron y faltan solo un par más para recibirnos. Se acercan y me muestran una imagen completamente negra con apenas unas líneas blancas. -Vamos a ser padres, amiga- la voz de Retanata esta llena de alegría- este es su cuerpo, estoy de 12 semana. Los abrazo compartiendo la felicidad con ellos y nos sentamos en el pasto, hasta que un sonido hace que todo se vea borroso y despierto en medio de mi cama empapada en sudor. Lloro. Lloro por mi amiga que no pudo conocer a su bebé, Lloro por Ezequiel que nunca conocerá a su mamá. Lloro por Anthony que la debe de estar pasando como la mierda sin Renata, lleno y rodeado de sus recuerdos. Y lloro por mi, por perder su compañía, su cariño, sus consejos y sus risas que eran mi alegría. Mi amiga era una parte de mi y ahora no esta nunca más. Lloro por la actitud de sus padres, que nunca quisieron a Tony e hicieron todo lo posible por separarlos. Desde arruinar sus entrevistas de trabajo a armar escándalos hasta lograr que lo echen. Lloro por su pedido, porque no podría traicionarla de esa manera que él me pide. Siempre fuimos nosotras contra el mundo, aunque todo el mundo estuviera en contra y siempre juramos permanecer fieles a nosotras aunque el mundo se derrubmara. En algún momento caigo rendida en el llanto, hasta que siento a mi madre tocar mi pelo una y otra vez y me arrojó a sus brazos para llorar como una pequeña, como hacía años que no pasaba. -Tranquila, cielo. Mamá está en casa, tranquila. Sus brazos me reconfortan y Lloro más de saber que él no tiene unos brazos desinteresados como estos. Entre hipidos, mamá me lleva al baño y me prepara la tina con agua caliente y sales aromáticas. -Date un baño y baja a desayunar con nosotros, cielo. Papá está ansioso por abrazar a su niña. - pide acariciando mi rostro y tratando de secar mis lágrimas. - Esta bien, ma. Los veo ahora. Se aleja con un simple movimiento de cabeza y una mueca en los labios. Temblando quito mi ropa y me meto a la tina hasta que el agua llega a mi cuello. No puedo pensar en nada justo ahora. El sueño de anoche me dejó mal. La extraño tanto que es difícil poder explicarlo con palabras. Luego de un rato, el agua comienza a enfriarse y se que debo bajar antes de que mamá vuelva a subir por mi. Me pongo un pijama largo y bajo en pantuflas. Ver a mi padre esperando por mi a los pies de la escalera, me hace sentirme en verdad amada. -Mi niña, ven con papá- extiende sus brazos y de inmediato me acurruco con él. -Hola papi. Los extrañé. -Ya lo sé mi cielo. Mamá está preparando ti destino favorito. - me besa la cabeza como cuando era niña. Llego a la cocina y me prendo en su espalda. -Alguien está mimos el día de hoy ¿a qué si Alberto?- mi mamá bromea con papá. -Si, Camila, pero es mi niña asique shu shu- y tira de mi brazo para volver a abrazarme. Yo me rio de ellos y juego a ir y venir hasta que este pronto el desayuno. -¿Cómo has estado, cielo? Lamentamos la demora, pero las tormentas dejaron el aeropuerto sepultado por dias- papá comienza a hablar. -La llevamos, papi. - es lo único que sale con una sonrisa fingida. -¿Y Anthony? - la miro dando a entender que va igual que yo- Deberías invitarlo para que pase unos días acá y le ayudemos con el bebé. ¡Me muero por conocerlo!- exclama toda emocionada. -Adaptandose a su nueva realidad y tratando de solucionar los problemas que le causa la familia de Renata- comento realmente enojada con Guillermina. -No entiendo, cielo- mamí mira a papá- La última vez que hablé con ella dijo que estaba todo bien y que se llevan de maravilla pese a todo. -Pues anoche me dijo lo contrario- mis padres se miran asombrados- incluso dijo que no lo quiere ni ver. -Oh por Dios- expresan y yo les cuento todo.
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