Un mes después….
Después de la lectura del testamento habían pasado varias semanas en las que Miranda había decidido permanecer encerrada en su habitación a consecuencia de la fuerte depresión por la que estaba pasando.
No había podido hablar con Samuel, ya que Carlos vigilaba constantemente cada uno de sus pasos y ella por evitar que tomara una decisión drástica que le pudiera causar daño, prefería permanecer aislada de todo lo que tuviera que ver con él.
Su hija Kasandra había ido a visitarla varias veces, sin embargo no había querido recibirla, cosa que la tenía muy preocupada ya que no sabía lo que estaba pasando realmente. Con el único que tenía comunicación era con su padre, el único que la mantenía al tanto de la salud de su madre.
En todo ese tiempo Samuel había intentado embarazar a Kasandra, pero sin embargo ya había pasado un mes desde su boda y aún no lograba quedar embarazada, cosa que tenía muy preocupado a Samuel y a Ámbar. Ya que no tenía acceso a un solo centavo de la fortuna de su padre y cada día se les hacía insostenible el poder mantener los gastos de la enorme mansión.
Samuel estaba desesperado, además de no poder hablar con Miranda y saber cómo se encontraba. No sabía si aún continuaba con su embarazo o no, era realmente desesperante para él vivir en medio de toda esa incertidumbre.
Aquello era muy confuso para él, puesto que no sabía que Carlos estaba enterado de todo y que había asumido ser el padre de ese hijo. Sin embargo, Kasandra no estaba enterada del embarazo de su madre, pero no iba a pasar mucho tiempo para que todo se supiera ya que Carlos estaba planificando darle a Miranda y a Samuel una estocada final.
A pesar de que Carlos dormía en la misma habitación con Miranda, en todo ese tiempo no había tenido intimidad con ella, Miranda estaba renuente a que la tocara, sin embargo, él estaba siendo muy paciente ya que quería que fuera por voluntad propia que ella volviera a estar con él. Pero la poca paciencia que le había tenido se le estaba agotando, y solo estaba esperando el momento perfecto para que ella cumpliera con su rol de esposa.
(…)
Samuel se encontraba en el estudio que había sido de su padre, tratando de pensar cómo iba a resolver lo de las deudas que se estaban acumulando cada vez más.
— Samuel cariño, te he buscado por toda la casa, ¿Y qué haces aquí en el estudio de tu padre?
Agarró todas las facturas que se encontraban sobre el escritorio y las lanzó por el aire mientras decía lleno de coraje:
— ¡Deudas! ¡Deudas! ¡Y más deudas! ¿Te has dado cuenta de que estamos hasta el cuello de todo lo que debemos?
— Pero por favor trata de calmarte mi amor, ya verás que pronto encontraremos una solución a todo esto.
— La única solución es que tú te embaraces y hasta los momentos eso no ha ocurrido. ¿Cómo voy a hacer para mantener esta casa y todos los gastos tuyos míos y de mamá? Mi padre lo que hizo fue hundirme con su decisión de obligarme a casarme con….
— ¿Por qué te quedas callado? Anda termina de decirlo, tu padre te obligó para que te casaras conmigo para poder recibir la herencia, esperando además que yo te diera un hijo. ¿No es así o me equivoco?
— ¡Dios mío! Por favor perdóname Katrina, yo no quise decir eso, lo que pasa es que….
— Lo que pasa es que yo he sido una tonta que ha mantenido una venda en los ojos durante todo este tiempo. ¿Cómo no pude darme cuenta que te casabas conmigo solo por recibir la herencia de tu padre? Es que no pude verlo porque yo sí me casé enamorada de ti, llena de ilusión de que este matrimonio iba a ser lo más maravilloso del mundo para ambos y que íbamos a tener una familia feliz.
— Katrina, yo…Dios mío perdóname, sé que eres una gran mujer y yo sí te amo, las cosas no son como las estás viendo…yo..
— ¡No me digas nada Samuel! Todo está muy claro. Si yo estuviera embarazada las cosas serían totalmente diferentes, pero en vista de que no sé por qué razón no me he embarazado tú estás a punto del colapso. Es decir, que de mí depende que tú recibas tu herencia. Y lo más triste es que eso es lo único que te importa, porque prácticamente yo soy solo un objeto que tú has usado a tu antojo.
— Por favor cariño no te pongas así, yo no quise decir eso.. lo que pasa es que estoy atormentado con todo esto. No puedo seguir sacando de mis ahorros para pagar los servicios de esta mansión, se han ido acumulando todas las facturas y ni siquiera puedo pagarle a la servidumbre. Ya he tenido que despedir a dos empleados y por lo que veo creo que voy a tener que prescindir de todos, en especial de El ama de llaves.
— ¿Y yo qué culpa tengo de no poder embarazarme todavía?
Samuel se acercó a ella y acarició suavemente su rostro, estaba muy avergonzado por la forma como le había hablado. En el fondo estaba sintiendo algo especial por Katrina y más aún en todo este tiempo que habían pasado juntos y que además no había podido ver a Miranda.
— Perdóname cariño, tengo fe de que salgamos de todo esto juntos. Pero por favor no pienses que no te quiero porque no es así. Eres una mujer especial y me has hecho sentir cosas que antes no había sentido con ninguna mujer, me refiero a ese sentimiento especial que solo produce el amor. Pero estoy desesperado al mismo tiempo porque no sé cómo voy a hacer para mantenerte a ti y a mi madre. Siento que vamos a perderlo todo.
