6 El abogado.

1001 Words
Anthony. Anoche traté de hablar con Nicole para contarle lo qie esta pasando con la familia de Renata, pero no se lo tomó muy bien que digamos. Esa señora me odia y aun no comprendo porque. Para ella no fue suficiente quitarme todas las posibilidades de trabajo que tenía mientras estudiaba, hacerme correr de mis míseros trabajos de medio tiempo qie adquirí para poder darle a su hija lo que estaba en mis manos. No. Ella me quiere destruido y sin razones. Por el momento estoy trabajando para los padres de Nic y tengo una licencia especial para cuidar a mi hijo hasta los cuatro meses, pero después de ese tiempo tengo que volver a medio tiempo y tengo que encontrar a alguien que lo cuide. En el celular tengo el contacto del abogado que trabaja para la empresa de los Marín, pero no quiero hacer uso de él a menos que sea estrictamente necesario. Los cuarto años de universidad que compartí con Renata están retratados en cada pared de casa. No puedo olvidar la primera vez que mis ojos la vieron. Su cabello rojizo suelto en perfectas ondas, sus ojos verdes y sus mejillas repletas de pecas, como el sol detrás la hacía brillar como un ángel. Su sonrisa y sus labios finos, sus manos delicadas y su vestimenta recatada y tan sensual a la vez. Quedé perdido en sus ojos, mismos ojos que ahora me tienen perdido en nuestro hijo. No lo esperábamos porque queríamos recibirnos primero, pero una noche de descuido nos regaló lo mejor de la vida y también fue lo que se la llevó. Mi mente se empeña en recordar una y otra vez el día en que todo cambió. Como nos encontrábamos cenando en nuestra casa, con sus padres aquí ya que querían estar cerca de su nieto cuando naciera. La recuerdo cocinando con su madre en nuestra pequeña cocina y como sonreía feliz de tenerla en casa desde hacía unos meses. Habían llegado a un acuerdo de respetar lo que teníamos y lo mantuvo al pie de la letra hasta que se fue y nos dejó solos a su hijo y a mí. La cena se había servido y puedo jurar que aún huelo el aroma de la lasaña sobre la mesa, el olor de los batidos con vitaminas que le había recetado el doctor para que nuestro hijo creciera fuerte y el sabor del vino tinto en mis labios. Comenzamos tranquilos hablando del cuarto de Ezequiel, de la fecha en que sería bautizado y de que por fin veían lo bueno que Renata pudo ver en mi al mirarla con amor. Un simple sonido cambió todo para todos. El vaso con su batido calló al piso rompiéndose en mil pedazos y las manos de mi esposa fueron a su vientre antes de mirarme con pánico y devolver toda la comida frente a nosotros. La cargué en mis brazos y la llevé por el ascensor directo al auto de mi suegro. No tardamos nada en llegar al hospital, ni los médicos en ingresarla con ella prácticamente inconsciente. Fue la última vez que vi los ojos de mi esposa antes de darle un beso y un té amo que apenas respondió. Nadie entró con ella porque no nos lo permitieron. La sala estaba en silencio y solo nuestros llantos hacían eco por todos lados. El matrimonio Urquiza se abrazó en un llanto solo y yo me perdí en mi mundo por lo que parecieron horas. El sonido de unos zapatos caminando a prisa me dijeron que alguien estaba aquí y rogué al cielo qie fuera Nicole, pero era su hermana Daniela, quien solo me miró con odio y fue con sus padres. Las puertas de emergencia se abrieron y la doctora Sofía apareció por ellas. -Tuvimos que hacer una cesárea de emergencia porque había sufrimiento fetal. - dice mirando directamente mis ojos, ya que nos conocíamos de la universidad- Ella tubo una hemorragia que no pudimos controlar. Lo siento mucho. - miró detrás de mi- De verdad lo siento, Daniela. Y un pozo de abrió debajo de mí. Todo lo que amaba estaba en ese lugar, todo y solo me quedaba mi hijo. ¿Qué iba a hacer con un bebé tan pequeño y sin mi esposa conmigo? ¿Todo lo que toco lo arruino? Mis pensamientos fueron cortados cuando Dylan me levantó del piso y me dió con su puño cerrado. -Esto es tu culpa, maldito. Si no estuvieras en su vida, mi hija estaría conmigo infeliz- me gritó antes de darme otro piñazo. Solo pude dejarme caer en el suelo, porque tal vez tenía razón. Tal vez si nunca me hubiese conocido no habría pasado por esto. Lloré por horas hasta que una enfermera me preguntó si quería ver a mi hijo. -Venga por acá señor. Lo tenemos en la incubadora porque tragó líquido, pero esta todo bajo control. En un par de días puede llevarlo a casa- me sonrió tranquila y yo ya no sabía donde queda casa. Nicole llegó un par de horas después, cuando los Sosa se habían ido, olvidando que aquí quedaba un trocito de su hija, una hija que dió la vida por él. El golpe en la puerta me aparta de mi miseria y voy a abrir. -Espero que hayas tomado una decisión, Anthony. No voy a permitir que crees a mi nieto solo. - la señora Sosa me habla desde la puerta y solo veo rojo. -No estoy preparado para hacer eso. Yo aún amo a su hija, señora. No puedo casarme con alguien a los dos meses de perderla. -Pues puedes casarte con Sofía. Es cercana a la familia y va a ayudarte con la criatura. - responde con aires de diva. -Está usted loca si piensa que me voy a casar con esa mujer.- esta mujer está loca. -Pues puedes prepararte para perder a Ezequiel, porque ya te lo dije. O te casas nuevamente antes de sus tres meses o lo pierdes para siempre.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD