La última voluntad de Gustavo

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— ¿Qué haces aquí? ¡Eres un pervertido! ¡Fuera de aquí! — gritaba Miranda mientras tapaba sus pechos con sus manos. — Cálmate No tienes por qué ponerte así, Además no es algo que no haya visto antes, solo que tenía mucho tiempo sin verlo. — Salte del baño inmediatamente Carlos. — Pues la verdad es que no sé cómo piensas hacer a partir de ahora, porque esta noche voy a dormir aquí en nuestra habitación. Así que solo te queda acostumbrarte ternurita. — Pues no tengo ningún problema en ir a dormir a la habitación de huéspedes con tal de no tener tu respiración encima de mí. — Creo que aún no has entendido nada de lo que hablé contigo Miranda, te dije claramente que tienes que estar a mi lado quieras o no, porque de lo contrario vas a pasar el resto de tus días en la cárcel y allá no vas a encontrar un jacuzzi como este para darte un baño te espuma como tanto te gusta. Miranda estaba cada vez más estresada al ver que la situación con Carlos cada día empeoraba, sabía perfectamente que era capaz de cumplir con sus amenazas de enviarla a la cárcel, así que no le quedó otra alternativa que aceptar dormir en la misma cama con él hasta esperar encontrar una salida todo esto. (…) Al día siguiente…. Había llegado el momento de la lectura del testamento, Ámbar se encontraba acompañada de Samuel y Katrina, esperando a que el abogado de Gustavo comenzara con la lectura. — Doy comienzo a la lectura de la última voluntad el señor Gustavo…… El abogado comenzó a leer todo el testamento mientras Ámbar y Samuel estaban ansiosos esperando el momento en el que pudieran escuchar que toda la fortuna iba a pasar a manos de Samuel. — He decidido que mi última voluntad sea que mi hijo Samuel herede toda mi fortuna siempre y cuando tenga un hijo dentro del vínculo matrimonial y pueda ser comprobado que ese niño lleve su misma sangre, de lo contrario no recibirá un solo centavo de mi herencia y esta pasará a una fundación benéfica. Otra de mis peticiones es que si mi hijo llegara a cometer adulterio y este se llegara a comprobar, inmediatamente perdería toda la fortuna y pasaría en su totalidad a su actual esposa, pero siempre y cuando esta ya tenga un hijo con él, que como le dije al principio se pueda comprobar a través de una prueba de ADN que lleva la sangre de Samuel. — Señores hemos concluido con el testamento. El abogado terminó con la lectura del testamento mientras se levantaba de la silla e introducía todos los documentos en su portafolio, mientras Ámbar se había quedado a la expectativa de saber si eso era todo lo que decía El testamento. — ¿No me diga que ya terminó? — Sí señora Ámbar, efectivamente eso es todo. — ¿Pero cómo va a ser todo? Yo soy la esposa de Gustavo y no puedo creer que no me haya dejado nada a mí. — Señora Ámbar, claramente fue la voluntad del señor Gustavo y solo les queda aceptarla. — ¿Pero cómo me va a decir a mí que debo aceptarla si ni siquiera mi hijo está siendo beneficiado de forma inmediata? Samuel debe esperar que su esposa Katrina salga embarazada para poder recibir lo que por ley le corresponde. — Señora lo siento, pero yo no puedo hacer nada más, solo fui el abogado del señor Gustavo y estoy haciendo lo que me corresponde que es transmitirles a ustedes que son su familia lo que ha sido su última voluntad. Con permiso me retiro. El abogado se marchó de La Mansión dejando a Ámbar totalmente inconforme e incrédula con lo que había decidido Gustavo. Katrina estaba un poco incómoda ya que veía la tensión que tenía su suegra y especialmente Samuel al que veía muy nervioso y al mismo tiempo retraído. — Samuel cariño, no me gusta verte así, por favor trata de calmarte. — Es que esto es una locura, prácticamente no tengo ni un solo centavo al menos que tengamos un hijo. ¿Te das cuenta? — Te entiendo perfectamente, pero yo no le veo nada de malo, siento que tu padre lo que quiso fue asegurar tu futuro y que no fueras a despilfarrar la fortuna que tanto esfuerzo le ha costado. — ¿ Pero te das cuenta que si llego a serte infiel pasará toda la fortuna a tus manos? Samuel estaba tan cegado de La rabia que en un impulso le dijo esas palabras a Katrina sin pensar, e inmediatamente la hizo reaccionar contestándole de forma hostil: — ¿ Y qué es lo que te molesta? ¿Que no puedas serme infiel? ¿Te das cuenta de lo que acabas de decir? — Por favor Katrina no quise decir eso, lo que pasa es que estoy un poco contrariado con todo esto, han sido muchas cosas que me han pasado en los últimos días que no he podido asimilar. — Pero sabes que soy tu esposa y puedes confiar en mí. ¿ Qué te está pasando? ¿Por qué estás tan distante? Antes de que Samuel pudiera responder a las preguntas de Katrina, Ámbar intervino diciendo: — Tienen que tener un hijo lo más pronto posible o de lo contrario no veremos ni un solo centavo de la fortuna de tu padre. — Pero madre me estás presionando demasiado, es una locura tener un hijo nada más con la finalidad de recibir la herencia. — Pues sí te estoy presionando y a ti también Katrina, tienen que darse prisa para tener un hijo si quieren disfrutar de la herencia de Gustavo. — Con todo respeto señora Ámbar, pienso que tener un hijo es una decisión muy importante y responsable, y por otra parte yo no necesito de la herencia del señor Gustavo, como bien lo saben mi padre es el dueño de una gran fortuna la cual voy a heredar tenga o no tenga un hijo. Y si me disculpan me voy a mi habitación. Katrina estaba muy contrariada con todo lo que estaba sucediendo, ella se sentía de alguna forma utilizada ya que se estaba dando cuenta de que la premura de Samuel en casarse con ella era principalmente por lo de la herencia. Samuel apretó los puños de sus manos con todas sus fuerzas mientras pensaba: ” Pensar que ese hijo ya viene en camino pero es con Miranda, me siento entre la espada y la pared porque sí se llega a saber que Miranda es mi amante, perdería todo y quedaría por completo en la calle”
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