Las imágenes de lo ocurrido anoche están presentes la mañana siguiente. Mantengo mis ojos cerrados tratando de calibrar como afrontar un nuevo día. Anoche, después de que Arslan nos sacara de la ducha. Fue muy paciente. Me ayudo a cambiar la ropa y me metió a la cama antes de darme un calmante. Lo último que recuerdo, fue a él sentado junto a mí, mientras el sueño me vencía. Me muevo un poco y siento un brazo que me tiene rodeada. Abro los ojos y me doy la vuelta para encontrarme a Arslan dormido. Acaricio su rostro. Con los ojos cerrados, levanta su mano y toma la mía, que está en su mejilla. Antes de llevársela a los labios y dejar un beso, al tiempo que abre los ojos. —Buenos, días— susurra en voz suave. —¿Son realmente buenos? —replico en voz baja. —Despertar cada día viendo tu