Katrina lo abrazó tiernamente, ella estaba muy enamorada de Samuel y a diferencia de él, ella se había casado muy enamorada. Así que se le ocurrió buscar la forma de poder ayudar a Samuel y a su madre a salir de ese atolladero en el que se encontraban por lo menos hasta que ella pudiera salir embarazada y así el poder recibir su tan anhelada herencia.
— Cariño yo creo tener la solución a todo esto.
— ¿A qué te refieres?
— Bueno…creo que podemos pedirle ayuda a mi padre, estoy segura de que él puede ayudarnos a salir de apuros, él tiene muchísimo dinero y sé que a mí no me va a negar absolutamente nada.
— ¿Qué? ¡No para nada! A tu padre sería la última persona a la que pediría ayuda.
— ¿Pero por qué? Tú mismo lo acabas de decir, estamos a punto de perder esta casa y ya no podemos pagar a la servidumbre, además cómo vamos a hacer para mantenernos en todo este tiempo si ya no tienes un solo centavo en el banco. Piénsalo bien mi amor, solo sería algo temporal hasta que yo salga embarazada.
Samuel estaba tan desesperado que no vio tan descabellado lo que Katrina le estaba proponiendo, además como no estaba enterado de que ya Carlos sabía la verdad, pensó que tal vez pudiera ser una salida a tan grave problema. Además enseguida pensó en que podía por fin hablar con Miranda y saber que había pasado con lo de su embarazo.
— ¿Y qué propones? ¿Qué le vas a decir a tu padre?
— Voy a decirle lo que está sucediendo y que solo es cuestión de tiempo hasta que yo me embarace y se cumpla la cláusula que tu padre ha puesto en el testamento, cuando tú recibas tu herencia le devolveríamos a mi padre todo el dinero que nos haya prestado. ¿Qué te parece?
— Creo que no queda otra alternativa o de lo contrario dentro de muy poco tendremos que dormir en la calle.
(…)
Carlos y Katrina habían decidido ir a visitar a su padre y al mismo tiempo aprovechar de ver si por fin podía ver a Miranda en vista de que tenía muchos días sin hablar con ella.
Carlos estaba más recuperado, a pesar de que aún caminaba apoyado con el bastón, hablaba con más desenvoltura y su salud había mejorado notablemente. Sandra aún se encontraba viviendo en la mansión, sin embargo, la convivencia había sido realmente un infierno ya que ella amenazaba a Carlos constantemente con decir toda la verdad sobre su relación con él y además de la hija que tenían en común, si él no tomaba una decisión definitiva para divorciarse de Miranda y darle a su hija parte de su fortuna.
(…)
Había sido muy sorpresivo para él recibir a su hija con Samuel, al cuál no veía desde el funeral de su padre, sin embargo, a Carlos le convenía fingir ante él que no estaba enterado de nada, ya que esa era su forma de vengarse tanto de él como de Miranda.
— Pero qué sorpresa verlos a ustedes por acá, caramba Samuel, no te veía desde el funeral de tu padre, siempre que mi hija viene a visitarnos le pregunto por ti. ¿Puedo saber a qué se debe su visita?
Samuel muy nervioso le extendió su mano temblorosa mientras lo saludaba con la misma amabilidad con la que él lo había recibido y por supuesto forzando una sonrisa que Carlos pudo notar inmediatamente que era falsa:
— ¿Cómo está señor Carlos? Para mí también es un gusto verlo.
— ¿Estás seguro Samuel que te da gusto verme? Porque estás temblando y tienes la mano fría. ¿Acaso me tienes miedo?
— Ay papá por favor no empieces y deja a Samuel tranquilo. Por cierto, ¿Dónde está mamá? Me tiene preocupada, no ha querido contestar mis llamadas. ¿Acaso está enferma?
— ¡No! Para nada, ella se encuentra de maravilla, es más voy a decirle que baje para que venga a saludarlos, estoy seguro que le va a dar gusto verlos juntos, especialmente a ti Samuel.
— ¿A mí?¿A mí por qué? — dijo nervioso.
— Bueno porque ella me ha hablado muy bien de ti y ha aprendido a quererte como a otro hijo. Al igual que yo que también te tengo una gran estima. Pero me encanta que hayan venido porque Miranda y yo le tenemos una gran noticia, pero siéntanse como en su casa voy a subir a la habitación a buscarla.
Samuel miraba Katrina lleno de nerviosismo sin que esta se imaginara siquiera el porqué él se encontraba así.
— Cariño por favor trata de calmarte, ya ves que mi padre es todo un amor, ya vas a ver que cuando hablemos con él no va a escatimar en nada para ayudarnos.
— ¿Pero qué será eso que tiene que decirnos?
— La verdad es que no sé, pero debe ser algo muy importante de luego fue a buscar a mamá.
Mientras Samuel y Katrina esperaban en la sala a que bajara Miranda y Carlos, él había entrado a la habitación y al verla acostada en la cama como había permanecido las últimas semanas, le quitó la cobija violentamente mientras le decía:
— ¡Levántate de la cama Miranda! Ponte algo decente y arréglate muy bien, tenemos visitas y necesito que bajes inmediatamente conmigo.
— Déjame en paz, no quiero ver a nadie.
— Abajo está nuestra hija con su esposo Samuel y necesito que bajes inmediatamente. ¿O quieres que le diga de una vez toda la verdad a Katrina?
— ¿Samuel está aquí? ¿Pero y qué pretendes hacer? ¿Para qué me quieres obligar a que baje?
— ¡Te he dado una orden! ¡Vístete o hago que tu hija suba a la habitación!